jueves, 14 de mayo de 2015

Trail Maratón Guadarrama 42k, mi crónica

El sábado di un paso más en esto del trail con la carrera de El Escorial-Guadarrama 42k. Después de tres carreras de 18-21 kms tocaba dar el salto a una distancia un poco más “seria” e ir más allá.

Por una vez el día de antes dejé preparado todo en el salón (muda, mochila, botiquín, zapas..). A pesar de que me muevo más sigilosamente que un ninja lo dejé todo preparado por si en un error de cálculo tenía que fulminar a una mosca con un expeditivo movimiento de pestañas.

Me tocó levantarme a las 04:00. Sí, a esa hora hay bares que aún no han cerrado, el metro no funciona y para mí estamos más cerca del “hoy” que del “mañana”.

A las 06:00 ya estamos en El Escorial recogiendo el dorsal y la bolsa (muy rápido). Vuelta al coche, que en El Escorial todavía hace frío y yo pensando que a lo mejor debí haber cogido algo de abrigo. “¡¡los bastones!!”, mierda, se me habían olvidado. Entre papeo, hidratación, meada de rigor y crema solar da la hora de ir para la salida.

El amanecer en El Escorial es, sencillamente espectacular. Se sale dejando a mano izquierda la fachada principal y un arco que hay al final. Se ve un balcón donde al fondo a la derecha se ve el pantano de Valmayor y de frente, bajo un cielo que va del violeta al naranja, la silueta de Madrid con todo el “skyline” de Castellana claramente visible. Felipe II tenía de tonto lo justo y el estilo herreriano, con su limpieza de líneas, su pizarra y su granito  contribuyen a realzar aún más la belleza de esta sierra de Guadarrama.

Salida limpia (éramos pocos), ambiente fresco por 10ºC  que pronto subirán. Un primer kilómetro totalmente prescindible por asfalto termina en un pinar por el que nos metemos y a partir del cual empiezo a andar. Debidamente aleccionado, ando cuesta arriba a pesar de que me adelanten varios. “Ya caerán”.

Con una subida muy tendida el pelotón se estira. Algunos corren (el camino, largo y sin piedras, lo posiblita), otros andamos y yo sigo disfrutando de la carrera. Aprovecho las bajadas o los llanos para correr y ando cuando cambia la pendiente. A unos siete kilómetros nos desviamos de la pista por la que íbamos y empieza el trail de verdad en medio de esas interminables zetas llenas de piedras sueltas. Durante todo el camino nos acompaña un fuerte olor a jara, normal, ya que esta planta está en plena floración.

¡¡¡Moooooooooola!!

Bucólico... This is trail

Jaras en Flor



Este camino me llevará al Cerbunal (también me suena), donde es el primer punto de avituallamiento sólido. Me quedo frío y decido que lo mejor es tirar. Después de una ligera bajada vuelta a subir (de verdad) por otras zetas en las que tengo un deja vu, normal, si hace dos meses pasé por aquí en otro trail. Dos horas peladas que se van a 2:10 esperando el reagrupamiento Después de ahí toca bajar unos dos kms. Muchas zetas, mucha piedra suelta que ya voy conociendo pero con el ambiente mucho más seco. Las pirulas de sales me las tomo con una precisión que ni Willy Fogg, a las horas en punto por prescripción de mi mentor.

Entre flores, caminillos y zetas bajamos y subimos y volvemos a aparecer en el Cerbunal: hemos hecho una circunvalación del monte, estoy en el km22 y ya sólo me queda una subida. Físicamente me encuentro bien, llevo 3:20 y he adelantado casi 30 puestos (no es para tirar cohetes, 128 de 200). Empieza a hacer calor ¡¡a las 10:30!! Mi escolta ha fallado: una “gomitona” y un mareo les hace volverse una vez puestos en marcha. A la derecha, Madrid, a la izquierda Segovia y más al fondo el macizo de Gredos imponente. Un ternero del Guadarrama se me abalanza y lamento no tener el machete de Rambo en el gemelo porque a la brasa tendría que estar fenómeno (que se quiten las gominolas y el membrillo por favor con un chuletón).

Empiezan algunas bajadas técnicas y las salvo dignamente. Me permito incluso adelantar a mis ritmos estratosféricos (música irónica de Monty Python por favor). Hay muchísima piedra suelta y aún disfruto con la carrera y del ritmo. A partir del km25 empieza una subida progresiva que llevaría al siguiente avituallamiento (km32).EL calor ya es de consideración: bebo agua, me echo crema solar y empiezo a hiperventilar por la temperatura ¿cuándo llegará el avituallamiento? Después de darlo todo al fin. 4:54 km31 ¿y si le echo huevos y… voy a por las seis horas? He adelantado 15 impresionantes posiciones (113) y “me lanzo”. Corro por una pista pero algo no va bien… bien sea por el calor bien por el cansancio noto que la tripa está revuelta. Por otra parte noto también una presión en la espalda que al principio se lo atribuyo al codo del tubito del depósito del agua que justo estaba ahí. Incluso bajando tengo que empezar con Ca-Cos (100 metros ando 400 corro) y el dolor estomacal desaparece. Bajo el ritmo y llega una bajada técnica que por supuesto bajo andando y en la que luego me entero que mi Sensei hizo prácticas de aterrizaje una hora antes.

El manejo de la situación, la contemporización de ritmos me lleva a pasar por el km38 en 5:50. Las seis horas imposibles (tampoco me mata). He pasado al 120. Me paro en una fuente a meter la cabeza (qué buena el agua, coño, y qué fría). Ni me paro en el avituallamiento teniendo una fuente a 200 metros. Pasando por debajo de la AP-6, saltando una valla, pasando por un centro de multiaventura nos metemos en el pueblo. Calor, mucho calor pero el pescado está vendido. Me voy poniendo guapo (me quito la gorra y las gafas, coqueto que es uno a pesar de llevar seis horas corriendo). Encaro la meta, la gente nos jalea, choco las manos de todos los niños y me vuelvo para atrás 20 metros para chocar la mano de uno que la dejó demasiado corta “¡¡no te preocupes, ve a meta!” me dice el padre “Para seis horas que llevo corriendo como para no perder diez segundos” contesto. Mirada al frente, pecho levantado y brazos al cielo. ¡¡Termino mi primer trail largo!! (bueno, 42km).

Me aprieto dos cocacolas del tirón, agua y veo la fuente llena de cocacolas y aguas para enfriarlas ¿por qué no una caja de litronas? Me encuentro a Óscar y me cuenta que se ha tenido que retirar por un hostión cuando iba francamente bien.. en fin, cosas que pasan. Yo sé que en la próxima toca pelo seguro (y él también pero no lo dice).

Consecuencias:

-          Físicas. Salvo alguna molestia en el glúteo medio (ése que está all lado de la cadera), pocas. Sin ampollas, sin rozaduras. Los cuádriceps terminaron dignamente y el miércoles me apreté una carrera “suave” (por los cojones) de 7k a 4:22 por Las Tablas.

-          ¿Sabéis que era lo del tubito? El lunes se lo comenté al fisio porque me dolía, me dijo que me pusiera del lado e hizo algo parecido al salto del tigre pero con ropa encima de mi costado. Oigo un ¡¡crack!! “tenías una vértebra mal colocada y te la he quitado con un poco de presión”. Coño, que se me quitó al instante, para lo que vale saber.

-          Mentales. He roto una nueva barrera, esta vez 42k sin que las pajas mentales tipo “¿qué coño hago aquí?” aflorasen mucho. EL hecho de poder andar sin morirse de la vergüenza ayuda mucho, por otra parte.

Conclusiones:

La principal es que físicamente no estoy para la ultradistancia, entendiendo ultradistancia como las carreras a partir de 40 kms. El siguiente “paso” serían ya carreras de 60, como el GTP60. Pero es que esta carrera, por ejemplo, tiene 3000+, con superficies técnicas que hay que entrenar in situ con la logística que ello requiere y con la técnica necesaria para bajar (hay que echarle huevos o no tener miedo, vamos).

¿Mentalmente estoy preparado? La lógica del sillón-ball (ésa que dice que Raúl estaba acabado o que Casillas es un manta… manda huevos) dice que ya metidos en harina 27 kms más (como la larga del trail El Escorial) son sólo 27k más. Pero es algo más que 27 kms. Son muchos más impactos sobre la cadera, el glúteo, la espalda… luchar con ese “¿Quién te manda meterte en eso?” cuando las piernas empiezan a fallar. Cuando uno va perdiendo fuerzas no levanta tanto los pies y eso te lleva a la hostia ya sea cuesta arriba (problema menor) o abajo (hostión). Son cinco ó seis horas más… vamos, que me veo como un nazareno con el cirio prendido pero con el avance tecnológico en forma de led con elástico en la frente. Cagüenlaputa, yo solo me estoy liando.


Pero la más importante, con la que me quedo es que el trail está de puta madre. Volveré.

viernes, 8 de mayo de 2015

Trail-Madrid 42k ¿Maratón, trail o todos las anteriores?

No, no es una de las horrorosas preguntas tipo-test.

El sábado tengo mi cuarto maratón. O mi cuarto trail. La verdad, no sé cómo calificar a 42,195mts por la montaña. EL tiempo parece que va a ser bueno, quizás demasiado bueno porque en El Escorial se esperan máximas de 23ºC por lo que voy a pasar calor. Afortunadamente la salida es a las 07:00 (toca madrugar más que el hambre), por lo que el pico de calor lo empezaré a notar cuando empiece a bajar.

La preparación no ha sido precisa modélica ni ortodoxa sino todo lo contrario. No he hecho apenas salidas a la montaña (sólo una) pero creo que lo he  compensado con carreras entre semana por Valdelatas o Valdebebas (tanto monta) con pendientes medias del 3-4% en las que he ido a ritmo. Entre 4:40 (las menos) y 5:00 (las más). Los fines de semana tirada larga progresiva hasta los 28 kms en los que no iba a ritmo de maratón porque no tenía sentido, corriendo por sensaciones.

Las sesiones de cuestas al tope de la cinta (15%) las dejé porque me entraba un complejo de hámster tremendo. Además, sí, la cuesta al 15%  era una señora cuesta pero tenía el problema de que las cuestas abajo desaparecían. De esto me di cuenta después del trail de Abantos de Marzo (1.500+) cuyas principales consecuencias  las noté en los cuádriceps.

Tocaba reinventarse (más bien excusarse) y mandar a tomar por culo la cinta. Más kilómetros (15 por salida), más cuestas en el carril de bici de montaña de Valdebebas del que me he hecho abonado el último mes.


¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía eres tú... This is trail, mate

Entre carrera y carrera, gimnasio. Pivotando sobre el Body Balance del miércoles y el “descanso” del lunes en forma de Body Pump (la única forma entretenida de hacer algo isométrico), a veces incluso hacía doblete algún viernes en el que corría 8-9 kms antes de currar y a mediodía GAP.

En el camino me he dejado cinco kilos y alguna talla porque las camisas empiezan a estarme algo holgueras y los trajes ni te cuento. El poco “core” que he hecho lo he notado en una cinturita de avispa nueva.

No he corrido más veces que en otros maratones (de hecho he corrido menos) pero a cambio las salidas han sido más largas y más rápidas (4:53 vs 5:00). No he llegado a saturarme de carreras precisamente por ir alternando entrenamientos. Sigo sin hacer series (por otra parte tiene poco sentido en estas carreras) y, sin embargo, me encuentro fino, fino. Estoy para correr ahora un maratón de asfalto en 3:35-3:37.

¿Expectativas? Terminar. ¿Tiempo? Me parece aventurado marcarme un límite pero siendo conservador y realista creo que seis horas es un tiempo razonable. En Somosierra (900+ y 21km) hice 2:26 en Octubre y no iba tan bien. Prefiero decir que terminaré “para comer” que es un término muy elástico y luego puedo arrimar el ascua a mi sardina como los políticos. Aprender a bajar, mi asignatura pendiente (nótese el juego de palabras de “bajar” y “pendiente”). Disfrutar, echar fotos y entrar en meta con los enanos que van a hacerse un tour el sábado por la mañana digno de mención.


Entre tanto… celebrar mi cumple. Hacer 41 (años) el viernes y 42 (kms) el sábado.