Tal y como os comenté la semana pasada, uno de mis patrocinadores tuvo a bien obsequiarme con un dorsal para la Media de Córdoba. Una marca de bebidas norteamericana que serigrafía multitud de nombres en sus latas me preguntó si quería correr y contesté sin más y sin mucha esperanza de correrla. Total, quedaban dos ó tres semanas.
Sin embargo, oh, sorpresa, me dijeron que había sido agraciado con un dorsal. Era una buena señal, había que hacerle caso a los astros y correrla.
Con tan poco tiempo de antelación tampoco cabía prepararse nada; voy a pelo. Mis amigos de Córdoba no corrían, no iba a ir con nadie conocido.
EL día de antes, celebración familiar y yo con dieta especial. Especial porque tenía todo lo que me gustaba: panceta, chorizo, Mahou clásica…. Total, proteínas, lípidos y carbohidratos para una carrera con frío.
La carrera empezaba a las diez de la mañana, cuando el sol empieza a desperezarse (que no a calentar porque la temperatura rondaba los 6-7ºC). Con “sólo” 4.000 inscritos (pocos para una carrera en Madrid, muchos en Córdoba), la salida fue rápida y sin muchas aglomeraciones. Mi idea al principio era dejarme llevar, a ver cómo me encontraba y decidir sobre la marcha qué ritmo llevar.
Con un perfil netamente descendente (no hay grandes cuestas en Córdoba), dejándome llevar por el Parque Cruz Conde, Avenida del Aeropuerto (en Córdoba somos así, no tenemos aeropuerto comercial pero tenemos avenidas del aeropuerto, la ONCE está en “Vistalegre” y el cementerio es de “Nuestra Señora de la Salud”), Conde Vallellano, Puente Nuevo y Avenida de Granada, en los tres primeros kilómetros “volé” a 4:15 y 4:11. Tocaba girar y dirigirnos hasta el Arenal, a la espalda del Arcángel. Con unas pulsaciones controladas (como un reloj entre 152-153ppm, de un máximo de 155ppm), los kilómetros se iban sucediendo con unos ritmos sostenidos y regulando. Con un ritmo de 4:35 en mente, el saco se iba llenando progresivamente sin necesidad de recurrir a él en ningún momento. Los kilómetros se sucedían entre polígonos. La subida hasta Carlos III hace que tenga que bajar un poco el ritmo. Sin embargo noto que voy mejor que los demás. Se trata de una subida de 1,5 kms o así muy suave pero que se deja notar al final. Km12, poco más de la mitad y ¡¡allí están ellos!! Mi familia al pleno, allá en las Ollerías después de una bajada en la que aprieto. Orgullo conyugal, paterno/materno filial con muchos cruces, “choca esos cinco” y p’alante. Cruzando el vial nos dirigimos a la Avenida del Brillante, la peor parte en mi opinión. Es una subida sostenida de alrededor de 1,5 kms que se me hacen más largos de lo esperado. De hecho son los dos kilómetros más lentos, ya que me salen a 4:30. No obstante cada vez adelanto a más gente y los que me adelantan son compañeros de carrera, de estos con los que vas adelantándote sucesivamente.
Km 15 último avituallamiento y ¡¡naranjas!!! De verdad, qué gran idea la de dar esta fruta. Fresca, de asimilación inmediata y semicortada en cuatro cuartos. Toca bajar por Arroyo del Moro con un viento de frente bastante frío. Entre el perfil más benigno, la naranja y que ya quedaba el último cuarto de carrera “vuelo” nuevamente, 4:18 y 4:19. “¡¡¡Jooooooooooose!!” ahí estaba el Neke, con la familia al completo, que me vio, me gritó y le devuelvo el saludo. Ni lo había visto entre las pulsaciones y la miopía. Veo que el 1:34 lo tengo prácticamente en el bolsillo y aprieto. No pensaba ni de lejos verme en ésta por lo que quedándome cuatro kilómetros aprieto. Por la carreta de Almodóvar doblamos para dirigirnos nuevamente hasta la Avenida del Aeropuerto y meternos en el Parque Cruz Conde. Mantengo en el 18 (4:24), aflojo en el siguiente en mi afán por regularme y que el lumbar no salga al hiperespacio y encaro los dos últimos kilómetros… aprieto, voy al tope de pulsaciones (por encima de 160) y recupero muchas posiciones ¡4:19! En el 20, ¡4:23! En el 21 con una subida que no termina hacia El Fontanar. Entro en la pista de atletismo y acelero... adelanto a unos cuantos que se dejan llevar y los últimos doscientos metros los hago por debajo de cuatro minutos viendo que el cronómetro está en 1:33. “¡¡Tooma!!”.
Al final 1:33:16. ¡¡MMP!! Que tampoco es mucho decir porque en carreras oficiales ésta es mi quinta Media (dos en Madrid, otra en La Latina y otra en Segovia, facilitas y planas todas por los cojones) y no son comparables. De lo que sí me encuentro satisfecho es de la capacidad para leer una carrera de esta distancia. Siendo mi rodaje tipo de 15-17 kms, media maratón es un rodaje con mucha más gente, algo más rápido y un poco más largo. Saber (como sé) apretar, reservarte, regularte… ayuda mucho. Ver cómo vas de menos a más, adelantando posiciones hace que te convenzas de que tu táctica es la adecuada. ¿Podría haber ido más rápido? Sin dudas, pero no creo que ganase más de un minuto en total sin petar. Después de unos pocos años corriendo sabes dónde puede estar el punto entre petar y darlo todo. Bueno, en el maratón nunca se sabe.
¿Capacidad de mejora? Sin lugar a dudas. Aún haciendo una carrera perfecta en términos de contemporizar y adaptar tus ritmos a la carrera, me faltan esos entrenos de calidad que tan poco me gustan. Puedo correr rápido, meterle caña, pero no consigo que me ilusionen las series. Lo que sí saco en claro es las 3:30 en un maratón es algo al alcance.
En cuanto a la organización de la carrera empecemos por la parte positiva…
Se trata de una carrera excelentemente organizada, la mejor de las que he corrido sin lugar a dudas. No hubo que esperar por el dorsal ni en el ropero. La bolsa es más que correcta para lo que hay hoy en día (camiseta técnica, camiseta cervecera –un plus y pantalón de atletismo) por sólo 14 pavos. ¡ah, la medalla te la dan antes de correr. Además hay cena de pasta y fruta incluida en el precio para corredor y acompañante. A la llegada te dan el agua y la bebida isotónica habituales, bocata, refresco y, atención señores ¡¡un cervezón como un cortijo!! ¡¡Sí, el sueño hecho realidad!! Una cerveza nada más terminar, ahí, antes de recoger la ropa del ropero. Esto sí que es atención al corredor.
Y sigamos por la negativa… el recorrido (que por lo visto va a cambiar). Siendo como es Córdoba una de las ciudades más bonitas del mundo mundial te mandan por un polígono, por las afueras…sin pasar por sitios vistosos. Vale que correr por la judería no es aconsejable (empedrado, calles estrechas…) pero de forma testimonial se podría pasar por ejemplo por el Puente Romano: una foto desde la Puerta del Puente o desde la Calahorra con un Guadalquivir cargado de agua sería uno de los mejores carteles posibles. Pasar por la Ribera (absolutamente plana), por Conde Vallellano, Paseo de la Victoria, Ronda de los Tejares, Cruz Conde, Tendillas… le daría una vistosidad que muy pocas carreras puedan tener aunque quisieran. Además la animación de las calles ayuda mucho al corredor. Afortunadamente para la edición del año que viene se quiere cambiar la salida hasta el Paseo de la Victoria, lo que le daría más vistosidad. En Segovia se pasa por el centro y se termina debajo del acueducto aparte de pasar por polígonos y barrios periféricos, pero en el centro te da un subidón que no veas pasar entre un público que te jalea.
Sé que hay condicionantes de logística, desniveles mínimos, distancias entre salida y llegada o permanencia del circuito que condicionan mucho la homologación del recorrido pero ahora que se está planteando la posibilidad de organizar un MA-RA-TÓN habría que repensarlo. Este tipo de eventos mueve mucha gente y mucha pasta en un fin de semana como para cuidar estos detalles (que son los que te hacen triunfar como prueba) y el homenaje gastronómico posterior.
En definitiva, una carrera totalmente recomendable por la organización, el perfil y, por supuesto, la ciudad.