viernes, 28 de febrero de 2014

Maratón de París 2014

Si todo va bien el próximo 6 de Abril correré mi tercer maratón y será en París. Quedan menos de seis semanas por lo que estoy en el pleno cénit de la preparación y ya empiezan a aflorar los típicos dolores más fruto de los nervios y de la aprensión que otra cosa.



Es una carrera a la que le tenía echado el ojo desde una crónica de hace un par de años de  Risco y a la que no paro de encontrarle argumentos a favor:

  •    París en primavera es una ciudad espectacular. Bueno, París es una ciudad espectacular (a pesar de los parisinos, nada que ver con el resto de franceses).
  •   En plan familiar Eurodisney está a media hora en tren desde la Gare de Lyon.
  •   Teniendo margen de maniobra puedes hacer planes sobre la marcha: durmiendo en Eurodisney no tienes: o vas o vas.
  •       Un día bueno en París en primavera son 15ºC; uno malo, 5ºC.
  •      París no es una ciudad tan cara; si te tomas un café en los Campos Elíseos te la van a meter doblada, sí, pero lo mismo que si te tomas un “relaxing cup of café con leche in the Plaza Mayor”.
  •     Los vuelos a París no son caros; de hecho con tiempo se pueden comprar más baratos que un AVE a Sevilla, Valencia o Barcelona.
  •     Siendo un poco aguililla, y sabiendo algo de francés  (de verdad, no el de “Segolén, Segolén” de Zapatero) o inglés,  puedes brujulear por multitud de tarifas de transporte y museos.
  •    La oferta hotelera es amplia y variada; en plan familiar los apartahoteles tienen una buena relación calidad-precio, están bien comunicados y te permiten la flexibilidad de poder desayunar o cenar sin montar una excursión ahorrando de paso una pasta.
  •      En París no hay cuestas salvo en Montmartre.
  •     Los 40.000 corredores son 40.000 maratonianos. No hay careras de diez mil incrustadas. No hay medias maratones camufladas. No hay “pases de favor” en forma de inscripción gratuita. No; todos los que corren tienen una estrategia similar a la tuya.
  •      El maratón de Madrid cuesta a partir de 50; el de París a partir de 70.
  •      Es un MA RA TÓN.
  •      Este año cumplo 40 (años, que no maratones, aunque todo se andará).

No pretendo hacer marca. No sé si volveré a París; no sé si volveré a correr un maratón en París. Lo que sí sé es que no quiero estar pasándolas (muy) putas en el km 36 deseando que se termine por ir a 5:00 en lugar de a 5:10; si puedo hacer 3:40 bien, 3:35 mejor pero no voy a andar obsesionado. Quiero ver el Arco del Triunfo y sentirme como Induráin. A pesar de que en un maratón no se va a pasear, de que el tío del mazo anda rondando por ahí, agazapado (que manía, en París también hay un parque casi al final, el Bois de Boulogne), voy a tratar de esquivarle.


Dando por hecho que no hay maratones duras sino que los corredores nos empeñamos en hacerlas duras, mi intención es la de “darme un homenaje”. ¿Cuándo te cortan los Campos Elíseos para correr? Sólo en el maratón. 

Por otra parte (pienso) 40.000 inscritos implica un ambiente excepcional. En Madrid hay zonas en las que uno vuela por el público, como el centro, Príncipe Pío o la llegada pero ¿y con cuatro veces más de participantes? ¿cómo será?

No podré entrar con los enanos en meta; no es que me dé igual porque sé que van a estar ahí, que van a cogerse el plano del metro y estarán animando a lo largo del recorrido. Para entrar en meta está MAPOMA tres semanas después  en la que “probablemente” corra la segunda parte. Y es que se han acostumbrado a “tocar metal” y no perdonan ninguna carrera.

viernes, 21 de febrero de 2014

Sacando conclusiones

Sin darme cuenta, acabo de cumplir el 60% de la preparación maratoniana, lo que me ha llevado a hacer un análisis rápido de cómo voy en la semana 10. He acumulado 429 kms frente a 446 del año pasado y 407 del anterior, es decir, lo mismo. Si el año pasado crucé entrenos con “salidas” en bici (si es que hacer 20 kms seguidos en bici puede considerarse salida), éste estoy haciendo pilates “de hombre” y spinning. En esos días tan entrañables de viento, agua y oscuridad tampoco he tenido el complemento de los 15 kms diarios en bici de ir al curro, pero he ido todas las veces que he podido (que digo yo, que algo se nota).

 No son muchos los kilómetros, la verdad, pero dado como he tenido la fascia lata me doy con un canto en los dientes.

No estoy corriendo más rápido pero sí pienso que estoy haciéndolo con más fuerza. Este año estoy corriendo en Valdelatas, lo que implica más cuestas que en el JC1. Apenas hay rectas, los caminos son de tierra salvo que quiera ir por el carril bici. Corro con más barro porque en el campo no existe el drenaje que hay en los parques (sí, hay drenaje, que los charcos duran uno ó dos días).  A cambio  puedo pisar superficies blandas y escurridizas sin temor, que las mierdas se encuentran en terrenos más urbanos. Y lo mejor es que me lo paso de puta madre, tanto si voy solo como acompañado.

Además las sucesivas “ciclogénesis” me han supuesto un plus de resistencia en forma de viento que me ha acompañado durante muchas salidas. “no hay mal que por bien no venga”, como diría el otro. Porque, Murphy dixit, si hace viento cuando corres lo hará cuando corras cuesta arriba: lo que no te mata te hace más fuerte. Por cierto, que el miércoles oyendo la radio un “experto” aconsejaba a los “runners” abrigarse y … “no correr con el viento en contra” ¿y cómo coño se consigue eso? ¿con una vela de barco?

No he competido aún, si por competir se entiende participar en una carrera con un objetivo determinado de marca o ritmo. Está la  Media de Fuencarral que fue más un rodaje que una carrera por las circunstancias. No obstante, puedo sacar consecuencias: a 5:30-5:35 voy muy cómodo ahora. Espero que en llano pueda mantener un ritmo sostenido de 5:10-5:15 sin que se me disparen las pulsaciones.

¿Qué me queda? Más Valdelatas, una salida de 28-30 kms y dos ó tres de unos 20 kms. Espero que con mejor tiempo, aunque tampoco es que me importe mucho.

En cuanto a la semana pasada, después de Fuencarral salí sin problemas y sin reposo. Una salida por Valdelatas que me dejó a medias por ir en grupo (10 km en 55 minutos cantando el “para ser un conductor de primera, acelera”) el miércoles y otra el jueves para desquitarme (48 minutos el mismo recorrido pero con más barro). En las dos salidas, como cantaba Extremoduro, “se abrió un claro entre las nubes, hemos vuelto a ver el sol, como dos presos comunes en el tejao de una prisión”.

EL rodaje del fin de semana ha sido de libro: lento al principio, por debajo del ritmo de maratón e incrementando ritmos de forma progresiva: 5:47 primeros cinco, 5:27 del 5 al 10, 5:15 del 10 la 15 y 4:55 del 15 al 21. Frecuencia cardiaca controlada en todo momento, entre el 75% y 85% (entre 125 y 141 ppm). Con menos cuestas que en Valdelatas, sin viento y frío… metiendo carga porque no queda tanto ya… sólo siete semanas.

En cuanto a la semana que llevamos el lunes se me fue de las manos una salida plácida por Las Tablas para descargar el rodaje del domingo, 10 km a 4:38. El miércoles nos liamos por Valdelatas; otra salida a 5:10-5:15 que terminó a 4:10. Pero es que nos flipamos con el tiempo, 15ºC a mediodía (de hecho fui en manga corta). Y no es que empezásemos metiéndole mucha caña, pero es que últimamente estoy terminando los entrenos metiendo caña (no de lomo), haciendo los dos últimos a 4:05-4:15.


Y hablando de libros… sigo con mi lectura de los Episodios Nacionales. Acabo de terminar “Napoleón en Chamartín”, recomendable en particular para los residentes de la Villa por las descripciones de una ciudad que entonces tenía 160.000 habitantes y en general para el resto por cómo se muestra la capacidad (más bien arte) de mutar de nuestros insignes políticos: los que ayer eran acérrimos patriotas antifranceses hoy se prestan a colaborar con los renovadores de la patria sin ningún pudor ¿os suena el calificativo “demócrata de toda la vida” de la transición? Invasores que, lo primero que hicieron, fue abolir la Inquisición, las aduanas interiores, los gremios, reducir a una tercera parte los conventos (un ERE en toda regla) o decretar la libertad de prensa. Qué cabrones eran estos gabachos. Joer “¡¡Vivan las cadenas!!” Por favor, nótese la ironía.

martes, 18 de febrero de 2014

Hablando de meteorología...

(Dedicado a los meteorólogos de salón, esos que tanto hablan de “ciclogénesis” en España o de “polar vortex” en los EEUU).

Cuando tú ves lluvia yo me pongo un impermeable y corro. Cuando tú notas frío yo me pongo otra capa, guantes, gorro y corro. Cuando tienes calor yo madrugo y corro. ¿Nieva? Aprovecho, que en Madrid dese 2010 no cuaja la nieve y corro.

Te quedas mirando por la ventana “los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa” como escribía Machado para mofarse de los pedantes; yo mientras formo parte de lo que pasa en la calle como Pérez.

La Humanidad ha pasado por el estrecho de Bering (entre Siberia y Alaska) a pie en plena glaciación en busca de un futuro mejor a pelo, sin quitanieves, sin botas de Goretex, sin cobertura, sin Windstopper sin GPS sin Mercadona  y sin pollas en vinagre: no existe el frío sino la ropa inadecuada.

Lo tomo prestado de un blog amigo

Tú ves que son las siete y media de la mañana y te lamentas porque sólo te queda media hora. Yo me levanto, corro y veo amanecer: los amaneceres de Castilla (Madrid es Castilla) son espectaculares y si el día de antes ha llovido o va a llover refulgen de un naranja intenso.

Piensas que hace un día horrible porque haya niebla: es un día precioso para correr por un pinar. No hay viento, no hace frío ni calor. ¿Qué te puedes manchar de barro? Para eso está la lavadora. ¿Qué te puedes mojar? Es sólo agua, tranquilo, se seca. ¿Qué sudas? Eso es que estás vivo.


Con el tiempo, como con la vida, caben dos opciones: lamentarte por lo que consideras tu sempiterna mala suerte (se te ha colgado el güifi, te has comprado un Iphone dos semanas antes de que saquen el último modelo, se te han manchado de barro los zapatitos de charol en enero) o ponerte una ropa u otra para salir a la calle.

Tú eliges, lamentarte del tiempo que hace o correr un MA RA TÓN.

jueves, 13 de febrero de 2014

Media Maratón de Fuencarral 2014, la carrera que se convirtió en rodaje

El domingo tocaba rodaje. Tenía que “atacar” más de 20 kms en mi preparación maratoniana. Como os conté hace unos días, Óscar me conto que los de la Panda se habían inscrito a la Media de Fuencarral con la intención de correrla en grupo al ritmo del más lento sin más pretensiones que echar un buen rato todos juntos y olvidándose de la marca. Intentó seducirme con una carrera previa de 8-10 kms antes de la salida y por poco lo consigue.

Una lluvia amenazadora, un viento previsible, dónde llevar la mochila, Scorsese y su Lobo... la logística y los elementos fueron la excusa para no hacer ese calentamiento previo. Y, por qué no decirlo, porque iban dos a los que el mismísimo Filípides les hubiera hecho la goma a la hora de ir a correr desde Atenas a Esparta para pedirle ayuda a los ¡¡espartaaaanos!! para darle pal pelo a Darío.

Por una vez no me metí en el mogollón quince minutos antes de la salida. Y vive Dios que hace un frío de cojones fuera del cajón. Desde mi atalaya veía el ritual que cada uno tiene y nos echábamos las fotos previas a la salida.

Cuando empezó a despejarse el camino salimos. A un ritmo tranquilo (muy tranquilo) nos movíamos por las calles de Fuencarral. Yo, que vivo en la parra, me entero entonces que el Atleti había palmao 2-0 con el Almería (para consuelo de mi mediano Courtois no jugaba…y es que se me está haciendo indio). Bromas a mogollón, que para eso aún no había roto el umbral aeróbico (120ppm de media los tres primeros kilómetros). El perfil es descendente; “todo lo que baja, sube (al menos en el running, que en la vida es al revés), guardad fuerzas”.

Íbamos juntos, no en formación de a tres porque eso es para legionarios, pero juntos. Tampoco teníamos cabra pero sí un perro digno de las cuadrigas de Ben-Hur. Joder, íbamos hasta con banderas.

Sin darnos cuenta los kilómetros iban cayendo cada vez más rápido (o menos lento): 5:29/5:23/5:19/5:11/5:11/5:14/5:11 del 4 al 10 con 125ppm de media (mi umbral es 127ppm). Y me lo estaba pasando muy bien. Estaba corriendo por la carretera de Moncloa al Pardo tranquilamente. Estaba viendo la carrera de una forma diferente: no me importaba el tiempo, ni los ritmos… tan sólo pasarlo bien y disfrutar del paisaje.

El Monte del Pardo es un lujo que tenemos los que vivimos en Madrid gracias a que en su momento los Austrias y los Borbones se lo reservaron junto con la Casa de Campo para cazar (y luego nos sorprendemos de las cacerías de elefantes… nada nuevo bajo el sol). Afortunadamente tampoco se peta: bien sea porque no hay aparcamiento, ni bares fashion en el pueblo, ni centros comerciales, porque el término “El Pardo” se asocia a donde vivía el dictador o porque, simplemente, se puede ir en cualquier momento, el caso es que se puede pasear, correr o ir en bici de montaña entre chaparros sin cruzarse con mucha gente.

En el cruce con la carretera de Fuencarral al Pardo damos la vuelta, no sin antes reagruparnos. La carretera pica ahora hacia arriba, teniendo que subir todo lo que hemos bajado antes por una cuesta que fácilmente podría tener 3 kilómetros.

 A ritmos muy discretos (5:47 de media) empezamos a adelantar a gente. Alguien incluso se arranca por fandangos de Huelva (como si hubiese fandangos que no fuesen de Huelva) y coronamos ese alto del Pardo desde donde se ven las torres de Mordor (perdón de Castellana, pero es que siempre se me viene esa imagen cuando las veo).



Toca bajar, pasando antes por la garita del Pardo. El grupo se estira, hace más aire y estamos en el km18. “Parece que ya no llueve”. Los cojones de Mahoma, que se pone a llover. Son las once y con precisión suiza se pone a llover. Tenemos que agruparnos, que el grupo se ha roto, y nos paramos a 600 metros de meta. Después de diez minutos esperando vemos que no llegamos y cada vez llueve más y hace más frío. Nos ponemos en marcha y entramos cinco ó seis al estadio. Por cierto, cómo está el tartán, destrozado, de pena en una ciudad que pretendía ser olímpica tomándose un “relaxing café con leche en Plaza Mayor”.
No cabe volver corriendo; está jarreando a manta y en cualquier momento se puede poner a nevar, por lo que vamos a los coches.

Al final 1:57 neto, 5:34 de media y 130ppm (2:08 según el crono oficial). Un rodaje de cajón sólo que en grupo y pasándolo bien. Otra forma de correr más allá de los ritmos objetivos de Maratón, MMPs o umbrales anaeróbicos; más social que otra cosa.

viernes, 7 de febrero de 2014

¿MAPOMA Gratis con el patrocinador?

Después de unas semanas deshojando la margarita al fin el patrocinador deportivo de MAPOMA tuvo a bien poner en marcha su “promoción” de regalo de dorsales a cambio de la compra de un par de zapatillas.

Gracias al patrocinador, MAPOMA ha podido presumir en estos años de que había no sé cuántos miles inscritos. Año tras año han ido endureciendo las condiciones del “regalo” con el pretexto de erradicar la picaresca de algunos: que si las zapatillas no son de running, que si no se compran en tiendas especializadas, que si las compran un día y la devuelven al siguiente, que si son zapatillas rebajadas (o no), que si la abuela fuma... el caso es que tocaban los huevos año tras año. En éste ha tocado subir el precio de la compra mínima de 90 a 125 euros.

¿El argumento? Que MAPOMA cuesta 70 eurazos frente a los 50 del año pasado. Con cara de gilipollas eché cuentas rápidas: un par de zapatillas de las que uso costaban 112 euros, 89 por internet, diferencia 23 eurazos. Es la “prima” que hay que pagar para participar en MAPOMA (no es gratis). Dado que no tengo pensado correr MAPOMA completo (y que la inscripción me la guardo como Plan B), no está nada mal como “seguro” o como una Media Maratón (al final iré, aunque sea a correr la mitad).

En este juego de pillos los sinvergüenzas son los de la organización, no los corredores. MAPOMA es una carrera que no vale 70 pavos ni de coña (aquí entramos en el matiz "valor" frente al de "precio"). Es duro y, sobre todo, son unos chapuceros: Un maratón mínimamente organizado y con pretensiones no puede escatimar en medallas a los que llegan más tarde. Y qué decir del puto desastre del ropero del año pasado… con seis grados que hizo ese día, medio lloviendo y con 42,195 kms encima ponte a buscar tu mochila porque la organización se desentendió del caos. Para hacer una foto que no refleje un fracaso se han inventado dos carreras más, de 10k y medio maratón… y tienes que tener cuidado y no despistarte de arco ni de recorrido. Tienen que regalar muchos dorsales porque no llegan y, encima, con dos cojones, suben los precios. A eso se le llama hacerse trampas al solitario. Te tratan como a un perro y encima tienes que darles las gracias, aprovechándose que tienen una masa cautiva de maratonianos en una ciudad como Madrid que van a correr el maratón de su ciudad. "·Business is business, mate".

Y es que pasa con todo lo relativo a la burbuja runner. Que las pruebas de esfuerzo cuestan el doble que hace cuatro años. Que el precio de las zapatillas sube más que la inflación. Que te venden un puto chubasquero de mierda con agujeros como un cortavientos técnico transpirable por ciento veinte pavos. Una mermelada envasada en un sobre es un gel de hidratos…

Saliendo un poco de España te encuentras con maratones como el de París. Plano, excelentemente organizado, por una ciudad como París…y por 75-100 euros. Organizado con tiempo tienes billetes más baratos que el AVE a Barcelona, Valencia o Sevilla y puedes estar el tiempo que quieras antes y después, “à volonté” con rangos de precios asequibles tanto de hoteles como de comidas.

martes, 4 de febrero de 2014

Una proposición indecente: La carrera de los idiotas (Fuencarral 2014)

EL otro día me hicieron una proposición indecente. En pleno cumpleaños infantil, de sopetón,  Óscar me preguntó si tenía pensado ir a la Media de Fuencarral. “Sí, me apunté la semana pasada”.

 En principio (y lo subrayo), en el club nos lo hemos tomado como una carrera más social  que competitiva.  Se quiere correr en grupo, al ritmo del más lento. Lo que parece más una excursión que una media maratón exigente puede convertirse en un “infierno” si, como en “La Cena de los Idiotas”, el más lento terminas siendo tú.

Runner pensando quién será el más lento

Y ahora viene la proposición indecente… “algunos quieren ir corriendo… total, vamos a tardar casi una hora en llegar, lo mismo que en Metro”. Desde Hortaleza al polideportivo de Fuencarral hay 8-10 kilómetros, dependiendo de por dónde se vaya. “¿te apuntas? Es como una salida larga…”

Lo peor de todo no es la proposición en sí sino que me lo estoy pensando. Se supone que preparando un maratón debo hacer una ó dos salidas de 28-30 kilómetros y ésta es una buena opción sobre el papel. Avituallamiento periódico, asistencia al final, recorrido variado, en compañía, competida, a un ritmo tranquilo extrapolable al maratón y, quién sabe, con buen tiempo (aunque frío).

Puede que se plantee dos ó tres semanas antes de lo que una planificación maratoniana aconseja pero le doy tantas patadas a estos calendarios (normalmente por defecto) que “una más no importa”.

Con todo, lo indecente no es sólo esta proposición sino que tus hijos te empujen a hacerlo con un “Papá ¿podemos entrar contigo en la meta?” y ya lo tenemos liado, que prácticamente te obligan a hacerlo. “No, si yo no iba a correr pero es que me han liado”.

Por otra parte cierro Enero con una Mejor Marca Mensual (si es que existe ese término) de 210 kms, uno más que la anterior en Marzo-2013, en línea con lo planificado-modificado (plan de preparación de trece semanas). ¿Sensaciones? Muchísimo mejores de las que tenía a principios de mes ya que el Fascia Lata no me ha molestado.  Este año he hecho 30 kilómetros más que el pasado en el que cruzaba entrenos un bici (125 kms entonces por ninguno éste); en cambio en 2014 tengo un par de sesiones de Pilates y otra de Spinning.

Los rodajes me han salido algo más rápidos de lo que esperaba (total de 67 kms de 14 a 18 kms a 5:09 de media) mientras que las salidas intersemanales más lentas de lo que planificado (132-144 entre 8 y 13 kms ninguna por debajo de 4:45, si bien es cierto que Valdelatas no es precisamente un sitio para ir rápido). No he hecho ninguna serie (ni ganas) pero sí que le he metido caña los dos ó tres últimos kilómetros en todas las salidas con ritmos 20-30 segundos por debajo de la media (algo más si no las incluyo en esa media). ¿Cuestas? Todas las del mundo, que el camino de tierra que bordea el carril-bici por Las Tablas es muy jodido.


¿La vuelta de Fuencarral? En Metro, pero no me extraña que alguien diga el típico “¿a que no hay huevos de volver corriendo?” Y por ahí ya si que no paso, que hay que ponerse límites.