Hasta ahora nunca había corrido una san
Silvestre. Había corrido, sí, en San Silvestre, pero una carrera organizada
como tal no me lo había planteado.
Influyó mucho que el fin de año no lo pasábamos
en Madrid y que las San Silvestres de Córdoba o de Gijón tenían poco
kilometraje para mi gusto (tres y seis kilómetros respectivamente). También que
no soy muy amigo de pagar por correr, todo sea dicho. Pero este año tenía ganas
de darle en los morros en forma de tiempo a los pseudorunners que pululan por
la ofi y que se apuntan a la Vallekana para presumir luego de camiseta runner
en el túnel de autolavado o, en un alarde de esfuerzo físico, en la clase de
Pilates.
Hace un par de semanas habilitaron la inscripción
para la Carrera de Gijón, seis kilómetros y que por lo visto es la vicedecana
de las San Silvestres oficiales en España. Sólo costaba tres pavos, un precio
más que razonable por correr. Además vi que había carreras para los enanos de
800 metros. Como Gijón en Diciembre no es precisamente el Caribe nos abstuvimos
de decirles nada hasta un par de días antes por la previsión del tiempo. Viendo que daban
bueno se lo dijimos y los apuntamos. ¡¡Uf, 800 metros!!! ¡¡Lo que nunca he
corrido de mi vida!!! Pues hay que preparlos machotes. Y como Rocky III en las
playas de California con Apollo Creed allá que hicimos unas pocas series en la
playa que comenté en mi anterior spot. Además inspeccionamos el recorrido,
viendo donde podíamos atacar a 300 metros de la llegada.
(impagables los calcetines de rayas y la camiseta
de tirantes)
A última hora el medianito decidió que no corría,
que mejor se quedaba en casa viendo dibujos, y tampoco era cuestión de forzar.
Nos fuimos para el Muro, con los nervios a flor de piel, un tiempo perfecto para correr (algo más de 10ºC y nada de aire) y con los últimos
consejos antes de la carrera. En una decisión de la organización que no me
gusta en absoluto los padres pueden acompañar a sus hijos. No me gusta porque
hay padres que NO PUEDEN acompañar a sus hijos porque sus hijos corren más que
ellos y no hacen sino entorpecer a los niños que van detrás de ellos. Y porque quieren
inmortalizar ese momento “Carros de Fuego” con la cámara de video, al réflex,
lienzo, caballete y pinturas al óleo más unas tabillas para ir esculpiendo un
bajorrelieve poniendo en riesgo la integridad de todos (me extenderé en este
aspecto). Antes de tiempo se da la salida y, como siempre, los más lentos se
han colocado los primeros, a instancias de los padres, por supuesto. Hay que
esquivar. Como los niños van “de la manita de mamá” con ocho años buscamos el
pasillo lateral y nos ponemos a remontar. Hay un amago de chocar con el muro
pero es una falsa alarma. Nos reponemos sin apenas bajar el ritmo, curva,
contracurva y vemos la meta allá abajo tal y como habíamos inspeccionado.
Pasamos un arco, otro y ¡¡¡llegamos!! Peaso de sprint de 200 metros que nos
hemos marcado, “recogiendo cadáveres” desfondados. La afición enfervorizada
ruge en la misma línea de meta. Lata de Acuario, chuches de regalo y para casa,
que está empezando a llover y no tenemos ropa de repuesto. Tiempo final: 4:33,
bueno, 4:30 porque lo paramos en la fila. Y es que los malos hábitos runners de
arañar 2 ó 3 segundos por las aglomeraciones de la llegada parecen tener un
trasfondo más innato que sociológico.
Mientras tanto ahora el que tiene que correr soy
yo. La salida está a unos dos kilómetros y son las 16:30, tengo media hora,
tiempo de sobra para ir a trote cochinero. EL cielo está ennegreciéndose, hay
marea alta que vierte sus aguas sobre el muro empapando al personal que pasa
por allí, lo normal al lado del Cantábrico, no sé de qué nos quejamos.
Llego con tiempo, me coloco de los primeros y con
el “Paradise City” entramos en calor. Con el “Enter Sandman” se bordea el
éxtasis colectivo y se da la salida. Hay mucha gente durante todo el recorrido,
y se nota. A pesar de la aglomeración del principio, el primer kilómetro me
sale en 4:01. La carrera se estira y hago el siguiente en 3:59 con las
pulsaciones disparadas a 168. Los dos kilómetros siguientes los hago a 4:03 con
algo de subida y callejeando por Gijón. Empieza a llover más intensamente. Sigo
jodido de pulsaciones, ya a 175. Sin embargo, y en la Avenida de Castilla el
trazado se hace más benévolo y con menos quiebros por lo que decido (más bien
intento) apretar a ver si rompo la barrera sicológica de los 4min/km. La lluvia
se intensifica pero no influye. Noto que adelanto a muchos más corredores de lo
que me rebasan, 3:59 y 3:59. Pim-Pim. Doscientos metros más de propina al mismo
ritmo, que la carrera mide algo más. Entro a 179 pulsaciones, totalmente
reventado y a cuatro segundos del objetivo sobrevenido de la ruptura de los 4
min/km. Esperaba haber hecho menos de 25:00 en 6.000 metros y me quedo en 24:45
en 6.200. Bien.
¡¡Cómo mola mi pistola!! Pienso. He podido hacer
seis kilómetros seguidos a 4:01. Tenía como referencia un ritmo de competición
de 4:11 en Proniño y CSIC, pero éste rompe todos los límites. Es cierto que
“sólo” son seis kilómetros, que el recorrido era prácticamente plano y que
estábamos a nivel del mar, pero creo que si hubiese sido en un recorrido
típicamente madrileño de 10.000 metros hubiese podido ir a 4:05-4:08,
referencia ésta última que tomaré como marca a batir en un futuro próximo ya
que ahora toca MAPOMA.
La organización de la carrera es cojonuda y hay
mucho ambiente dentro y fuera de la carrera, ya que estaba lleno de público
todo el trazado, algo que se agradece cuando venimos de entrenar en solitario.
De la música qué puedo decir: que te pongan a Metallica en el momento de la
salida hace que te salte el espíritu navideño y se salte una lágrima. EL precio
cojonudo para lo que hay. Por poner una pega: te cobran un depósito de cinco
pavos por el chip que luego te devuelven, pero es por poner alguna pega a una buena
organización.
Enhorabuena por la marca compi. Yo cuando corría de verdad en un 10k a 4'/km acababa echando el hígado por la boca. Ahora ya puedes dar en la narices a los pseudo-listos de tu curro con la marca y ver como te ponen pegas y no se lo creen....si no al tiempo...
ResponderEliminarmuchas gracias; es ahí donde tenía el hígado. Pero con el pensamiento de "no hay dolor" aguanté como un campeónn
EliminarYa sabes que las oficinas estan llenas de "señorit@s que", que corren 3 meses no, 4 dias si. En la mia tengo uno que le suelen doler los huesos todos los dias y tras correr un tiempo de continuo se ve incapaz de conseguir pasar de los 6 min/km sin echar los 6 cafes diarios que se toma. Menudo ejemplar.
ResponderEliminarQ bueno la carrera de los niños, en Vicalvaro hubo una parecida y daba miedo como iban los crios, no me extraña q haya padres q no puedan seguirles, su ritmo habitual echa nuestro "umbral" por tierra!.
Q decir de tu tiempazo!! Disfrutas con esto del correr y se nota.
Un abrazo y feliz 2013 para ti y para los tuyos.
sí, y del tipo "yo porque no tengo tiempo q si no..." me gustaría q el tiempo se repitiese, después de MAPOMA intentaré meterle caña.
Eliminarun abrazo
¡Genial esa carrera y con un decorado de fondo de lujo! (Me encanta Gijón, jeje).
ResponderEliminarQue los niños de 8 años vayan con los pasdres de la mano tendría que estar prohibido... He visto carreras de 200 m. en las que participan niños muy pequeñines y ahí sí que hay un pasa a que vayan de la mano de los papis... pero con 8 años ya corren lo suyo.
Vaya tiempazo!
Saludos
ya te digo!! para ser sincero a mis 179 pulsaciones no ves el marco, sólo la línea de meta y la gente q te anima. Eso sí, el trote hasta la línea de salida o los rodajes sí q se disfrutan.
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