Me gustan estos días de mediados de Junio. Se
hace de noche a las diez y pico, y por la mañana amanece muy pronto. Si no
fuese porque es muy probable que haya alguna ola e calor, el tiempo sería
perfecto.
El tiempo aún no está tan reseco como lo estará
el mes que viene o dentro de dos, en Agosto, y aún hay contraste significativo
entre la temperatura diurna y la nocturna.
Alguno dirá que últimamente me repito más que el
ajo con el temita de madrugar para correr, pero es que no dejo de flipar en mis
salidas tempranas. Que te dé un sol que aún no calienta a las 07:30 a lo largo
de un paseo por un parque recién regado más el relente de la noche te
proporciona unas sensaciones muy agradables.
Se traspira mucho menos, ganando pues en eficiencia
en la carrera. Las necesidades de hidratación, pues, son menores que por la
tarde y mucho menos que a mediodía.
Además, al correr a 12-15º C (es la temperatura
que veo en el termómetro a la entrada del parque) no se llega a tener una
sensación de agobio térmico, y las pulsaciones no suben tanto como hace dos
semanas.
Con respecto al año pasado me he dado cuenta de
que “sí se puede” meter caña por las mañanas. Últimamente me han salido dos sesiones
a 4:35 y a 4:33. Eso sí, a 153ppm (95% de mi FCMáx). Esto me lleva a plantearme
como objetivo bajar de 43:00 en la carrera de dentro de dos semanas, si el
calor lo permite.
El resto de salidas… tranquilas. El domingo
aprovecho que El Capricho abre a las nueve y me meto ahí. De verdad, si tenéis
la posibilidad de visitarlo o correr por él no lo desaprovechéis. Perderse por
sus caminos todo sombríos a primera hora es todo un lujo (bueno, y más tarde
también hay mucha sombra). Apagad la música. Escuchad vuestros pasos. Oíd
vuestra respiración. No hay nadie, sólo los jardineros, que incluso te miran
raro a esas horas de la mañana. Eso sí tened presente las peculiaridades de
este parque: sólo abre los fines de semana, no se puede acceder con bicicletas
(hay un “aparcamiento” del Cuéntame en la puerta), no se puede pisar el césped…
vamos que como vayas con calcetines blancos igual ni te dejan pasar.
Lo único malo es que las ganas de tomarme una
cerveza (“u dos”) no se me quitan hasta que puedo tomármela por la noche… doce
horas más tarde. Y es que una cerveza helada en verano es la mejor hidratación
posible (bueno, la mejor es la cerveza sin alcohol, pero por un 5,5% tampoco
nos vamos a poner gilipollas, coño, que el metrosexualismo no está hecho para
los runners); ni Gatorade ni Aquarius ni otras mierdas con sal y azúcar a
precio de Rioja peleón. Lúpulo fermentado bien helado.
Cuanta razón tienes compañero, esa mahou clasica fresquita, casi granizada.... no tiene precio, yo aveces me he planteado echar en la camelbak cerveza :-)
ResponderEliminarsuerte con ese sub 43:00, vamos que tu puedes!!!!
joder, se me hace la boca agua. las carreras ganarían muchos enteros si en lugar de darte un gatorade tuvieran un grifo de cerveza. eso sí, no nos movía ni dios de la zona de llegada. será por algo.
EliminarDi que sí, una cerveza bien fría es lo mejor al acabar una carrerita. Yo al principio me sentía mal porque creía que los corredores no eran cerveceros y al poco tiempo...madreeee! Casi todos lo son!!! (o por lo menos yo conozco a un montón)
ResponderEliminarA seguir metíendote caña! Yo en verano ni madrugando!
¿por lo de la caña? lo mejor de verano son las cañas...de cerveza ;)
Eliminar