Vivimos en un mundo de símbolos. A pesar del
pretendido relativismo moral, religioso
e ideológico manifestado a través del multiculturalismo teórico, el buenismo de
la alianza de civilizaciones y el intencionadamente discutido y discutible
concepto de nación, al final se nos ve el ramalazo que escondemos con el mantra
de lo políticamente correcto.
¿Por qué este rollo? Si el otro día visteis toda
o parte de la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres se
escenificó cuál es la competición por antonomasia de los Juegos. Por mucho
medallero y mucha polla en vinagre con la que nos han machacado continuamente
estas dos semanas, al final el atletismo, que se desarrolla en el Estadio, es
el deporte rey. Y dentro de éste el maratón es la competición que marca el
final de los Juegos.
Los que miden el éxito o el fracaso deportivo por
un horroroso cuadro de Excel con un montón de colorines y banderitas
seguramente no se han enterado de nada. Lo que queda, al final, es un producto más,
fácilmente vendible a los deportistas de salón que lo mismo siguen la lucha
grecorromana, la natación, el atletismo, el judo o el Taekwondo sin diferenciar
entre ellos. Pero da igual, con un cuadrito de colorines se pueden hacer todos
los ejercicios de patrioterismo posibles. ¡¡Yo soy español, español!! ¡¡Puta
pena, joder, que los putos kazajos tienen seis oros, qué cabrones!!
Sin embargo, a pesar de las gilipolleces de las
tabulaciones, en el COI y en la IAAF siguen quedando románticos que con estas
escenificaciones establecen toda una declaración de principios de cuál es el
deporte rey de los Juegos.
Con 26 deportes (y 39 disciplinas deportivas),
casi trescientas competiciones y once mil deportistas, el reconocimiento último
se lo lleva el maratón en el Estadio Olímpico. El resto de competiciones se
desarrolla en sedes alejadas. La entrega de medallas también, marcando
claramente cuál es el deporte protagonista. El resto de deportistas (que no
atletas, porque atleta sólo es el que practica atletismo) sólo pisan el Estadio
en las ceremonias de apertura y clausura.
En el aspecto deportivo personal, parece que el
espíritu de Mo Farah me ha poseído. Por segunda vez he conseguido bajar en una
salida de calidad bajar de 4:30. La primera fue a 4:29, cuando estaba preparando
MAPOMA, y ésta a 4:26 con 154ppm (90% de la FCMáx). No es que me obsesione
el tema, al contrario, más que nada porque hasta que no veo que llevo buen
ritmo en el km 3 ó 4 no decido si meterle algo más de caña o sencillamente
seguir a buen ritmo. Todo ello a las 07:30, viendo amanecer en el JC1 con la
temperatura más baja que la semana pasada, todo un lujo. Esto y el chute de
endorfinas es con lo que me quedo.
El domingo el rodaje lo hice a 4:54, demasiado
rápido para mis ritmos habituales (5:00-5:15), de ahí que las pulsaciones
fuesen un poco más altas de lo normal (¡42ppm). Probablemente la expectativa
del combinado piscina-cervezón influyó en que fuese más rápido.
Pues me perdí la ceremonia de clausura y el maratón y la prueba de 10.000.....jodía playa....!
ResponderEliminar¡¡qué pena!! ;) del maratón sólo vi el final, y en una terracita con una jarra de cerveza (pasándolas putas, como ves).
EliminarYo con las vacaciones he visto poca cosa de olimpiadas. Y lo que vi todo de atletismo, el tiempo que tenia lo empleaba corriendo. Cuidado con el espiritu de mo farah.... Yo estuve el otro dia con el de usain bolt y cuando me quise dar cuenta iba a 4:20, a los cinco minutos volvio el mio propio y menos mal..... Sino se me sale el higado por la boca. Saludo compi.
ResponderEliminarTienes toda la razón del mundo, socio. Yo no me perdí las maratones ni el triatlón,...Me costó engañar a la familia y buscar una tele en el hotel (la de la habitación parecía manipulada por futboleros y ese era el único deporte que pillaba),...Un abrazo!
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