Muchas sensaciones las vividas en
París la semana pasada. Tantas que para no aburrir las dosificaré en dos ó tres
entradas empezando por la crónica en sí de la carrera. Lo primero, y más
importante, darle las gracias a mi familia antes (preparación del viaje, de la
carrera), durante (de la ceca a la meca como el hombre orquesta) y después de
la carrera (con esos cuádriceps de cristal y andares de Chiquito de la Calzada).
Sólo ellos saben/padecen lo coñazo que podemos llegar a ser los corredores con
nuestro rollo (sí, somos muy pesados).
Lo primero que he de decir de la
Organización (sí, con mayúsculas) es que fue perfecta. A pesar de tener 50.000
inscritos, en ningún momento tuve la sensación de aglomeraciones salvo en algún
avituallamiento.
Ni en la feria del corredor, ni
en el ropero ni en el acceso a unos cajones que sí se respetaban (y eso que la
salida era escalonada por tiempos de referencia), ni en la llegada...
sencillamente perfecta.
La previsión del tiempo era
despejado a primera hora y nublado a última, con posibilidades de lluvia y una
temperatura entre 4ºC y 16ºC. Decido correr con malla larga (craso error). Ya a
las 08:00 hacía calor, desde luego mucho más que esos 4ºC anunciados y desde el
ropero me dirijo a mi cajón. A pesar de hidratarme no sentía sus efectos
(vamos, que no tenía ganas de mear, hablando en plata).
La carrera empezaba a las 08:45
para los profesionales y para los VIPs (tanto pagas tanto vales, y me parece
bien, hay que sablear al que más tiene) y después se iba dando paso
sucesivamente a los maratonianos de los diversos cajones.
En mi cajón de 3:45 me encontré
con Gemma, su marido y un amigo que habían venido a correrla, a los que al fin
les pongo voz.
Hasta el arco de salida bien
pudieron pasar veinte minutos que no se hacían largos. Yo, mientras tanto, en
plan cateto mirando para atrás para ver el Arco del Triunfo a mis espaldas en
plan Induráin (“sí, Jose, estás aquí”, me repetía). Una vez empezamos a correr
no hay tantas aglomeraciones: el “espacio vital” de cada uno es mucho más
amplio que en Madrid (también los cajones parecen ser más grandes y el hecho de
que se respeten ayuda a que no se peten). Se puede correr bien desde el
principio… y yo a mi rollo de mirar para atrás, para los lados… Colón y la
Castellana están muy bien pero París tiene más glamour; los Campos Elíseos tienen ese sabor de siestas perdidas
para ver a Induráin y su Espada volando (sin doparse, que todos sabemos que
Sabino Pastilla, perdón Padilla, sólo le daba zumos de naranja a Miguelón) a su
enésimo Tour.
El recorrido del Maratón puede
calificarse como el de un City Tour pero ampliado y sin tráfico. París es la
hostia. Y toda la ciudad. La parte más señorial del Barrio de Salamanca o
Chamberí son cuatro calles literalmente pero París tiene ese aire de “grandeur”
que los gabachos saben vender como nadie. Campos Elíseos, La Concorde (con su
Obelisco, “oh, el Obelisco”), giro a la izquierda para bajar por la Rue de
Rivolí pasando por delante de Juana de Arco, ese símbolo francés ahora
manipulado (todos los símbolos sirven para ser manipulados porque por eso son
símbolos) por el Frente Nacional de Le Pen. A la derecha las Tullerías y a
continuación el Louvre… y uno de Córdoba flipado como Paco Martínez Soria.
Mi estrategia era la de ir a 5:10
en la primera Media Maratón, a ver qué pasaba. Pensaba terminar en torno a
3:40-3:45 lo cual podría darme un colchón.
En el km 5, en la Bastilla, iba a 5:12 de media (contando con el primer
kilómetro a 5:30), lo que me hacía ir en tiempo y a unas cómodas 134 ppm.
Primer avituallamiento, con agua a discreción y fruta (qué bien sienta la
naranja, qué pena que no pueda con el plátano) y el ritmo baja: tendemos a
irnos al primer puesto que vemos olvidand que hay suficientes y nos agolpamos.
En el km 6,6 ¡¡ahí están!! Beso
exprés para todos; había incluso para un niño que no era mío pero que estaba al
lado de Álvaro y la madre descojonada (la del otro). Por la Avenida Daumesnil,
tres kilómetros de larga, nos dirigimos hasta el Bois de Vincennes. Éste es mi
mejor cincomil y lo hago a 5:09, clavando la planificación- Bieenn. Una entrada
en boxes (el calor había bajado, las nubes salían y la hidratación hacía su efecto)
hace que baje el ritmo algo (no mucho). Y el Bois de Vincennes… me esperaba
algo parecido a la Casa de Campo pero estos gabachos lo hacen todo tan mono que
muchas comparaciones son odiosas. Hay unos casoplones por allí tremendos, nada
que ver con los adosados o pareados de ladrillo visto con cinco metros “de
jardín” que se ven por aquí. A la derecha veo un lago de esos centroeuropeos; a
la izquierda el castillo de Vincennes con la St. Chapelle.
El avituallamiento del km 15 es
mejor aún que los anteriores: ahora hay terrones de azúcar y frutos secos
(joder, seguro que en el siguiente hay bocatas de lomo con pimientos, y me
reservo). No, en serio, pillo naranjas por un tubo que es lo que me pide el
cuerpo, minerales a puntapala. La media de este tercer cincomil me sube algo, a
5:16 (5:13 la total).
En el 19 salimos de nuevo a París
y hay más animación, lógico, al fin y al cabo 50.000 corredores arrastran
50.000 sufridos animadores. Conforme nos acercamos a la Gare de Lyon, donde
está la media, el público empieza a rugir. Entre “Allez les bleus”, “Vas-y
Papá”, “Go Forrest Go”, “Banzais” (digo yo que se dirá así) o nuestro “Vamos
Rafa!!” vuelo. Paso la media en 1:51. Las pulsaciones ya las tengo subidísimas,
151, el punto de no retorno de mi deriva cardiaca.
Por un lateral de la Bastilla
bajamos hasta el Sena, viéndose a lo lejos la aguja de Notre Dame en la Cité.
Bajamos al Quai des Celestines y desde allí por la Voie George Pompidou. Unos cuatro
kilómetros entrando y saliendo por los túneles que se me hicieron largos.
Llámese agobio, falta de oxígeno en el aire… el caso es que no andaba bien. A
pesar de que en el más largo de ellos habían montado una especie de after con
Kool and the Gang a todo trapo (“Get down on it… if u really want it…), no se
me hizo ameno. Quería salir…. No, no me encontraba ya tan fino. EN esa parte
las pulsaciones las tenía ya a 160, mi límite, y la deriva cardiaca había tocado
techo. Del 24 al 28 ya iba a 5:24 (5:16 acumulado) e intuía que no iba a
mejorar. AL fin vi la luz y la Torre Eiffel quedaba a mano izquierda… intento
mantener el ritmo pero me cuesta. La peña empieza a andar (ya llevaba unos
pocos kilómetros). El avituallamiento se hace más lento: los que antes pasaban
rápido y cogían al vuelo el agua ahora se paran, más aún si el POwerade se
empeñan en dártelo en vasos en París también.
Noto como el talón derecho se me
tensa pero no quiero andar en París. Noto esa sensación en la patata de estar
dándolo todo pero ahora no, no es el momento. Andar lo dejamos para el parque.
En lugar de fijarme en el kilómetro me fijo en las millas que son menos, menuda
paja mental, pero a esas alturas de la carrera todo es mental.
Milla 21 (km 34), sólo me quedan
5 millas. Cinco mil pasos de un legionario romano de los que iban abriendo
caminos por las Galias, Hispania, Dacia, Britania o Germania. SI ellos, con
todo su equipo y sus sandalias podían yo con mi Formotion, Adiprene y equarea
tengo que poder. Otra paja mental, para que luego digan que el hachís coloca:
los cojones, naranjas, powerade y treinta kilómetros sin parar y verás que
colocón pillas. Mantengo un digno 5:35 de media.
En el bois de Boulogne pillo a un
español que había reconocido mi camiseta de La Panda del Muro de Hortaleza 25
kms antes, y es que el mundo runner es tan pequeño como el mundo. Intento tirar
de él pero no puede, “anda tira tú, que vas rápido”… me descojono yo de lo
rápido que iba, instalado ya en los 6:00 min/km. Entre el km 35 y el 36 ando
300 metros. “Ni uno más” me digo y sigo corriendo. Empiezo a adelantar a muchos
a mis increíbles 5:43. UN “Allez Yosé” de una gabacha me hace ¿apretar? Cómo
anima el público; cómo se agradece que gente totalmente desconocida te griten
esto. Entre el 38 y el 39 otros 300 andando; una cuesta que mi mente decía que
por ahí no escalaba y que me obligué a subirla a 6 kmh (dignidad ante todo).
El objetivo sobrevenido de sub
4:00 lo tengo ahí y en el km 40 vuelo, 5:24, el mejor desde el km 16. En el 41
un “Bienvenue a Paris” debajo de un cartel de gominolas me hace decir “otro p’al
pecho, Jose, qué huevos tienes” y un par de gominolas me da ese toque de
energía como la del T-1000 en Terminator-2. Estamos ya viendo la Porte Dauphine
y a continuación la Avenida de Foch y, más lejos, el Arco del Triunfo (que no
se ve). Aprieto, esprinto, adelanto a un montón de gente… 4:47 en el km 42.
Manda huevos con las putas gominolas, me las podían haber dado antes… 195
metros más en las que aprieto.. creo volar.. pero no, viendo el vídeo de la
entrada voy fundido (algo más rápido que los demás pero fundido).
En seguida te dan bebida
isotónica, agua, frutas, frutos secos… la camiseta de FINISHER y un poncho
verde tipo Elfo que luego veríamos por París muchas veces. Sin esperas en el
ropero.. vamos, la logística perfecta. En Madrid, con cuatro veces menos
participantes hay cola asegurada para todo. Ésta es la diferencia entre una
Organización (con mayúsculas) y un chiringuito (con minúsculas): ¡¡son los
detalles, estúpidos!!
Ya van tres...
Toca buscar a la familia, que
están ahí, justo al lado del Arco del Triunfo en la Avda Foch, con sus
Oranginas y Gofrés en la buchaca. Más francés imposible; estos no se los llevan
a Madrid ni con una retroexcavadora.
Una hamburguesa del Quick me
espera como a otros corredores. No, no hay comida basura sino hábitos basura.
Felicidades por la carrera y la crónica. La Maratón de Paris es uno de mis anhelos, envidia de la buena
ResponderEliminarGracias!
EliminarMuchas felicidades!!
ResponderEliminarGracias!
EliminarMe muero de ganas por correr un maratón fuere de nuestra España, el día que lo corra serán inevitables las comparaciones por muy odiosas que sean...
ResponderEliminarYa echaba yo de menos la crónica..
me alegra que hayas disfrutado, por que no me negarás que te lo has pasado "teta"
eh???
otra mas a la saca..Enhorabuena compañero.
Muchas gracias! Nos lo hemos pasado en grande; hasta el tiempo acompañó.
EliminarOtra muesca más en el revólver ;)
Enhorabuena, buena carrera y crónica. A mí desde luego me has vendido la carrera, me la apunto como segura. Un saludo y sonríe, ya son tres.
ResponderEliminarMuchas gracias! EL combo carrera-París-Disney es muy fácil de vender a una familia.
EliminarEnhorabuena!!!!!!!!
ResponderEliminargracias!
EliminarMuchas felicidades!!! otro maratón mas!! es que París es París!!!! no hay discusión!!
ResponderEliminarEspero las siguientes entradas!!
bss
Tania
MUchas gracias, las habrá
EliminarHay que viajar a estos sitios para poder comparar y aprender de nuestros errores....
ResponderEliminarRespecto a ti, esto es experiencia y de la buena... muchisimas felicidades Jose!!!!
Sí; sólo se aprende a correr maratones corriendo maratones...
EliminarFelicidades por esa tercera muesca, y por haber gestionado como solo un maratoniano sabe los momentos de debilidad. un abrazo.
ResponderEliminarPerdida andaba yo con la mudanza y hasta ahora no he podido leer tu crónica.
ResponderEliminarFue un placer ponerte cara y voz. Ya veo que disfrutaste como un enano. Fue un gran día, yo sufrí un montón, pero el dolor se olvida. Lo único que queda ahora es el gustazo de haber participado en el maratón de Paris. :-)
Disfrutar sí, sin dudas. Afortunadamente tenemos amnesia selectiva y nos olvidamos de ese dolor/molestia"El dolor es pasajero, la gloria es eterna". Para no olvidar, sin dudas
EliminarJoder que buena crónica!!!!! Que rabia me da llegar tan tarde para felicitarte! Me he visto corriendo este maratón. No se como lo encajaré en la agenda del año que viene pero lo tengo que meter como sea.
ResponderEliminarFelicidades trimaratoniano!
Hola, he descubierto tu blog buscando crónicas de maratonianos por parís, y me ha encantado tu crónica, enhorabuena por ese tercera maratón.
ResponderEliminarMe he sentido bastante identificado tengo casi el mismo objetivo acercarme a las 3h45' y encima compartimos muchos de los sitios de entrenamiento, JC1, toda la zona de hortaleza y esa maravilla de Valdelatas que tengo que explotar mas porque la tengo al lado del trabajo y no le saco mucho partido, hasta es posible que hayamos compartido gym y que junto a ti sea de los pocos que se atreven a meterse a GAP (para mi la mejor clase para un runner).
Volveré a leer tu crónica 20 veces mas esta tipo de cosas me sirven de motivación para la que va a ser mi segunda maraton despues de madrid en 2014.
Suerte en tus retos para este 2015.
pues seguro q nos hemos cruzado y puede q vayamos al mismo gimnasio low-cost del barrio. Yo veo más completo el Pilates porque se tonifican más músculos pero desde q hago GAP ni una lesión muscular. ¡¡Bienvenido!!
Eliminar