miércoles, 26 de agosto de 2015

A vueltas con la vuelta

Una de las cosas que más me gusta de irme de vacaciones en julio es que (parece de Perogrullo) vuelvo a currar en Agosto. El ambiente es más distendido, las prisas de Julio no existen e, importante, hay menos jefes.

Los efectos del verano no han sido muy devastadores (+2 kgs) a pesar del chiringuito, del litro de cerveza diario o de algún cachopo despistado que pasaba por allí. Y es que a pesar del “contouring”  no consigo camuflar esa minilorza que tanto me ha costado atrapar y que la camiseta de compresión se empeña en enseñarme en plan “telodijetelodije”. SI tuviese la camiseta de Sue Storm otro gallo me cantaría. Pero que me quiten lo bailao (poco), lo comido y lo bebido.

No, no pienso tomarme esa cerveza helada que me estás ofreciendo tan zalamera, cariño, que no quiero engordar


Los días son aún lo suficientemente largos como para salir después de currar con los enanos a hacer esos planes que durante el curso no se puede. Ir en bici, al parque… aún se puede. Además gran parte de la ola de calor de este año la hemos pasado en la playa (qué putada, mi brigada).

He empezado a correr por las mañanas y ahora sí es agradable con esos 18-20ºC. Pese a que quiero preparar algún trail serio en septiembre (todo hace indicar que será uno en la Sierra del Rincón aunque no descarto el Ultratrail Madrid), el cuerpo sin embargo me pide velocidad.

Salvo algún rodaje , el resto de salidas son carreras entre 7 y 10 kms.. Las de 10k se me han ido de las manos. Me han salido entre 4:18 (43:07) y 4:25(44:24). Eso por las mañanas, en un entorno tan agradable como Las Tablas (ironic), antes de currar y sin efecto dorsal… lo que me lleva a plantearme si puedo batir mi MMP de 41:38 del año pasado. Y las de 7k aún más rápido, a 4:15.

Sé que no es la mejor preparación para una carrera de estas características pero es lo que hay. La fuerza la dejo para cuando me haga Jedi y para el gimnasio. De momento me conformo con que el cierre no me alcance y en bajar dignamente.

En cualquier caso quiero intentar un 10.000 rapidito para octubre-noviembre a ver qué es eso de bajar de 41:00 (si se puede). Alguna carrera “sencillita” por una vez, que me gusta flagelarme con carreras como la del CSIC (42:14 el año pasado).

lunes, 10 de agosto de 2015

El corredor y el Body Combat

Dados los calores del verano el otro día me metí en la clase de Body Combat. Decidí darle (o darme) una segunda oportunidad después de año y medio en el que lo probé y lo dejé por culpa de una lesión latente en el tensor.

Jurando en arameo en la camilla del fisio (el arreglo en el tensor duele más que un puto Alien saliendo de la tripa del compañero de Sigourney Weaver) dije “Nunca Mais”.  Ya. Como en todas las carreras.

Me gusta la música del Combat para correr. Puede que el 20% de mi lista de reproducción sea BC. Te da un subidón que no veas en esas cuestas que se alargan. Si, además, puedes visualizar a mediodía a base de meter ostias imaginarias era cuestión de tiempo que nos reencontráramos para siempre con ese poso como en las pelis pastelonas que ponen en Navidad. Y voto a bríos que así ha sido.

Le he  encontrado mucha utilidad como entrenamiento cruzado. A diferencia de la primera vez ahora sí que le he visto un sentido al ejercicio (no, no es deporte), más que nada porque requiere mucha técnica que se adquiere en otros entrenamientos. No se trata de dar ostias sin ton ni son, no. Hasta para dar ostias hace falta técnica.

Para empezar es importantísimo mantener el transverso firme (las “señoras” que hacemos Pilates, Yoga o Body Balance sabemos qué es eso y cómo trabajarlo), lo que repercute en una menor carga sobre glúteos, piramidales, lumbar, abdominales… lo que ahora se llama “core”, vamos.

La respiración, fundamental: gritando cuando se dan patadas u ostias expandimos la caja torácica comprimiendo con ello los músculos core y evitando lesiones (aparte de la tensión que se libera). Esta vez he descubierto que es cojonudo para las abdominales (oblícuos sobre todo): al elevar o girar el brazo estamos tirando del abdomen que no veas y, si se acompaña con la cadera, el hombro sufre menos. La intensidad aeróbica es muy intensa.

Lo que no he conseguido aún es coordinar algunos movimientos. Los movimientos sincopados y yo no nos llevamos bien. Nunca he sido buen bailarín. Ni regular. Ni malo. De hecho soy un pésimo bailarín. Esos movimientos de Thai Boxing que simulan agarrar la cabeza del contrario y machacarla contra la rodilla los llevo mal; mejor dicho, no los llevo: Robocop a mi lado es Joaquín Cortés. ¿Os acordáis de las momias de “Barrio Sésamo”? Pues algo así es mi estilo único (porque no hay nadie como yo, no es que esté echando flores sino quitándomelas).

Qué estilo que tengo bailando...





Eso sí, aquí también lugar para el pijoterismo. Hay gente que va con pantalones de boxeo o guantes específicos como si fuesen a pelear contra el mismísimo Iván Drago. Joder, que para romper una mandíbula imaginaria es suficiente con un guante imaginario.