No tenía pensado correr esta
carrera. Ésta ni ninguna otra. No tenía ganas de competir desde MAPOMA (tengo
pendiente una crónica). Pero hace 3-4 semanas un amigo me ofreció un dorsal de
gañote sin ser fotocopiado ni robado de wallapop… una empresa se lo ofreció
para sus conocidos.
Y, claro, como para tantas otras
cosas, a un dorsal no se le puede decir que no. Bien sea por superstición o por
premonición, el caso es que cuando a un corredor le ofreces un dorsal lo deja
todo y va. Da igual que sólo cueste diez euros, lo importante es el detalle.
Después del “maratón blues” la
vuelta a los entrenos ha sido progresiva. Lenta. Con pocos kilómetros. Sin
llegar a la velocidad de crucero de 40-50 kms semanales. Sin rodajes o de poca
distancia (15 kms). Y de velocidad, poquita. Hay que oxigenar.
Con este bagaje me presenté el
domingo al lado del Palacio de los Deportes. Odio los apellidos comerciales de
sitios tan emblemáticos con nombres comerciales. Joder “Palacio de los
Deportes” es ya de por sí un nombre mítico y evocador que nada tiene que ver
con la mierda ésa del “Barclaycard Center”. ¿Os imagináis dentro de veinte años
discutiendo sobre qué concierto fue mejor si el de Estopa en el BC Center o el
de Manolo García en el CukiMonster Center o el de Auryn en el Chupiguay Center?
En fin, todo por el “branding”.
Mis sensaciones y mi idea era
hacer en torno a 42:00-43:00. Perfil exigente con cinco kilómetros de subida
tendida desde Cibeles al Bernabéu ¿premonición de algo grande el sábado?,
sensaciones de semanas anteriores… me invitaban a ser prudente.
Sin dilaciones me meten el cajón
de sub40 “porque tú lo vales” me dicen los compañeros. Y allí que me pongo con
morlacos de estos que salen en estampida como ñúes. El cajón,
sorprendentemente, se respetaba a pesar de no tener ningún control… parece que
algo estamos madurando.
Pistoletazo de salida y
estampida. Salida muy rápida… joder, en el cajón en el que estaba como para no…
Goya es una calle ancha. Alcalá también… y cuesta abajo. Me dejo llevar por la
cuesta abajo y la manada. ¿Rápido? Rapidísimo. Primer kilómetro 3:30. Segundo
3:40. Oh, oh… algo falla. No puedo ir tan rápido. No puedo venirme arriba. El
correr no son matemáticas, en un sentimiento como el Atleti, pero algo de
planificación hay que tener porque las consecuencias se pagan. En el km3, a la
altura de Colón, noto que no voy tan bien. Voy al 100%. Aún así sigo por debajo
de 4:00. Conscientemente bajo el ritmo… en el 4 el flato hace acto de
presencia... me tengo que parar 15-20 segundos a la altura del Museo de
Ciencias. ¿Sigo o no sigo? Joder, todavía por debajo de 20:00, “vamos Jose.. no
estamos para 40:00 pero sí para 42:00” Sólo quedaban 6. 20:15 en el km5 y ya se
vislumbra el Bernabéu. A 4:15-4:20 iba bien. A pesar de notarme mal notaba como
adelantaba a muchos corredores. La cuesta de Concha Espina… matadora pero la
supero con una dignidad que no me la esperaba.
Ya en Príncipe de Vergara casi
todo es cuesta abajo. Pero en la única subida otra vez... el flato. Esta vez
ando 20-30 segundos. Consigo sacar la energía de reserva como el Terminator y
me pongo en marcha. Llevo 30:30 en algo menos de 7,5 kms. Me queda claro que no
voy a bajar de 40:00 pero los 42:00 están ahí a huevo. Plas, plas… 4:10 el 8,
3:54 el 9 y 3:50 el 10, esprintando y todo durante 500 metros. Tiempo total
41:09.
La carrera me dejó un sabor
agridulce. Por un lado hice mejor marca de lo que esperaba (41:09 frente a
42:00) con un circuito exigente en el que otras veces había hecho 41:50. Pero por
otro el hecho de tener que parar un par de veces me dio un poco de rabia… quién
sabe si me hubiera regulado un poco mejor hubiese bajado de 41:00. En fin… que
no hay que comerse la olla… un marcón (para mí) en una carrera exigente. Lo
mejor de todo las dos cañas de después, a las 10:00 AM. Y es que pocos sitios como
una cervecería tradicional de Madrid para tomar una Mahou canónica.