lunes, 22 de diciembre de 2014

Resumen 2014, propósitos 2015, proyectos...

Uno de los efectos de correr es que aunque te propongas hacer una salida “ligera” de 7-8 kms siempre puede haber alguien que te termina liando y terminas haciendo 14 kms por un monte embarrado a 4:50. Eso me pasó el martes pasado cuando quedé con dos compañeros. Por supuesto que la culpa fue mía: sabía con quién iba, a dónde iba y era consciente de por dónde me metía, por lo que siempre podía haberme dado la vuelta. No cabe echarle la culpa a ningún gobierno, a ningún país, a ningún banco o a la mismísima Yoko Ono.

Desde el primer momento me sentí como el tonto de “La Cena de los Idiotas”, pero esta vez era plenamente consciente de que corría con dos keniatas descoloridos. En las cuestas abajo, los únicos tramos en los que podía hablar sin quedarme con aire, comentábamos la posibilidad ya avanzada de crear una comunidad de corredores en la empresa y parece que pinta bien la cosa. Además siempre queda el “orgullo y satisfacción” de participar desde el principio.

Dado que nos adentramos en “estas fechas tan entrañables” uno siempre tiende a analizar qué ha hecho y qué había esperado hacer.

Sólo he corrido una carrera planificada, el Maratón de París en el que “pinché”  por llevar unas expectativas demasiado altas pero en el que disfruté como un enano con la familia en los días previos y en los posteriores y que no olvidaré nunca. En total han sido casi 2.000 kilómetros de los que 165 han sido en competición. Aparte he ido más al gimnasio donde he hecho GAP, Pilates en la primera parte del año y Body Balance. Seguramente a causa de estas actividades las lesiones se han reducido drásticamente.

Por el contrario, me he apuntado a seis carreras más que no había previsto ni por asomo. Dos diezmiles, CSIC y BBVA de los que saqué una MMP (41:39) que no me merezco por no haber preparado la distancia en un recorrido bastante exigente. Me queda la esperanza de que si me la preparo y me apunto a alguna con un perfil más benévolo me podría acercar a los 40:00. Incido en el “si” condicional por lo condicional y lo condicionado que supone hacer series (qué poco me gustan), que tendría que hacer en solitario.

París aparte, lo mejor del año deportivo ha estado en el descubrimiento del trail. Nuevamente me dejé liar (me lie yo solito) un día de Mayo en el que después de pinchar una rueda, sin darme cuenta, al día siguiente ya estaba dándole a “Aceptar” en el formulario del “Maratón Desafío Somiedo”. Yo, que el Maratón de Madrid me parecía duro, voy y me inscribo a uno con 5.000 metros de desnivel: los de Bilbao son la señorita Pepis al lado de los de Córdoba, que nos da por ganar nuestro primer partido en primera en San Mamés. Para probar me inscribo en un trail de 18 kms en Riaza (Segovia) y lo termino dignamente (2:38, con 900+ y muy buenas sensaciones). Subidón y euforia desbordada me llevan a Somiedo donde me doy un baño de realidad bajando La Farrapona. Con un tramo no excesivamente técnico me falló la cabeza y en punto de control de Saliencia me retiro ante la posibilidad de otro descenso similar con menos fuerzas y peor tiempo. También jugó su parte el corredor escoba con el que me encontré llegando a este pueblo quien, cumpliendo su función, nos arengaba a los más lentos para ir subiendo el colchón de quince minutos que llevábamos sobre el cierre. Pequé de pardillo, me dejé llevar por la euforia y lo pagué.

Este sabor agridulce mejoró con la Media de Somosierra en Octubre. Con un perfil duro pero no técnico (1.900 metros de desnivel en 21 kms) hago 2:26 (posición 113 de 199) y me confirmo en mi estrategia de ir curtiéndome en trails de perfil menos técnico e ir incrementando la dificultad poco a poco para quitarme la espina en Somiedo en un par de años.

Para 2015… mi cuarto maratón, seguramente Madrid. Si el principal patrocinador deportivo sigue “regalando” el dorsal sin tocar aún más los cojones (este año compra de material sin rebajar en febrero por valor de más de 120 euros en determinadas tiendas, etc), sin duda, y repetiré proveedor a pesar de que después de nueve pares ya empiezo a tener ganas de cambiar. Alguna media (Latina, Fuencarral) le precederá.

Y a partir de Mayo trails en las cercanías de Madrid. Si se puede distancias “cortas” de 18-25 kms y eventualmente dar el salto a alguna distancia más larga (hasta 40 kms) por la dificultad añadida de preparar estas pruebas in situ y la necesidad de estar con la familia en el escaso tiempo libre que tenemos. No me veo con fuerzas ni con ganas de afrontar un GTP corto (60 kms y estar durante las campanadas pendiente de la inscripción) ni un MAM, por lo que iré poco a poco cogiéndole el gusto y disfrutando de los pequeños logros.

Prometo llevar una “conducta ejemplar”, con series y cuidando la alimentación. Nada que me haga decir “Lo siento mucho no volverá a ocurrir”. Desde la semana que viene me pongo en modo maratón.

… Pues para pasarme por el forro los discursitos del rey de copas me ha quedado un post muy monárquico. SI es que me estoy haciendo mayor :D


¡¡Felices Fiestas a todos!!!

viernes, 19 de diciembre de 2014

Cosas de viejo

Llevo unas semanas en las que me están llamando viejo sin quererlo.

Dejando por imposible la cara de sorpresa que pusieron mis hijos cuando se enteraron que tanto mi mujer como yo nacimos el siglo pasado cuando nos preguntaron “¿de qué dos mil sois?”

Para empezar la cardióloga. Por antecedentes familiares me hago una revisión anual que incluye electro, ecocardiografía y prueba de esfuerzo. Para la prueba de esfuerzo, atención, recomiendan ir con ropa cómoda (¡¡¡chándal o pijama!!!, textual.. sólo falta la batamanta). Pero cuando llegas te lo explicas… no es una prueba de esfuerzo como la podemos concebir los corredores donde nos van a calcular nuestros umbrales a partir de una espirometría, no. Sobre una cinta y enganchados a unos electrodos (única similitud) la pendiente va creciendo progresivamente hasta llegar a un máximo en el que las pulsaciones no suben. Está concebida para gente sedentaria o con problemas  de corazón a quiénes subir una pendiente normalita les supone un esfuerzo considerable y enseguida llegan a su máximo de pulsaciones.

La doctora me dijo que los corredores tenemos unos parámetros cardiacos que se salen de la normalidad porque no todo el mundo puede estar corriendo dos horas contando chistes sin romperse y al día siguiente también, pero que aún así a partir de los 40 el chequeo anual tenía que ser como la ITV de los coches viejos, anual.

Lo del gimnasio del otro día fue de traca. Después de un par de semanas con molestias en la zona baja del abdomen le comenté al monitor que tenía una ligera molestia al hacer (abdominales) inferiores y que me molestaba algo al empezar a correr. Me dice que podía deberse bien a una falta de tono lumbar (que repercutía en las abdominales) o bien , pero que era más difícil, que a a los hombres a partir de cierta edad empezaban a tener problemas con la próstata :0!! “¡qué edad?” “no te preocupes, a partir de los 40..” “Mus” “¿tienes 40? Será por el dorsal”.

El monitor no sabía dónde meterse en una sala diáfana donde lo más que cubría eran los steps o las barras de Body Pump. Intentando arreglarlo me dijo que lo habitual era que debía hacer un poco de gimnasia hipopresiva (la de las preñadas). Explicándome un ejercicio le pregunté “eso es lo del abdomen de pilates, para ejercitar el transverso” “¡ekilikuá!”, con lo que ya tenemos otra vez al Sr. Pilates en mi vida. “Sí, y si levantas el culo, mejor”, que viene a ser lo de elevar el suelo pélvico. ¡¡Cómo me han cundido  las 7 u 8 clases de pilates que di!!

Así que ahora me veo desfilando por la oficina más tieso que un ajo. Abdomen apretado, culo levantado y barbilla al frente… el Tercio del Gran Capitán a mi lado (incluida la cabra) desfila con menos estilo que yo. Sólo me falta cantar el “Ardor Guerrero”, pero eso son cancioncitas de infantes, que el menda es un Ingeniero de Transmisiones. Afortunadamente no tenemos a la Ofelia que acosaba al bueno de Mortadelo, que si no me come literalmente.


Suelo pélvico levantado, transverso apretado... ¡¡coño, La Legión!!

¿Y lo de las cremitas? Por favor, que si antes tirabas con una simple crema hidratante (y ni eso, que ahora tiene que tener ácido hilaurónico)  ahora tiene que ser una “crema anti-edad” que, por lo visto, atenúan las líneas de expresión (lo que vienen a ser las arrugas). A este paso me veo paseándome por la oficina dos rodajas de pepino (de lo que se pone se cría).  Joder, que la idea que tenía de una crema hace cinco años era una vichisoisse y ni siquiera sé si escribe bien así.

Así me veo delante del ordenador



¿Viejo? ¡¡NO!!

viernes, 12 de diciembre de 2014

Carrera BBVA 2014

No soy muy de carreras de 10.000, se me hacen muy estresantes. Entre que tienes que llegar con tiempo para colocarte bien y que debes andar sorteando a los que se ponen delante sin hacerle ni puto caso a los carteles/cajones uno termina dicendo “nunca mais” hasta la siguiente.

Pero el domingo hice una excepción con la carrera BBVA. Una carrera totalmente solidaria, que discurre por Castellana y Recoletos y la posibilidad (nada desdeñable) de tapar alguna boca que se había apuntado.

El sábado estuvimos en una exposición de Ibáñez con los enanos en el Círculo de Bellas Artes donde nos quedamos alucinados con la cantidad de peña que estaba haciendo cola para hacer cola por subir en un ascensor a ver las vistas desde la terraza y tomarse algo (si se podía porque estaba petado). Y es que la terraza del Círculo se ha puesto de moda, con un bar muy cuqui. Las vistas, por lo que se ve en las cuquirevistas o en los blogs de las cebs como diría mi coach, tienen que ser chulas. Pero pasar más frío que pelando nabos cuando está ahí todo el año… en fin, somos gregarios para esto y para las carreras también. Después hamburguesón en el Hard Rock, donde se nos olvida de un año para otro el descomunal tamaño de sus nachos (joder, otra vez estoy salivando) pero no lo buenos que están.

Amaneció un día muy frío (en Diciembre), helado. Descarté la opción de ir en bici porque podría llegar arrecido e iba a estar más tiempo buscando el ropero que yendo vestido de faena en metro (tres paradas).

No tenía un objetivo de tiempo, tan sólo una referencia, 42:13, de mi último 10k de Octubre (CSIC) con un recorrido prácticamente calcado (3 kms de bajada, 5kms de subida y otros 2kms de bajada). No hago series, por tanto no sé cuál es mi “ritmo de competición” aunque lo puedo intuir. Pensaba ir a 4:00-4:05 en las bajadas y a 4:20-4:25 en las subidas. Con un viento de cola y una salida rápida a pesar de meter dos carreras en una (5 y 10 kms) los dos primeros kilómetros fui a 4:01. En manada llegamos casi hasta Cibeles (nos vemos en Mayo, diosa mía, pero respeta a mi Córdoba en Enero) donde después de un giro empezamos a subir.

Al principio la subida es suave (si has corrido por el monte, Castellana es suave) pero poco a poco se iba dejando notar. Y es que cuesta abajo todos sabemos correr pero cuando nos damos la vuelta es cuesta arriba y hay que subirla. Además el viento fresco actuaba de freno. Con precisión de martillo pilón el 4º lo hago a 4:23 y el quinto (no hay quinto malo) a 4:22. El reguero de adelantados al principio es lento pero constante pero ya a la altura del ABC de Serrano noto que voy muy bien… de tiempo. El sexto, 4:14. Iba bien de tiempo, 25:11, veinte segundos menos que mi referencia. Veo el “obelisco” de Plaza Castilla a lo lejos, veo la figura de la pezuña de la bestia (qué clarividencia tuvo Álex de la Iglesia al elegir la sede de Bankia como imagen de su peli) y pienso que ya está… sí, sí, los cojones. Me quedaban dos kilómetros, que andaba todavía por el Bernabéu.

El kilómetro 7 para mí siempre es el peor en un 10.000. Se me hace eterno porque todavía te queda un mundo para terminar, vas al tope de tu ritmo y piensas que no puedes. Además la cara la nota tiesa como un ajo con el vientecito serrano que nos baja desde Peñalara con amor. Pero es todo psicológico. Llego a Cuzco en 4:26 y aún me queda colchón de mejora. Vamos ya de uno en uno y ahora sí, estoy llegando a Plaza de Castilla con el mejor árbol de Navidad del Mundo, todo rojo y con una “M” de Mahou que se te hace la boca agua a pesar del frío y de la hora. Vuelta al ruedo donde hago mi peor kilómetro en 4:32 y ya estoy diez segundos por encima de mi tiempo objetivo.

Llegando a Plaza de Castilla para dar la vuelta...

Los corredores de 5 kms se entremezclan con nosotros y acelero... viento de cola, meta a la vista, sólo diez segundos que recuperar  y diferencia de ritmos brutales… me dejo llevar, alargo la zancada y mantengo las pulsaciones en unas increíbles 166 ppm y el pulsómetro quejándose más que Neymar. ¡¡3:53!! En el 9… ahora estoy justo con el mismo tiempo que había tomado como referencia. Aprieto más, “from lost to the river”, sigo adelantando a gente pero pocos. 100 últimos metros, esprinto porque veo un 41:30 en el cronómetro que me pone pimpón y termino con un ¡¡41:39!! MMP a la buchaca, último kilómetro en 3:37, mi mejor kilómetro de siempre. Entro con un “¡toma!” al estilo Nadal porque le he pegado un bocado de 14 segundos a mi MMP.

Puesto 246 absoluto (de 5.346) y 137 de mi categoría, todo un percentil 95 (si bien pienso que la distribución se asemeja más a la ballena que a la normal, pero eso son pajas mentales de mi retorcida mente; rarito que es uno, que le gusta la econometría).


En conclusión…

Si me tomara en serio las series.. corrijo, si hiciera series ser un sub40 lo tendría ahí cerca. Este recorrido es duro, pero si en cinco kilómetros de subida constante, con aire en contra y con un desnivel de unos 150 metros, mantengo una velocidad implacablemente constante de 4:23 es que hay materia prima (no tengo abuela); si puedo hacer un último kilómetro por debajo de 3:40 es que sé regularme.

Más allá… en media maratón tengo 1:33, también muy regular en todo el trayecto.

Con estas referencias tendría que ser un 3:25-3:30 en maratón y no  un 3:51. Pero falla quizás esa preparación específica de series. El lado más analítico y racional me pide que las incluya pero el más pasional y vitalista me dice que las mande a tomar por culo. De momento gana el vitalista porque el racional es un tocapelotas de cojones y termina diciendo que “un récord sólo sirve para batirlo”. Pues a disfrutar de las carreras.