martes, 28 de febrero de 2012

Una muesca más: pasando el Ecuador

Al final voy a cogerle gusto a los superrodajes premaratonianos. El domingo me tocaba ir más allá de los 20 kms, y, dado lo bueno que iba a hacer, decidí salir  un poco antes de lo normal para tener después más tiempo hasta el mediodía.

Esta vez iba solo, con la única compañía del MP3. Para no aburrirme mucho en el JC1, decidí dar un rodeo antes de meterme en el parque. Fui por el carril-bici hasta la Alameda de Osuna, dando una vuelta por una especie de parque o descampado que hay en frente del Polideportivo.


 Me metí en El Capricho, y estuve dando vueltas cuatro ó cinco kilómetros. No había nadie en ese parque; con el buen tiempo que hacía y sólo me crucé con los seguratas de la puerta y un operario de limpieza. La verdad, es todo un lujo correr por este parque sin ningún ruido (bueno, el lujo es poder correr por ese parque, lo del ruido es un plus). 




A pesar de que sólo tiene una recta más o menos larga (la de entrada, de unos 400-500 metros) y tener muchas cuestas y curvas que te restan algo de tracción, ir por unos senderos entre pinos, cerezos, tejos, cedros y robles centenarios disfrutando del silencio es una sensación muy placentera. Hay otros árboles, arbustos y plantas que desconozco, pero que son igualmente espectaculares.

 En algunos casos llegan a formar auténticas bóvedas a lo largo de los senderos, por lo que se configura como un sitio a tener en cuenta para correr cuando llegue el calor.


 Oír sólamente tus pasos acompasados a tu respiración, el crepitar de hojas y alguna rama suelta junto con algún pájaro te relaja sumamente a pesar de ir a 140-150 ppm.
  A primera vista puede parecer un poco bucólico tirando a moña, y lo es, al fin y al cabo el parque se diseñó con ese espíritu. Puede sonar a anuncio de Aseguradora o de yogures con bífidus y l-casei (que lo es, menudos cabrones, tratando de apropiarse de sensaciones), pero es más que eso.


Después enfilé el JC1, donde di dos vueltas y media. Este parque, enorme y más desangelado, estaba ya más lleno de gente, y empecé a cruzarme con bastantes runners que aprovechaban que ya no hacía frío. ¿Operación bikini en ciernes? Sin lugar a dudas, sí; después de unos pocos años corriendo uno distingue quién corre habitualmente del que lo hace de forma ocasional o circunstancial y cómo estas decisiones se toman de forma más o menos colectiva en base al calendario y a la previsión meteorológica. Además, qué coño, hace dos semanas éramos cuatro gatos los que estábamos echados a la calle a esas horas y no creo que haya habido un ejercicio de catarsis colectiva que saque de forma masiva a la gente de su casa. Lo del “Ensayo sobre la lucidez” queda muy bien en una novela de Saramago, pero en la vida real (desgraciadamente) no sucede.

Con todo, al final hice el medio maratón a 5:08, con 139 ppm, 1:48 en total. Yendo un poco más allá de los datos finales, la primera parte me salió a 5:14 con 138 ppm, mientras que la segunda a 5:02 y 142 ppm. A diferencia del fin de semana pasado, me dosifiqué bastante más, plasmándose en dieciséis segundos menos de media frente a tres ppm más. Lo que no recoge el pulsómetro son las sensaciones, que fueron muy buenas. No es que llegase sobrado a casa, pero sí que llegue con la sensación de poder unos cuantos kilómetros más. SI hubiese metido un poco más de caña desde el principio seguro que hubiese bajado de 1:40, pero tampoco era mi intención hacer tiempo.

Sin tomar geles, sólo parando a beber agua en El Capricho, no sentí fatiga, lo cual me hace pensar si el objetivo de las cuatro horas es muy conservador. Será cuestión de ir a 5:20-5:25 y ver qué pasa con las ppm, que no es lo mismo correr con cinco grados a las 09:00 y terminar a 15 a las 10:30 que los 25-30 a las 12:00 del año pasado o del anterior, que es cuando hay que dar el do de pecho en los últimos (y fatídicos) ocho kilómetros finales cuesta arriba.

Del resto de semana preparatoria, destacar que estoy clavando las medias a 4:45 y 150 ppm. Dos salidas a esos ritmos más otra a las 07:30 más relajada (4:55 y 141 ppm), que a esas horas el cuerpo no pide tanta marcha ni tiene tanta mala hostia que soltar.

viernes, 24 de febrero de 2012

Un maratón no se prepara en 16 semanas

Hay gente que va de listos por la vida. Son unos listos. Con lo que me joden los listos (como dice mi padre). Son gente que ponen de manifiesto con sus actitudes vehementes que la ignorancia es atrevida, cuando no insolente. O, como dijo Baltasar Gracián, “El primer paso de la ignorancia es presumir de saber”.
El otro día le comenté a un compañero que estaba preparando MAPOMA. Lo normal en estos casos es que te digan “joder qué duro”, ´”¡ánimo!” o comentarios similares. Pero no, éste no es de esos, qué va, éste se tira a la piscina y en el camino decide si le hace falta bañador, paraguas o llamar al 112. Me soltó una frase de este pelaje: “eso está tirado, con un plan de entrenamiento de 16 semanas puedes terminarlo sin problemas”. Y se quedó tan ancho, como fumándose un Montecristo y un whisky de malta en copa balón. Para rematarlo dijo “Yo es que no tengo tiempo, que si no…” estamos hablando de un tío soltero, treinta y pico palos, sin pareja conocida y viviendo con sus padres. Sus carreras, por lo visto, se circunscriben a media horita en la cinta del gimnasio o, si está ocupada, una carrerita hasta El Corte Inglés por la acera.
Vamos a ver, alma de cántaro, los planes de entrenamiento constan de 16 semanas, si, pero están dirigidos a gente que corre habitualmente. Mejor o peor, más rápido o más lento. Pero que corren. Y para seguirlos hacen falta al menos tres ó cuatro horas a la semana de carrera entre rodajes, series y ritmos diversos. Y, si se puede, complementar con ejercicios de fortalecimiento en gimnasio, pero si se puede, que hay que tener vida. Además tiene que haber cierta disciplina alimentaria (no es que uno tenga que ser un asceta y estar comiendo forraje e hidratos de carbono todo el puto día, pero tampoco tomarse tres copas al día y apretarse un cordero de aperitivo), vamos, lo que viene a ser una dieta equilibrada. Sin desayunar y comiendo a mediodía un par de galletas como hace el pollo éste como que es difícil tener una dieta equilibrada.
“¡Mariconadas! Es que lo he leído en Internet”. Acabáramos. Lo has leído en Internet. Si escribes “fin del mundo” en Internet también te salen fecha, hora y lugares a patadas. Y si escribes “¿me puedo quedar embarazado oliendo unos gayumbos de Paquirrín?” también, seguro que te quedas embarazado, que las armas las carga el diablo.
Yo, mientras tanto, pasándolas putas intentando rascar cinco segundos en mis ritmos en umbrales, con los amagos en los isquios y con la amenaza siempre presente de que te salga alguna ampolla después de un rodaje que te haga parar en seco una semana y el perla éste va y dice que él, con 16 semanas, podría prepararse un maratón porque lo ha leído en internet. Si buscamos un ejemplo de lo que significa “coger el rábano por las hojas” este se lleva la palma.
Si estás de hacer otros deportes con una carga aeróbica fuerte o media sin lugar a dudas puedes, es fácil… si le echas tiempo y huevos. Nadar, ir en bici o correr como parte importante de la preparación física para la práctica de otros deportes te hará fácil adaptarte a un plan de entrenamiento. El único secreto es la constancia. Pero si lo más parecido al deporte que practicas es jugar a la Wii, lo mejor es que te compres el “Pro Maratón 2012”, en el que si mueves las pestañas ritmo de foxtrot tu avatar corre a ritmo de Chema Martínez, mientras que si eres capaz de pestañear a ritmo de reggaeton avanzarás hasta la velocidad de Gebreselassie y, quien sabe, igual te dan una medalla de oro del que cagó el loro en Londres 2012, por supuesto virtual.
Joder, es lo mismo que decir “no tengo ni puta idea de chino cantonés, pero si me voy tres meses a China aprendo hasta declinar los verbos en chino”. Puede que te hinches de brochetas de perro, de rollitos de primavera o de arroz tres delicias, pero aprender, “mijau”  y gracias.
En serio, que haya gente por la vida con esta autosuficiencia jode, sobre todo cuando quiere darte lecciones de algo de lo que no tienen ni puta idea cuando tú tienes algo que decir pero no lo dices por no parecer pedante o simplemente porque sabes que no sabes nada. Pero bueno, este listo también piensa que Raúl no tiene ni papa de jugar al fútbol (porque lo ha leído en El Mundo Deportivo… y él, Mahou en mano, sí que la tiene, por lo visto)
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Ya lo dijo Makinavaja. “Y que siempre tiene que haber un gilipollas…”

miércoles, 22 de febrero de 2012

Un rodaje de menos a más

El domingo fue un día perfecto para correr. Amaneció frío, sí, unos dos grados. Pero no hacía aire, y hacía sol. A las 11:00, cuando terminé, ya hacían unos diez grados.

En mi preparación nada científica de MAPOMA tocaban hacer 18-20 kms, y al final me salieron 19 a 5:24 y 135 ppm. Como todas las medias y estadísticas, ésta esconde grandes y aberrantes mentiras y desigualdades.

Y es que el rodaje fue casi perfecto en cuanto a su desarrollo. Fuimos por el carril bici hasta la Carretera de Vicálvaro, y una vez pasado un puente calatraveño dimos una vuelta en un parque que hay por ahí, entre Las Rosas y Valdebernardo para regresar sobre nuestros pasos (nunca mejor dicho). Hasta entonces, había rodado a ritmo de umbral aeróbico,  126 ppm, con un tiempo acorde al esfuerzo, 5:40. Desde entonces, empezamos un tímido incremento de ritmo al principio que se aceleró al final, como todo movimiento de aceleración sujeto a la Primera Ley de Newton. AL igual que esa costumbre no escrita de que “con los segundos platos no se espera”, algunos dijeron “a partir de ahora al ritmo que cada uno quiera”. Unos, cual gacelas, empezaron a tirar, y el grupo se estiró, llegando a fracturarse en cuestión de metros. Yo andaba (perdón, corría) en una posición intermedia, y uno de los compañeros me dijo  “tranquilo, no tires, vamos a apretar un poquito que los pillamos a todos, que ocho kilómetros cuesta arriba son muchos”. Y así, incrementando un poco el ritmo… no los pillábamos … de momento. Seguíamos viéndolos en lontananza, a unos 300-400 metros, a la altura de La Peineta. Los 5:40 hasta entonces se convirtieron en 5:23 en los cinco kilómetros siguientes, con 143 ppm. A partir de entonces empezamos a apretar, ya por debajo de 05:00/km. En los dos últimos incluso bajé de 4:40. Y, lo mejor de todo, sin molestias en los isquios y con la sensación de poder hacer dos ó tres kilómetros más a ese ritmo.

¿Se puede calificar de “progresivo”? Creo que sí, un poco larga la primera parte, pero sí, puede ser un ejemplo de lo que debe ser un rodaje largo (ritmos aeróbicos cómodos, con un progresivo incremento).

¿Lo mejor? La constatación personal de que a 5:30-5:40 voy cómodo. Esto supone un tiempo estimado de 3:50/4:00 proyectado a los 42.195 metros. Quedan poco más de ocho semanas para MAPOMA y el pescado, más que vendido, está apalabrado. Por muchos planes de 16 semanas que haya, si antes no te has pateado muchos parques, jardines, caminos, carreteras o cintas tienes poco que hacer. La base aeróbica la tengo, pero hay que trabajarla un poco más sobre todo para evitar/retrasar la aparición de ampollas y molestias musculares.  ¿Llegaré a usar los famosos geles de los que tanto habláis? ¿No tendrán clembuterol?

En cuanto al resto de semana dos salidas parecidas de 10 kms, una con mucho viento a 4:47 y otra con menos a 4:44, con sensaciones de fatiga en la primera (el viento del norte me pilla cuesta arriba y en los kms 4,5 a 6,5 y 8,5 a 10) y mejores en la segunda. A este paso pulverizo mi récord mensual personal de 167 kms (ya llevo 125 kms).

lunes, 20 de febrero de 2012

¿De verdad es caro correr?


A veces pensamos (y con razón) que correr es caro. No lo niego, de hecho ya escribí de ello en su momento, llegando a la conclusión de que podía costarme unos 40 pavos al mes. En esa cifra metía tanto las zapatillas como material “técnico” (camisetas, mallas, etc), alguna carrera, la amortización del pulsómetro, etc.

¿Es mucho para una actividad que debería ser gratis? Sí o no, depende. Echando mano de mi lado oscuro, el de la formación financiera, el análisis de una actividad y sus resultados se puede medir de diversas maneras:

  • Coste unitario. Se puede analizar por lo que cuesta por kilómetro, o por salida. Dando por hecho que se hacen 1.500-2000 kms anuales, los 40 pavos suponen que el kilómetro salga entre 0,24 y 0,32 lerenles, es decir, que la carrerita de 10 kms te sale entre 2,4 y 3,2 pavos (lo que vienen a ser 2-3 cañas). El rodaje del fin de semana de 20 kms se te va a 5-6 pavos.
  • Analicémoslo por “comparables”, es decir, comparándolo con lo que costaría practicar otros deportes/juegos. Por ejemplo, una clase de Spinning: asumiendo que se van dos días a la semana y que el mes tiene cuatro semanas a un gimnasio normalito de barrio que cueste 50-60 pavos, la clase te sale entre 6 y 8 pavos, y hay que vestirse para ir a clase si no quieres que te echen (o que se te echen, dependiendo de cómo estés). Si el día de la clase de spinning es fiesta, te duele el pelo o la abuela se está fumando un farias del tamaño de la espada láser de Anakin Skywalker, el coste se dispara. Conozco gente que, teniendo zapatillas automáticas para las clases de spinning las cambian porque “se les han hecho viejas”… que digo yo… se le puede hacer viejas a Contador, que se hace 15.000 kilómetros al año, pero ¿cincuenta minutos martes y jueves? ¿Vale que en material haya que gastarse de media 15 pavos al mes de media entre lo que gasta el espartano que va siempre con una camiseta para gente sin complejos y el pamplinas top-fashion? Nos ponemos entre 65-80.
  • ¿Qué tal analizarlo en términos de “coste de oportunidad”? Es decir, teniendo en cuenta el tiempo total que perdemos en una sesión normal. En esto, claramente, no tiene comparación: prácticamente desde que salimos de casa estamos haciendo ejercicio, con lo que si estamos una hora fuera de casa es que hemos corrido 58 minutos, si no más. Para la clase de spinning de antes te tienes que ir al gimnasio, esperar que empiece y volverte a casa… si pierdes el mismo tiempo en ir y volver que en estar allí, date con un canto en los dientes. Por no decir nada de “me voy al pantano a remar” o “a la sierra a hacer muntein” o “esquiar”. Como cada cual tenemos un precio, valorad el tiempo empleado en ir, espera, volver y prepararse.
  • Coste de las barreras de entrada. Para empezar una actividad hace falta un desembolso inicial más o menos importante; parece una perogrullada, pero para ir en bici hace falta una bici, para remar hace falta una piragua y un remo y sitio donde dejarlo el resto de la semana, que se nos olvida a veces... aparte de las zapatillas y la ropa.
  • Costes en las barreras de salida. Dejar de correr es gratis. Simplemente dejas de correr. Por el contrario, asumir lo evidente (que llevas meses sin ir a la clase de Body Pump) te cuesta 50-60 pavos al mes. Un error al confundir el orgullo con la soberbia (costumbre muy española), te puede llevar a gastarte una pasta ingente por no ir al gimnasio a decir que no puedes ir. O bien que te has dejado llevar por la “megaoferta” de pagar una anualidad por adelantado por ese 25% de descuento.

Probablemente se os ocurran otras formas de medir lo caro (o barato) que sale correr en términos relativos. Precisamente porque son “relativos” cabe cualquier argumentación, como esa del jefe que se lamenta porque anda justo de pasta y "tiene muchos gastos" con el adosado de Pozuelo, que tiene muchos gastos de comunidad con la piscina y el pádel, el Club de Golf, el Mercedes, la casa de la sierra, el colegio privado para niños tontos de sus hijos (para que aprueben de una puta vez) mientras tu le escuchas con cara de gilipollas intentando decirle con la mente "¿me has tomado por gilipollas?¿pretendes que empatice?". O que haya pasado una noche toledana porque Noelia tiene moquitos cuando tú llevas meses llevando agua, contando cuentos a horas intempestivas por una pesadilla, llevando una magdalena porque le entra el hambre o levantándote a las 06:30 porque el niño dice “dormir no quiero” y es que, claro, con tantos niños en el departmento (los míos y los suyos) a veces se le olvida que tengo tres (aunque los vea en el fondo de pantalla cuando viene a verme)..

Y es que todo es relativo, salvo la muerte y los impuestos.

jueves, 16 de febrero de 2012

Paranaoia, canguelo... ¿se masca la tragedia?

La semana pasada marqué un nuevo hito en mi preparación específica para MAPOMA y a nivel general también. Cuatro salidas, tres entre semana (dos de ellas seguidas, increíble), y el rodaje del domingo. 47 kilómetros en total, una a umbral anaeróbico (4:37, con 155ppm) dos más a 4:50 y el rodaje de ayer, 17 kms a 5:11 y 141ppm, que de rodaje tuvo más bien poco sobre todo porque los que iban en cabeza empezaron a marcar ritmos bastante altos para lo que para mí supondría un rodaje.


Nada más llegar a Los Llanos el grupo se dividió en dos. Bueno, más bien la cabecera en la que yo iba se segregó del resto del grupo, ya que de 15-20 tan sólo seguimos por ese parque cinco. Con su cuesta de 800 metros, cerramos el segundo kilómetro a 4:55, y así los siguientes, a poco más de 5:00 y a 4:45. “Vamos a 3:20” decían los que iban tirando, y yo me cagué. Joder, eso significaba “rodar” a 4:45, que si bien es un ritmo que yo puedo mantener durante 10 kms sin forzar excesivamente, a efectos de rodaje era una velocidad estratosférica para mí, sobre todo en El Pinar de Conde Orgaz/Quinta de los Molinos, donde los sucesivos toboganes se hacían a veces duros. Pero bueno, como dicen los enanos, lo bueno que tiene una cuesta arriba es que cuando das la vuelta es cuesta abajo. A partir del quinto kilómetro, estos se sucedían a poco menos de 5:00 (el ritmo se acercaba más a 3:30 que a 3:20), incluso en El Capricho con sus cuestas cortas pero pronunciadas. Para los profanos: ir A 3:20, 3:30 en un rodaje de estas características significa ir a un ritmo de maratón que implique terminarlo en 3h 20 min (4:45 min/km de media, casi nada).

Sin embargo, en los tres últimos kilómetros tuve que bajar el ritmo; notaba cómo la base del isquio izquierdo empezaba a cargarse sin llegar a molestar y, dado mi reciente historial, empecé a bajar el ritmo: 5:36, 5:40, 5:50. De una media de 5:00 me fui a otra de 5:11, que no está nada mal (5:19 el domingo anterior, viniendo de 5:29 en el previo, con un nivel de pulsaciones similares).

¿Paranoia? Probablemente, pero después de mi lesión de septiembre y octubre y de lo pardillo que fui mejor dejar de correr a buen ritmo los tres kilómetros de un rodaje que lamentarse durante una semana con chutes de voltarén, que está la cosa como para que te pillen dopado, que seguro que los putos gabachos de mierda me quitan el Tour y los gayumbos, todo esto dicho desde el cariño.

martes, 7 de febrero de 2012

Corriendo con frío siberiano

A veces pienso que los runners somos un poco como Damian, el niño de “La Profecía”. No enfermamos casi, y cuando lo hacemos nos dura muy poco y con unos síntomas muy leves, lo que nos convierte en los perfectos enfermeros, fetichismos aparte, que uno no está para llevar medias de rejilla ni picardías negro ni cofia con la cruz roja. Somos más propensos, por el contrario, a tener lesiones musculares… lo que viene a ser como los estigmas de las pelis del género diabólico.



Por este motivo consideramos la meteorología como algo que pasa cuando corremos, un elemento más que simplemente hay que tener en cuenta pero no condicionar el ejercicio. Casi todo puede ser amortiguado abrigándose (frío), cubriéndose (agua, viento) o saliendo a horas menos calurosas.

El domingo volví a salir a eso de las 09:00 con la gente de La Panda del Muro (se va a convertir en tradición), con una temperatura aproximada de -4ºC. No sé cuántos runners podía haber, unos 30 más o menos a esas horas de la mañana. ¿Frío? Sí, joder, si estamos en la semana pico del invierno: con 45 días por delante del solsticio y otros tanto por detrás del equinoccio , el 4 de Febrero empieza a estar más próxima la primavera que el invierno. Clavado.

Paradójicamente pasé menos frío que otros días, y es que, influido por los medios de comunicación, me pertreché como si fuese a asaltar la embajada iraní en Laponia: gorro, guantes, ropa térmica pegadita de manga larga, mallas y cortavientos. Con el Omnitrix en la muñeca, lo único que nos faltaba a los 30 tíos era la furgoneta del Equipo A y los Kalashnikovs AK-47 para terminar de meter miedo, porque todos íbamos parecidos.

El rodaje se me dio bastante bien, 18 kms a 5:19 y 142PPM, diez segundos menos y seis pulsaciones más que la semana anterior. Deje a los compañeros en El Capricho cuando se disponían a darle una vuelta más, unos tres kilómetros, a un ritmo más vivo (de haberme quedado con ellos me hubiese apretado un MM como un campeón).

El resto de la semana se completa con dos salidas de 10 kms, a 4:37 y 4:55, con lo que ando más o menos en la media de 35 kms/semana.



Se termina la semana de Armaggeddon siberiano y la vida sigue. Los pajaritos del parque siguen cantando (las putas cotorras de Villarrosa mucho, y por cotorras me refiero a las de la foto, y no a nadie del género humano), los patos siguen nadando, las nubes se levantan y los perritos siguen saliendo a cagar.

jueves, 2 de febrero de 2012

30 gramos

Uno de los argumentos de promoción de mis nuevas zapatillas es que son mucho más ligeras que sus predecesoras, ya que  pesan 322 gramos frente a 352 gramos, 30 gramos menos

Independientemente de los aspectos técnicos, que estoy seguro de que influyen más pero que son más difícil de argumentar sobre todo si no tienes mucha idea de lo que significan, sugerir que con 30 gramos menos vamos a poder correr más rápido me parece cuanto menos aventurado.

Imaginaos al revés, decir que vas a correr más lento si llevas las zapatillas de la versión anterior, como si el cruasán plancha con jamón york, queso y el café con leche desnatada y sacarina de media mañana pesasen menos que esos treinta gramos.

Joder, que con John, Alberto y Eduardo me he tomado pintas de cerveza de un trago que pesaban más que esos 352 gramos por zapatilla, y si no nos fuimos de ningún garito a paso legionario fue porque no sabíamos la letra del “Soy el novio de la muerte”, pero no por falta de ganas.

En niveles más escatológicos, seguro que he tenido ventosidades con una masa molecular mayor.

Bromas aparte, lo que sí he notado es que el impacto es ligeramente más seco que el anterior modelo, muy parecido al de las Mizuno, aunque no tanto. Doy por hecho que la amortiguación es similar ¿para qué empeorarla? Pero ese hundirse del talón propio de Adidas no lo siento tanto. También he percibido más el contacto con el aire, probablemente porque la anunciada ola de frío siberiano ya empieza a notarse a ras de suelo.

Ayer me tocaba sesión en el umbral anaeróbico. Bueno, seamos sinceros, las circunstancias hicieron que la sesión fuese anaeróbica. ¿por qué? Porque me salieron los tres primeros kilómetros a poco más de 4:30, por lo que apreté el culillo y me dije como Rayo MacQueen, "ligero como una moto, potente como un camión". Diez kilómetros como diez cortijos a 4:36, con el último a 4:45. ¿Pulsaciones? Muchas para mí, 155ppm.

Y hoy, por primera vez desde Octubre (y la anterior en Septiembre), he vuelto a salir. Dos días seguidos corriendo sin sentir molestias era algo que no hacía desde principios de Septiembre. Eso sí, he tratado de tomármelo con calma (subrayo lo de “tratado” porque mi intención era la de ir a 5:00-5:05 y cuatro kilómetros a 4:40-4:45 han hecho que la media se vaya a 4:54. Y es que me he flipado yo solo al notar que no tenía molestias.

Cierro Enero con mi máximo histórico para ese mes en cuanto a kilómetros, con 141, debido principalmente a que los rodajes son algo más largos que en el año pasado (17,8 kms frente a 14,5 kms; en total doce sesiones, de 11,9 kms de media en 2012 frente a 13 de 10,4 kms en 2011).