miércoles, 25 de mayo de 2011

Las cosas son (o no) lo que parecen

La mayoría de las veces las cosas no son lo que parecen o, al menos, no son como a uno le parece. Por ejemplo, cuando uno madruga para correr la secuencia de la preparación de la carrera puede variar ligeramente dependiendo de si uno es el que sale a correr o el que se queda en casa.

LO QUE PIENSAS QUE PASA

1.- La noche de antes cenas de forma equilibrada, con una mezcla equilibrada de cereales, hidratos de carbono, proteínas, verduras, sales minerales. Como complemento, tomas una bebida carbohidratada, y una reducida porción de postre lácteo acompañado de alcaloides para estimular la carrera del día siguiente.
2.- Te despiertas a las siete menos algo.
3.- Te despiertas justo en el momento en el que suena el despertador, con una suave melodía, parándolo cuidadosamente.
4.- Te levantas ejecutando un doble salto mortal que roza la perfección técnica, aterrizando de pie sobre las puntillas. Si Nadia Comaneci te viera en ese momento lloraría de emoción.
5.- Expulsas el metano acumulado en el cuerpo en forma de pedo perfecto 0,0%: sin ruido, sin olor, sin manchar.
6.- Dado que tienes una vista de infrarrojos, tan sólo necesitas una pequeña luz, del tamaño de un llavero.
7.- Sigilosamente buscas (y encuentras) la ropa que te vas a poner y que la noche de antes has dejado debidamente preparada en la parte externa el cajón.
8.- Vas a la cocina, a desayunar algo ligero: frutas y pan integral.
9.- Para acompañar pones la radio, en la que están emitiendo un interesante programa cultural, a un volumen bajo, pero audible a esas horas de la mañana.


10.- Le das un suave beso a tu mujer (que está durmiendo), sin que se despierte.
11.- Te vistes sin hacer ruido, coges la basura y te vas, cerrando la puerta muy despacito para que no se despierte nadie.
12.- Sales a correr y haces seis series de mil metros perfectas, empezando a tu ritmo de competición y bajando cuatro segundos por serie, terminando al 100% de tu FCMáx.


LO QUE REALMENTE PASA

1 . La cena completa consiste en un bol de palomitas de microondas, dos hamburguesas con queso, tomate, lechuga, pepinillos, cebolla y tres cervezas. Y de postre, un brownie con chocolate.
2. Te despiertas a las seis y pico.
3. Después de sonar tres veces el “Enter Sandman” de Metallica, te dan un codazo para que lo pares de una puta vez. Lo paras, cayéndose el teléfono en el intento, junto con las trescientas cosas que tienes en la mesita de noche acompañado de un “¡joder!”.
4. Del susto te metes una hostia contra el suelo, también acompaña de un “¡joder!”. Como no te ha visto nadie, no te duele.
5. Te tiras un peo de mil pares de cojones que asusta hasta al perro. De 0,0% nada de nada. El aroma de ni hogar se extiende por toda la casa, y dejas una pista de scalextric en los gayumbos que a ver cómo se va.
6. La luz del pasillo se cuela por todos los rincones de casa, haciendo que todos se revuelvan en la cama para intentar seguir durmiendo.
7. Te pones a abrir todos los cajones sin encontrar lo que buscas. Al final te pones lo primero que encuentras, previa exclamación de varios “¡joder!”, “¡cogonlaputa!” y con la firma promesa que la próxima vez no te pasa. Sí, sí….
8. Desayunas una tostada doble con zurrapa y un café con leche.
9. En la cocina pones la radio con un volumen que ni en la final de la Copa del Mundo. La tertulia mañanera de los encabronados de turno está debatiendo otra vez sobre si Zapatero debe dimitir o debe tirarse en paracaídas sobre Fukushima vestido de legionario.


11.- Al darle un beso a tu mujer tropiezas, te caes encima de ella, dándole un susto del copón, que hace que se despierte.
11. Tropiezas mientras te pones las mallas, y no te hostias de milagro. Se te olvida la basura OTRA VEZ y das un portazo que los vecinos piensan que ha reventado la conducción del gas.
12. Sales a correr y penas como un galeote. La zurrapa hace su efecto desde el kilómetro cero, en forma de retortijones. Aceleras, te paras, vuelves a acelerar, vuelves a pararte. No haces ni dos kilómetros.

lunes, 23 de mayo de 2011

Adiós mediodía, hola madrugón

Me parece que he empezado mi temporada de madrugones para correr. No es que me esté pegando un madrugón de la hostia; simplemente me levanto media hora antes, entro a currar un cuarto de hora más tarde y lo compenso con un cuarto de hora menos a mediodía de hora de comida. Speaking in silver, me levanto a las 07:00, y a las 07:30 corriendo como un campeón.

El año pasado no empecé hasta finales de Mayo. Como somos animales de costumbres nos resistimos voluntaria o involuntariamente al cambio, pese a que intuyamos que es para mejor, de ahí que me chupase varias sesiones a mediodía con bastante calor. Bien por alguna que otra borrasca (que las hubo), bien por resistirme a levantarme antes de las siete, hasta que no se hizo patente el calor no cambié el chip (ni la hora). Y el caso es que hasta principios de Noviembre estuve corriendo por la mañana, hasta que el frío y la oscuridad me hicieron ver que a mediodía se podía ir mejor ¿Qué decíamos de la costumbre?.

A mediados de mayo el sol está en todo lo alto a las siete y media de la mañana; normal, que estamos a cinco semanas del solsticio de verano. Eso sí, la temperatura es mucho más agradable que a mediodía (de 13º a 27º, casi nada), hay más humedad y más sombra (elemento injustamente infravolarado pero importantísimo).

Hace dos semanas estuve penando a 157 PPM para unos tristes 4:40 (en Marzo, con esas pulsaciones, “volaba” a 4:28), La semana pasada, de madrugada, los registros fueron má “normales”, desde los 4:35 con 153ppm a los 5:05 A 140 ppm.

Lo que me parece que voy a dejar son las series hasta después del verano; hay que ser realistas, por las mañanas uno puede tener ganas de activar las endorfinas, pero de ponerse al límite puede que no. Pero si es que media hora antes uno estaba a 35-40 ppm tumbadito en la cama, y pasar a 170/180 ppm en media hora es demasiado.

jueves, 19 de mayo de 2011

Entrenamiento Cruzado

Mi amiga funcionaria me ha hecho redescubrir el gusto y las bondades del entrenamiento cruzado. El domingo pasado, bien prontito (a partir de las diez el carril bici está petado), agarré mi bici para meterle caña durante un par de horas. Nada más salir, una leche en el pecho de siete grados “¡¡hooooohtia, que frío!”; pero como uno es como es (y tiene el chip runner de empezar a sudar a los cinco minutos) tiré p’adelante, eso sí, pedaleando “ero, os, ero, os” y cantando “soy un novio de la muerte que va a unirse en lazo fuerte con tal leal compañera”. Afortunadamente, el primer tramo era de subida, con lo que tardé más o menos poco en entrar en calor (unos seis kilómetros de nada, vamos, que lo hice casi sin respirar).

En una de esas rectas de Montecarmelo noto que los brazos van para abajo, con el manillar… y mi cuerpo se queda en el sitio, con el cuadro de la bici. “¡¡¡¡otiaputa! ¿qué coño pasa?” Pasa, gilipollas, que no has revisado en meses los tornillos de tu bici. Mucho mirar los frenos, la cadena y los enganches de la rueda (lo cual es necesario), así que ahora te jodes y te buscas la vida, que estás a nueve kilómetros de casa.

Afortunadamente, y siendo domingo, hay muchos ciclistas samaritanos. ¿A quién pedirle el favor? Desde luego, al que tiene una bici muy nueva, no, que la está estrenando. A la de la bici rosa con transportín y alforjas, descartado; ésa tiene demasiado con que no se le muevan mucho los pendientes a juego con la pulsera y con las gafas de sol fashion de mercadillo (aparte de las sombras de ojos y el pintalabios, ¿qué coño llevará en las alforjas? ¡¡que el carril bici no es el Camino de Santiago!!).

Hay que buscar a quien lleve una bici curtida en mil batallas, y preferentemente una muntainbaic, que son las que más se joden por esos caminos de tierra y pueden precisar una labor rapidita de chapa, pintura y puesta a punto. Y a la primera, oye, asalto a un guiri que me presta su Allen del seis ¡¡¡y me pide perdón porque la herramienta estaba vieja!!! Uno, que ha hecho la mili, sabe que en la guerra cualquier agujero es trinchera, y que, por tanto, cualquier herramienta, por muy vieja que esté te saca del apuro en un momento dado.

Dejando aparte esta incidencia, la salida globera se concretó en cuarenta kilómetros en casi dos horas, con una “estratoférica” media de casi 22 km/h. El día siguiente, con mis cuádriceps y glúteos estirados por el ejercicio del día anterior, “volé” a 4:34 el kilómetro en el JC1, con unas más que aceptables 153ppm (nada que ver con los tiempos discretos de la semana anterior. Y es que el calor se nota mucho.

Esta semana igual tengo que volver a ver a mi funcionaria favorita, a ver qué me falta esta vez. ¿el libro de firmas de la primera comunión? Por si acaso me lo llevo.

A partir de ahora no se me olvidará (además) la navaja multiusos del decartón. Recopilando: llevo móvil, casco, veinte pavos por si acaso, pañuelos de papel (por si se sale la cadena cuando uno va al curro), herramienta, bomba de aire… vamos, McGyver haría con todo ésto y una bolsa de sugus una bomba de uranio empobrecido.

Qué tiempos aquéllos en los que se salía con veinte duros, y no precisamente para llamar.

sábado, 14 de mayo de 2011

San Isidro en la Seguridad Social

No me cabe la menor duda de que el Ministerio de Sanidad se preocupa por el estado general de la salud de los ciudadanos. Lo que no sabía es que la Seguridad Social también se preocupara porque hiciéramos más deporte, programándonos entrenamientos cruzados, novedosa técnica de entrenamiento que básicamente consiste en combinar entrenamientos con deportes diferentes pero normalmente complementarios (como el running y la bicicleta).

Me explico: el viernes pasado fui a hacer una gestión a la Seguridad Social, en su oficina de García Noblejas (Madrid). Fui en bici (8 kms de ida y otros tantos de vuelta, total 20-25 minutos), aparte de por convicción porque no había otra (el transporte público transversal funciona como el culo, e ir en coche es un infierno por el aparcamiento, que lo tienes que dejar como Homer Simpson, al lado de casa y teniendo suerte), “disfrutando” del “carril-bici” de dicha calle (acera pintada de rojo, de no más de 0,60 metros de anchura, invadida por motos aparcadas, cubos de basura, sombrillas de terrazas… me río yo del trail… este carril sí que ofrece emociones).

Juro que lo tenía todo: el certificado de empresa que me había servido en otras ocasiones, fotocopias varias de documentos personales, la blanca y el carnet del Blockbuster. Después de esperar mi turno turno, me dirijo al puesto asignado y la funcionaria de marras, después de revisar toda la documentación, me espeta “¡¡¡uuuuuuyyyyyyy!!! Pero si tu empresa no le ha puesto un sellito… no sé cómo se empeñan en no ponerlo” yo, incrédulo, le respondo “verá, somos 30.000 empleados, muchos de los cuales hemos traído al mundo contribuyentes que pagan su sueldo, seguro que está bien”. “¡No!, esto es una fotocopia, y me puedes engañar” “¿en qué, en la base de cotización que puedes leer en tu aplicación (para ello hay que cerrar el Hola.com), en la fecha de baja que te comunica mi empresa?..””Hace falta un sello”. Total, viendo que había entrado en un bucle de difícil solución y que empezaba a exhalar humo por las orejas, nariz y boca opté por irme. “Si vienes la semana que viene recuerda que la jornada es reducida por San Isidro” “¿Más aún?”. Y ahí que dejo a la funcionaria, que tenía una cara como la de la niña del exorcista ante los retortijones que le producía una semana de estreñimiento.

Como en el artículo de Larra le faltó decirme “Vuelva usted mañana”.

En fin para darle un poco más de cancha y que se repusiera del susto, el jueves de la semana siguiente me presento en la oficina con mi bici. A pesar de ser la semana de San Isidro, no hay un chulapo con un organillo en la puerta de la Seguridad Social. En la oficina no hay verbena, ni una mala cinta con chotis. No hay farolillos, sólo carteles de sindicatos y fotos de la playa de Santander. La música ambiental es de ascensor. No hay rosquillas, no huele a chocolate, sino a ambientador barato, y mi funcionaria favorita no viene vestida de chulapa ni con un triste clavel reventón en el ojal. ¿no era San Isidro?. Esta vez lo llevo todo, lo mira, lo revisa. Ve en su pantalla que la información de mi empresa es correcta. Y aquí que empieza a convulsionar, pero sin echar espuma por la boca. ¿Retortijón? Oliendo que el ambientador se difuminaba (y no precisamente por el olor a churros que el segurata estaba cocinando) empiezo a pensar que sí, y lo que antes era truño-como-puño enquistado ahora es más etéreo, y se le ilumina la cara con una felicidad indescriptible y empieza a cantar “Walking on sunshine” en versión chotis, que para eso es San Isidro; ¡¡hasta me regala una fotocopia!!

Está visto que las barritas de All-Bran obran milagros. Así que me fui contento en mi bici al curro, con mi entrenamiento cruzado semanal realizado casi sin quererlo por obra y gracia del exceso de celo (profesional) de una funcionaria.


Por si alguien quiere visualizar el contenido de mi peripecia, tenéis un ejemplo en este vídeo de yutú:





martes, 10 de mayo de 2011

Pinocho

Un axioma bancario establece que “el papel lo aguanta todo”. Para los que no están familiarizados con este mundillo tan denostado significa que todos los planes de negocio son viables con unas previsiones de ingresos que no suelen estar basadas en estudios serios sino en una declaración de intenciones. Estamos en campaña electoral ¿y cuándo no? el 22 de Mayo son las elecciones municipales y autonómicas (regionales) en España, y haciendo un paralelismo se podría decir que “El Programa lo aguanta todo”.

Todo programa político recoge una serie de brindis al sol con el único objetivo de sugestionar a los incautos que se crean las declaraciones de intenciones recogidas en los programas. El problema de las elecciones es que siempre hay un partido (o más) que gana, y toca pelo. Y, claro, hay que repartir dádivas, prebendas, puestos, dietas y todo el botín entre todos los miembros (y “miembras”). Y luego, si te he visto no me acuerdo. “¿Programa? ¡¡Ah, sí, el de la tele!!”, y a los pobres que creyeron que le iban a construir tal centro de mayores o ese carril bici que les den por el orto; total como vivimos en una sociedad con memoria de pez seguro que se olvidan.

Todas estas reflexiones vienen al hilo de un asunto particular en Madrid, el del desprecio municipal hacia todo lo que sea bicicleta por parte de su alcalde, Ruiz-Fanfarrón y la concejala de Medio Ambiente, la “esposísima” Ana Botella, duquesa consorte de Aznar, que, entre otras lindezas, dice que la calidad del aire en Madrid es la mejor de la historia (lo de la minúscula es de cosecha propia) o que la culpa de la contaminación es del aire africano (suena a contubernio judeo-masónico). Ayer se dieron un “paseo” en bici por la penúltima gallardonada, el faraónico Madrid Río. Las fotos que se pueden ver en cualquier periódico los muestra paseando en paralelo, sin paseantes, patinadores, ciclistas o perros que les molesten y en unas bicis de montaña que, como todos sabemos, son lo más indicado para ir en una ciudad como Madrid y en un parque tan agreste como el de la ribera de un río. Van con ropas tan cómodas y prácticas como los pantalones blancos de la botella y llevan gafas de sol de marca. ¿Cabe mayor grado de cinismo?

Ahora dicen que van a hacer no sé cuántos kilómetros de carril bici, calles ciclables, calles 30 y demás pajas mentales. Lo mismo que dijeron hace cuatro años. Lo mismo que dirán dentro de cuatro. Porque han asumido que somos gilipollas, y que no recordamos nada cuando dejamos la tele en stand by. Y que, llegado el caso, la mayoría de la gente les termina votando en base al voto “útil” o el voto del “miedo” (que viene la derecha, que vienen los rojos). Lo patético es que la oposición no parecen mucho mejores. Prometen lo mismo, se las dan de más amantes de la bici que nadie y de fomentar más el deporte que ningún otro. Que yo sepa, el Lissavetky éste no ha hecho deporte en su puñetera vida y sólo ha sido campeón en zampamiento de canapés (modalidad de tres en tres), en bebercio de güisquis de malta por la patilla (modalidad on the rocks) y en avistamiento de partidos de deportes varios by the face.




¿Y ahora nos piden que les votemos? Eso, botémoslos.