jueves, 21 de abril de 2011

MAPOMA 2012

Del año que viene no pasa. El año que viene termino mi primer maratón, que tiene que ser MAPOMA. El maratón de Madrid no tiene la misma solera que el de Nueva York. Madrid no tiene la majestuosidad de París, ni la monumentalidad esplendorosa de Roma, ni el multiculturalismo iconoclasta de Londres. Tampoco tiene la playa de Lisboa.

Para los que vivimos y corremos en Madrid, una carrera como MAPOMA no es una carrera, es LA CARRERA. Que te cierren todo el centro para ti no tiene precio. Saliendo desde Recoletos, subiendo por Castellana (con paso obligado por el Templo del Santiago Bernabéu), recorriendo Chamartín, Chamberí, Centro, Madrid de los Austrias, Palacio Real, Parque del Oeste, Casa de Campo, Paseo Imperial y el Retiro con la gente constantemente animando es una sucesión continua de emociones. El paso por la Calle Mayor es, sencillamente, espectacular, atestada de gente como en una etapa alpina del Tour. De los últimos kilómetros no puedo hablar, pero por lo que cuentan es impresionante, la gente te lleva en volandas hasta meta.

Hace un par de meses me regalaron la inscripción por la compra de unas zapatillas, y hasta el sábado no decidí a ir a correr. No es que no hubiese intentado prepararlo, es que no lo preparé nada. La tirada más larga que hecho en el último año no ha pasado de quince kilómetros, no he hecho apenas series (tres ó cuatro desde enero). Con todo este bagaje, intentar terminar dignamente un maratón se me antojaba poco menos que utópico, por lo que fui a disfrutar de la carrera, sin más pretensiones que las de pasarlo bien corriendo a un ritmo que bien pudiese extrapolarlo a una maratón completa. Y lo cierto es que la prueba puede calificarse como de éxito. 26 kilómetros a 5:29, con una media de 148 ppm, hasta poco después de la entrada a la Casa de Campo. Por sensaciones, durante toda la carrera iba “sobrado”: reteniendo en las subidas, alargando el paso (poco) en las bajadas y aprovechando las sombras (si el perro las busca en febrero, en abril no sale de éllas).

Una muestra de cómo estuve durante la carrera puede ser que los pasos cada 5 kilómetros los clavaba: 5:43, 5:30, 5:29, 5:29 y 5:30. El primero, por cierto, bastante condicionado por las aglomeraciones de la salida (hice 5:58 el primer kilómetro) y que era totalmente de subida.

¿Que si hubiese sido capaz de seguir cinco ó seis kilómetros más? Sin lugar a dudas. La sensación en ese momento era de ir como un tiro, sin más molestias que alguna molestia articular motivada por el hecho de que la carrera fuese en asfalto. Normalmente entreno 70% en caminos de tierra compactada y el resto asfalto/carril bici, de ahí dicha molestia que no llegó a ser siquiera sobrecarga. Y claro, después de 31 kilómetros y reventado a ver quién tiene cojones de abandonar.

No, cuando lo termine no quiero arrastarme durante diez kilómetros. Ante todo dignidad, entrar en el Retiro con la cabeza bien alta, y disfrutar los 42,195 km.

Eso sí, el haber abandonado en el km 26 me ha hecho tomar nota de algunos que errores que, por ignorados (aunque conocidos) no cometeré el año que viene:

1.- Llevaré gorra. El sol de abril quema mucho, tanto como el de agosto, y cuatro horas al sol implican una insolación prácticamente segura si no te cubres ni te refrescas.


2.- Tendré que proteger bien los pezones, con tiritas. Si llego a seguir cinco kilómetros más probablemente la hubiese liado.


3.- Intentaré engañar a alguien con quien ir. Durante bastantes kilómetros estuve hablando con un grupo de corredores y se me hizo bastante cómodo. Además, en esos momentos de flaqueza siempre pueden tirar de ti.


4.- Me untaré vaselina en TODA la superficie del pie. Es curioso que me haya salido una ampolla justo donde no me había dado.


5.- Una hamburguesa con cebolla, pepinillos, queso de cabra y cebolla (más dos cervezas) NO ES UNA CENA LIGERA.

Dicen que uno empieza a ser maratoniano en el momento que, corriendo uno, empieza a pensar en el siguiente, y eso me pasó el domingo.

1 comentario:

  1. Bueno, yo he corrido tres, dos Mapomas y otro en San Sebastian, y .....cada uno es diferente.
    Es probable que lo vuelva a intentar en 2012. Corri por ultima vez en Mapoma 2008 y tengo la espina clavada. Allí nos vemos, animo.

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