jueves, 22 de diciembre de 2016

Media Maratón Villaverde, mi crónica

Hacía tres años que no competía ninguna Media Maratón; parece mentira pero no me había apuntado desde noviembre de 2013. Correr esa distancia muchas veces, pero ponerme un dorsal no. Y eso que me lo regalaron.. Por eso tenía una MMP de 1:33 en Córdoba que sabía que podía estar un poco desactualizada.

Hace tres de semanas me hablaron de esta carrera. Ni bonita ni fea, una media de las tradicionales de Madrid. Poca gente (en Madrid 2.000 inscritos son pocos), precio apañado (12,5 lebros) y recogida de dorsales el día de la carrera, que facilita la logística.

Los compañeros de la Panda se apuntaron en masa a la carrera y eso me animó a apuntarme.

No tenía expectativas de tiempo, ni objetivos. Sólo las ganas de quitarme la carbonilla y ver cómo iba en media maratón. Sabía que podía estar en torno a 1:30-1:32 pero había que ver cómo se daba todo.



Con tanta gente es fácil encontrar a alguien que vaya a un ritmo parecido y Roberto iba a bajar de 1:32. Nos colocamos juntos y a  con el "Blanco y Negro" de Barricada se da la salida ¿seguro que ésa es la mejor canción de Barricada? De entrada en el "Rojo" hay tres ó cuatro canciones mejores. En fin, ésa es la que eligieron.

Salimos cuesta abajo. Cada vez me gustan más las salidas cuesta abajo... te ponen a toda velocidad en nada. Como Villaverde no es cuqui no hay postureo apenas y las cuquirunners del Telva ni se les ve ni se les espera.

Un cálculo rápido nos lleva a pensar en llegar en 41:00-42:00 el primer 10k. Después de un tramo corto por asfalto, nos metemos en el Parque Lineal del Manzanares por donde transcurre casi toda la carrera. Y ése es el principal hándicap que le encuentro a esta carrera.

Una carrera por un parque no mola. Pistas de cemento, caminos, barro, muchos giros que hacen que pierdas el tiempo que por perfil pareces ganar. Aparte que había alguna zona con algo de hielo o resbaladiza por las hojas que hay en otoño.

Los primeros kilómetros por debajo de 4:00. Bien.... haciendo saco porque la segunda parte es peor que la primera. Vamos clavando los kilómetros... qué pasada correr con alguien que va a tu ritmo y que te clava los parciales como tú se los clavas a él. En seguida nos juntamos con otros dos corredores que llevaban ritmo parecido y con quienes fuimos casi toda la carrera. 4:01-4:10-4:07:4:04... clavados. El 1:30 se percibe como algo posible pero voy forzado. Primer cinco mil 20:01, segundo 20:42... es decir, primer 10k en 40:43... tercera MMP y sólo quedaban 11k.

Justo delante nuestra las dos primeras chicas... es un espéctaculo ver cómo se controlan.

Tres kilómetros seguidos a 4:11 me acercan al objetivo... pero me noto forzado. Le digo a Rober que tire, que va un pelín mejor que yo pero continúa... 4:19-4:23... parece que peligra el 1:30 pero no el 1:32. Contemporizo. Tiro de oficio. Bajo de ritmo y tiro de saco acumulado. En las cuestas abajo trato de meterle cadencia acercándome a 180 pasos por minuto tal y como me dijo Javi sin acortar la zancada.

Después de algo más de 15 km en el parque salimos a Villaverde. En el km15 llevo justo 1:02... me quedan 28:00 para hacer 6 km... ¡¡sí se puede!! si consigo ir a 4:20.


Rober se aleja, bueno, me quedo atrás. La sucesión de cuestas me hace alternar kms con 4:11 con 4:34, 4:12 con 4:37 ¡¡estoy en el 19 y veo un 1:19 en el peluco!!


El oficio y la competitividad de mi oficio me hacen acelerar. Los últimos kilómetros se me dan bien... o no tan mal como a muchos. Suelo adelantar a gente. Me quedan fuerzas para acelerar. 4:09 en el 20, adelanto a Óscar que andaba al trantrán por cosas turbias (no, es broma) y me grita ¡¡vas por debajo de 1:30 aprietaaa!" Y aprieto. Me vengo arriba por Villaverde. Poca gente por la calle pero es que hace un frío de cojones el Puente de la Purísima (eso sí, el Carreful petao). Me queda la última recta que es una cuesta de cojones. Veo dos arcos al final y digo ya está hecho. Choco una manita sin fuerzas, que nunca digo no a chocar una manita.

Llego al segundo arco y, sorpresa, ahí no termina... curva a derecha y recta... unos 50 metros. Esto sí que está hecho ¡¡1:29:33!! Sí!!!

Conclusiones:

  • Qué gusto da correr con gente que sabe correr y que te marca los ritmos. Y a la inversa.
  • Qué gusto da correr una carrera sin cuquirunners deseos@s de colgar en el Instagram su outfit recién estrenado en la línea de salida.
  • Qué bien sientan unas Mahous con ración de oreja después de una carrera.
¿Próximo reto? MAPOMA17 mediante, alguna media, algún trail, quién sabe. Mientras tanto disfrutando del correr (cuquirunners del mundo... atención correr=running en castellano antiguo) solo o acompañado. Hasta que se seque el Malecón.

jueves, 11 de agosto de 2016

Carrera Norte-Sur, crónica de una MMP anunciada

A pesar de que han pasado casi dos meses, publico la crónica de una carrera en la que me permití el lujo de correr con la casi certeza de hacer marca.

La Carrera Liberty me dejó un sabor agridulce. A pesar de que la marca fue muy buena para mí (41:09), me quedé la sensación de que podía haberlo hecho mejor. El hecho de tener que parar un par de veces y a pesar de ello hacer un 41:00 me dejó con la sensación de que a poco que se me hubiese dado mejor hubiera bajado (o acercarme) a 40:00 en un recorrido muy exigente.

Así que una semana después me apunté a la carrera Norte-Sur, el 17 de Junio. Para los que no conozcáis Madrid os cuento la orografía de la capital…  en el Norte tenemos el Sistema Central. En el Sur tenemos el Manzanares. Más al Sur, ese rabito que tiene el mapa, está el Tajo a su paso por Aranjuez. Por tanto, es cuesta abajo de Norte a Sur.

Entre Plaza de Castilla (720 msnm) y el Manzanares (aprox 630msnm)  hay casi 100 metros de desnivel. Por cierto, off topic al canto ¿sabéis a que altura está el “Angel Caído” del Retiro? Sí, interpolad y os saldrá 666.

Todas las carreras en Madrid tienen la misma “mala sombra”, que hay muchas cuestas. Por tanto, y haciendo de la necesidad virtud ¿por qué no una carrera cuesta abajo? SI además es homologada para los marquistas mejor. O darse el gusto de correr rápido, que no es tan fácil cuesta abajo.

Ésta es una de las carreras marcadas en rojo para hacer “mínima” para la San Silvestre, así que pese a estar en Junio la afluencia es masiva.

Salida desde Mateo Inurria (escultor cordobés, dicho sea de paso), en Plaza de Castilla. Madrid no es tan grande, es decir, en diez kilómetros entras y casi sales. Transversalmente seguro. El truco para que salgan diez kilómetros sin apenas cuestas está en meter zigzags.

Frío para ser Junio y gente que lo de los cajones se lo pasa por los cojones, no sé si por manía o exceso de amor propio… correr de la manita puede sonar muy romántico sobre todo en las primeras fases del apareamiento pero en un cajón de sub40 ó sub38 es cuanto menos temerario por la cantidad de búfalos que van a salir en estampida a 3:30.

Mi idea era bajar de 39:00. Y como no sé correr diezmiles voy en plan cholista kilómetro a kilómetro. Tengo que ir ganando seis segundos a diez parciales de cuatro (Botín decía que "lo que no son cuentas son cuentos"). Y me pongo en el cajón de sub40. No me atrevo con el sub38.

El primero, con las aglomeraciones, me sale a 3:54. Bien empiezo bien. Nos metemos en el Madrid señorial (Pío XII, Serrano...) siempre por debajo de 4:00 y haciendo saco. Oír el pulsómetro y ver parciales por debajo de 4:00 mola. Los pequeños repechos estabilizan el ritmo. 19:20 el km5 y no me hidrato. Veo en lontananza el globo de 38:00. ¿Y si sí?..

Pasar por la Biblioteca Nacional, Museo Arqueológico. Plaza de la Independencia/Puerta de Alcalá a esas horas es un lujo. Y mola ir rápido. Kilómetros a 3:30-3:35...  Puedo ver con nitidez el 38' Por la Cuesta de Moyano acelero... voy por debajo de 3:15 SEGURO... el globo de los 38:00 sigue ahí y ya sólo queda girar, subir por Recoletos... mantengo el ritmo. Esa subida se hace dura porque voy al límite. Adelanto a muchos... los metros finales siempre se me dan bien. No veo los números del cronómetro pero sé que bajo holgadamente de 39:00, y de 38:30. Aprieto...

¡¡38:15!! Según se desarrolló la carrera me doy cuenta de que podía haber bajado de 38:00... pero la estrategia era bajar de 39:00. Otra cosa es que el saco de segundos de salir con esta estrategia me hubiese permitido encarar los 38:00. Otro año lo intento. La idea no era tener mejor o peor marca... si así fuera competiría más y me entrenaría más metódicamente. Pero que va... la idea es correr por correr y tapar bocas, que no veas cómo se vienen arriba los runners de oficina neófitos. Bocachanclismo en estado puro.

Conclusiones:

  • Quien diga que correr cuesta abajo es fácil no dice la verdad. O no sabe correr. Correr cuesta abajo es más rápido, pero no fácil. Precisamente porque es rápido te flipas. Te dejas llevar por la manada. Te pones a unos ritmos estratosféricos pero que no puedes mantener ni aeróbica ni muscularmente. Evidentemente te salen mejores marcas... un minuto y medio es mucho tiempo. Pero hay que correr regulándote muy bien porque la posibilidad de petar está ahí. Y, qué coño, tampoco estamos acostumbrados a un perfil tan bueno.
  • El salto de calidad que doy en cada carrera me hizo correr el domingo pasado 15k a 4:27... a nivel del mar... sin darlo todo... ¿estaré para bajar de 01:30 en media maratón? A ver cómo estamos a la vuelta de las vacaciones.
  • 10.000.... distancia que sigue sin gustarme y que no preparo pero que se me da bien. Demasiado bien diría para lo que lo preparo. ¿Llegará a gustarme algún día?
  • 38:00... mínima para la San Silvestre Internacional y tener la posibilidad de correr con todas las bestias pardas

miércoles, 25 de mayo de 2016

Carrera Liberty 2016, mi crónica

No tenía pensado correr esta carrera. Ésta ni ninguna otra. No tenía ganas de competir desde MAPOMA (tengo pendiente una crónica). Pero hace 3-4 semanas un amigo me ofreció un dorsal de gañote sin ser fotocopiado ni robado de wallapop… una empresa se lo ofreció para sus conocidos.

Y, claro, como para tantas otras cosas, a un dorsal no se le puede decir que no. Bien sea por superstición o por premonición, el caso es que cuando a un corredor le ofreces un dorsal lo deja todo y va. Da igual que sólo cueste diez euros, lo importante es el detalle.

Después del “maratón blues” la vuelta a los entrenos ha sido progresiva. Lenta. Con pocos kilómetros. Sin llegar a la velocidad de crucero de 40-50 kms semanales. Sin rodajes o de poca distancia (15 kms). Y de velocidad, poquita. Hay que oxigenar.

Con este bagaje me presenté el domingo al lado del Palacio de los Deportes. Odio los apellidos comerciales de sitios tan emblemáticos con nombres comerciales. Joder “Palacio de los Deportes” es ya de por sí un nombre mítico y evocador que nada tiene que ver con la mierda ésa del “Barclaycard Center”. ¿Os imagináis dentro de veinte años discutiendo sobre qué concierto fue mejor si el de Estopa en el BC Center o el de Manolo García en el CukiMonster Center o el de Auryn en el Chupiguay Center? En fin, todo por el “branding”.

Mis sensaciones y mi idea era hacer en torno a 42:00-43:00. Perfil exigente con cinco kilómetros de subida tendida desde Cibeles al Bernabéu ¿premonición de algo grande el sábado?, sensaciones de semanas anteriores… me invitaban a ser prudente.

Sin dilaciones me meten el cajón de sub40 “porque tú lo vales” me dicen los compañeros. Y allí que me pongo con morlacos de estos que salen en estampida como ñúes. El cajón, sorprendentemente, se respetaba a pesar de no tener ningún control… parece que algo estamos madurando.

Perfil de la carrera


Pistoletazo de salida y estampida. Salida muy rápida… joder, en el cajón en el que estaba como para no… Goya es una calle ancha. Alcalá también… y cuesta abajo. Me dejo llevar por la cuesta abajo y la manada. ¿Rápido? Rapidísimo. Primer kilómetro 3:30. Segundo 3:40. Oh, oh… algo falla. No puedo ir tan rápido. No puedo venirme arriba. El correr no son matemáticas, en un sentimiento como el Atleti, pero algo de planificación hay que tener porque las consecuencias se pagan. En el km3, a la altura de Colón, noto que no voy tan bien. Voy al 100%. Aún así sigo por debajo de 4:00. Conscientemente bajo el ritmo… en el 4 el flato hace acto de presencia... me tengo que parar 15-20 segundos a la altura del Museo de Ciencias. ¿Sigo o no sigo? Joder, todavía por debajo de 20:00, “vamos Jose.. no estamos para 40:00 pero sí para 42:00” Sólo quedaban 6. 20:15 en el km5 y ya se vislumbra el Bernabéu. A 4:15-4:20 iba bien. A pesar de notarme mal notaba como adelantaba a muchos corredores. La cuesta de Concha Espina… matadora pero la supero con una dignidad que no me la esperaba.

Ya en Príncipe de Vergara casi todo es cuesta abajo. Pero en la única subida otra vez... el flato. Esta vez ando 20-30 segundos. Consigo sacar la energía de reserva como el Terminator y me pongo en marcha. Llevo 30:30 en algo menos de 7,5 kms. Me queda claro que no voy a bajar de 40:00 pero los 42:00 están ahí a huevo. Plas, plas… 4:10 el 8, 3:54 el 9 y 3:50 el 10, esprintando y todo durante 500 metros. Tiempo total 41:09.


La carrera me dejó un sabor agridulce. Por un lado hice mejor marca de lo que esperaba (41:09 frente a 42:00) con un circuito exigente en el que otras veces había hecho 41:50. Pero por otro el hecho de tener que parar un par de veces me dio un poco de rabia… quién sabe si me hubiera regulado un poco mejor hubiese bajado de 41:00. En fin… que no hay que comerse la olla… un marcón (para mí) en una carrera exigente. Lo mejor de todo las dos cañas de después, a las 10:00 AM. Y es que pocos sitios como una cervecería tradicional de Madrid para tomar una Mahou canónica.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Athleisure: Los leggins son el chándal del siglo XXI

Después de una temporada (larga) desconectado paso a ponerme al día... cambios, muchos cambios pero no por ello he dejado de pensar, escribir (menos) o correr.

Por una vez parece que soy un trending setter sin saberlo. Bueno, yo o cualquiera que corra… porque por lo visto ahora lo que se lleva es el athleisure, una tontería del primer mundo que consiste en disfrazarte como si fueses el puto campeón del Iron Man de Hawai para ir a comprar el pan. Vale que Carmena sea la madre de Islero (no te lo perdonaré jamás Carmena), pero las calles de Madrid aún no están tan mal. Coño, que sale en el Vogue ése .

Pero si hasta hay un código de estilo (dress code, si os sentís más cómodos).

Cuando empecé a ponerme mallas hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana mi mujer me mandó a ponerme un meyba encima (por si no sois de Córdoba… un pantalón corto). Y hoy ya veis, las mallas, que de por sí son algo más que explícitas tienen hasta transparencias y son de colores claros, que vaya tela que pinta tienen algún@s cuando el sudor hacer acto de presencia. Puedes ir al Mercadona, a misa o hasta el Congreso que nadie te va decir nada (qué gracia me hizo Bono -exministro- cuando le oí decir que en el Congreso ahora se exige menos etiqueta que en un chiringuito de playa).

Nótese que escribo mallas y no leggins porque aún no sé la diferencia entre unas y otras. Bueno, sí... unas mallas no cuestan más de 50-70 lebros en su gama más alta y por los leggins te pueden pedir lo que quieran. Siendo igualmente de Nike, Asics, Kalenji o Nisu.

Mi mujer, que se fija en todo, dice que cuando va a nadar los sábados por la mañana las mamás (una madre se autodenomina “mamá” aunque la prole tenga la edad legal para votar) van más preparadas que las hijas a clases de natación. Su outfit (para que veais cómo domino esto del mundo it girl): mallas drifit con más colores que el botiquín de Pocholo, zapatillas pro-nation fluo, cortavientos técnico (que transpire, por favor, ceñido y, si va a juego con los cordones y la goma del pelo mejor). Al principio pensaba que se iban a hacer unos 8x1000 RC 90’’.


Ante todo naturalidad... mamá con el bocata de nocilla diciéndole a la niña que todas sus amiguitas ya están en el agua.

Pero que va… mientras la niña nada (tercera persona del singular del verbo nada) ella…. nada (adverbio de cantidad). Bueno, maticemos… nada no, palmerón de chocolate mientras lo damos todo con el whatsapp, que no veas el consumo de glucosa intensivo que se da cuando uno está en el grupo de “mamás del cole” un sábado por la mañana entre fotos de bomberos, deberes de los niños, gifs de gatos o elementos varios que nunca hemos recibido ni nunca hemos enviado.

Esto para mí es chandalismo puro y duro. Sí, esa prenda que ahora no es cool y que sólo lo usan los Camela y los preventivos de Alcalá Meco.

Como un gen recesivo a la espera de que se den las circunstancias para brotar ahora ha explosionado. Se han apuntado las hijas de las madres chandalistas del siglo XX. Porque, “¡A numerarse!” como se decía en la mili… Que levante la mano quién no haya salido en chándal a la calle más allá del contenedor de basura.

Ah.. porque algo falla cuando en el Juan Carlos I (parque periférico de Madrid, en el distrito de Barajas) se ve a un niño con una bici de Bob Esponja, su hermanita con la bici de la Barbie y su mamá que va más puesta que Jeaninne Longo. O su papá que lleva una bici de carbono. Ríete tú de Rayo MacQueen.


jueves, 28 de enero de 2016

A dios pongo por testigo...

 ...que jamás esperaré a la inscripción “gratuita” de Adidas del Maratón de Madrid. En los últimos años Adidas, como patrocinador oficial, venía “regalando” una inscripción a MAPOMA si te comprabas unas zapatillas de gama media-alta en los meses previos. La promoción era realmente interesante pero, al igual que las ofertas de telefonía, poco a poco empezaron a caparla.

Un año dijeron que sólo podía hacerse a través de tiendas especializadas y los grandes almacenes que nos anuncian los cambios de estaciones con esas semanas tan fantásticas (excluyendo con ello a tiendas online). . Otro año elevaron el gasto mínimo a 125 pavazos. Y éste han dado una vuelta de tuerca acotando la oferta al modelo tope de gama, Ultraboost, cuyo precio de partida son 180 pavazos. Independientemente de que aún pueda parecer una buena oferta (teniendo en cuenta que piden 84 pavos por la inscripción ahora), a mí no me lo pareció tanto…

Me explico. He estado leyendo que las zapatillas ésas tienen una amortiguación un tanto particular. El aspecto externo es de corchopán. El tacto es de corchopán. Y todos los comentarios que leo van el mismo sentido: zapas muy rápidas y cómodas para correr… en asfalto, que justo es la superficie que menos trabajo ¿no habíamos quedado que es mejor correr por parques y jardines para preservar las articulaciones? Además me meto por sotomontes como Valdelatas, por lo que tener otro par de zapas más sólo para correr por asfalto me parece poco práctico a la par que caro.

Así que este maratón lo voy a preparar y correr con unas Mizuno Wave Rider 18, que tienen esa amortiguación mínima para ir punta-tacón y que sin embargo no llega a cargar. Ah, y por menos de la mitad.

En cuanto a la inscripción, trasteando por la red encontré tres “ofertas”, una solidaria en la que me ahorraba once leuros y otra de una tienda especializada en la que por una compra de 150 leuros te daban a cambio el dorsal… que estaría muy bien porque podría comprar el material que quisiera… si me hiciera falta. O un 3 carreras x 85 lebros (10k+Media Maratón de Madrid+ Maratón) Por finalidad (Aldeas Infantiles) opté por la primera. Por cierto, que esta oferta aún está disponible.

Por lo que respecta a la preparación en sí, el domingo me apreté 20k con las zapas nuevas. Sí, sé que aún es pronto para esos rodajes, pero quería probar las zapas y sobre todo probarme a mí. A un ritmo medio de 5:15 empecé a notar una falta de fuerzas a eso del km 15.. que se pasaron en el 18. No sé si se debieron a la falta de sueño (me acosté a las 01:00), a la cena (mexicano con dos chelas) o al Legendario con Cola-zero (para no engordar)… el caso es que aún ando flojo de fondo.


No voy a hacer series. No pretendo hacer cambios de ritmo controlados. Lo que sí estoy haciendo son cambios de ritmos no controlados (lo que viene a ser picarse con el compañero de entrenamiento). Lo que sí he metido es algo de zumba en la lista de reproducción, quién me ha visto y quién me ve...con mallas y camisetas de compresión.





jueves, 21 de enero de 2016

San Silvestre Cordobesa 2015

Días de ajetreo han hecho que me retrasara algo en escribir una crónica de una carrera.

Llevaban los enanos desde hace tiempo con ganas de apuntarse a una carrera. Eso y que el año pasado tuvimos un fallo logístico en la San Silvestre de Gijón al quedarnos sin dorsales (sí, también existe burbuja runner lejos de la capital del Imperio y también en categoría infantil) hicieron que este año nos tomáramos en serio eso de la San Silvestre…nos apuntamos tres días antes a la vista del ritmo que llevaban las inscripciones.

Con 33 ediciones celebradas es una de las carreras con más solera en Córdoba junto con las Medias de Córdoba, la Córdoba-Almodóvar o la subida a las Ermitas (seguro que me dejo alguna en el tintero).

Con precios realmente populares (dos euros los niños, cinco los adultos), la salida era a las 15:15 (niños) y 16:30 (adultos), un horario que se me antoja pronto para una carrera de tarde o tarde para una de mañana. De hecho ése fue uno de los principales motivos para que no me apuntara. Porque seamos sinceros, entre apretarse unos macarrones ligeritos a las 13:00 y apretarse un señor rabo de toro con papas fritas (barquitos de telera incluidos) de mi señora madre  no hay color. Carreras hay a patadas, todos los días pero ese menú pocas.

La Carrera se celebra en el Parque Figueroa, otrora jocosamente conocido como “Brillante Bajo” y hoy encajonado en medio del Arroyo del Moro. La salida y llegada en la Plaza de la Marina Española, en cuyo centro está emplazada un ancla casi idéntica a la que hay en la plaza del mismo nombre en El Retiro.
Los nombres de las calles son de insignes marinos españoles como un tal Marino (Gabriel de)  Castilla quien, entre otras cosas, avistó la Antártida. O Blas de Lezo, quien impidió una cacareada victoria de Vernon en Cartagena de Indias que hubiese estrangulado el Imperio Español y de la que incluso se acuñaron monedas en su conmemoración.

Monedas conmemorativas de la victoria de Cartagena que se comieron con papas los hijos de la Gran Bretaña incluido Washington, el hermano mayor del otro Washington y capitán de los voluntarios de Virginia


La distancia era de algo más de 1.000 metros la carrera de benjamines e infantiles y 2.000 para categorías superiores en un recorrido totalmente plano y cuadrado. Pocos inscritos y muchos menos presentados por la lluvia que había ido cayendo a lo largo del día y la que presuponía. Plaza llena de gente celebrando el fin de año. La salida, conjunta para ambas categorías, fue rápida por los pocos niños que había y una ligerísima cuesta abajo. Sobre el mapa se recorría un rectángulo con lo que pocas curvas había que pudiesen hacer lenta la carrera.

Y en medio de la carrera aparecen los “recortadores” quienes, a esa edad, confirman que un recortador nace y no se hace. En un recorrido rectangular, con calles que cruzan el perímetro, es muy tentador meterte por la calle de antes para ganar la carrera. No estamos hablando de recortar la esquina por la acera para lo que siempre existe alguna excusa (forma parte del recorrido, no quería atropellar a nadie, la abuela fumaba…) sino de meterte por otra calle. Si, además, te delata tu primo en lugar de un árbitro entonces tenemos lío familiar para tres generaciones.

En el filo de los cinco minutos los chavales empiezan a llegar en plan chorreo. Con sus dorsales, con sus zapatillas de “Física”, con sus zapatos. Algunos con ropa de calle. Pocos con ropa técnica. No paran el GPS que no tienen nada más entrar. Pero cuando ven la línea de meta aceleran para adelantar al que llevan delante (no hay nada que te motive más en una carrera que meter la cabeza delante de ése en el último momento en plan foto finish).

“Noto los músculos como si se hubieran vaciado, pegados al cuerpo” me dice el mayor. “Eso es que lo has dado todo”. ¿Tiempo? Seis minutos o así y el mediano unos pocos más.


Nos ponemos rápido el abrigo que, a pesar del cambio climático, estamos sudados y empieza a llover. Mola correr. Mola esa cara que se te queda después de haberlo dado todo. Y mola que se acuerden de “Medio Hombre” (Blas de Lezo) cuando ven una alegoría en el acceso del Templo de Debod dos semanas más tarde.

Por otro lado, ya estoy en modo maratón. Los tres kilos de las navidade se han quedado en uno; "aesy come easy go", como en Bohemian Rapsody.