jueves, 24 de mayo de 2012

Hasta el 40 de Mayo


Justo el día que guardo la ropa de invierno entra un frente frío. Tan frío que el rodaje del lunes lo tuve que hacer con el cortavientos, cuando la semana anterior había empezado a madrugar. Pero bueno, nada que no sepamos. Gracias a mi manía de documentar en Excel todos los entrenamientos y a las entradas del blog uno se da cuenta de que el tiempo no está loco porque haga frío en Mayo o calor en marzo, sino que la primavera es así, una estación intermedia entre el invierno y el verano.

Con la memoria de pez que tenemos dentro de dos meses diremos eso de que “menuda primavera buena, mala, pasada por agua que tuvimos”, en función de lo que haya quedado en nuestro disco duro después del formateo al que le sometemos con la amnesia selectiva.

El rodaje  se me fue hasta los 18 kms. Y escribo “se me fue” porque cuando me di cuenta de que llevaba 14 estaba a cuatro de casa. Iba absorto con el mp3 (me niego a escribir lo que escuchaba, es secreto de sumario). Desde MAPOMA no he rodado nada, y las sensaciones fueron muy buenas. Al trantrán, me apreté hora y media a 5:06, con 143ppm (lo normal).

Del resto de semana deportiva… disfrutando del sol de primera hora, ya q hace tiempo que ha amanecido cuando salgo a correr. Nada de ritmos controlados, ni series. Correr por correr. Por el placer de ponerse las zapatillas. ¿Que me sale un ritmo de 4:40 en los dos primeros kilómetros porque el Body Combat me ha enchufado? Pues p’adelante, ligero como una moto, potente como un camión. pero sin ningún objetivo rítmico ni kilométrico. Salir a estas horas te da un plus de vitalidad para el resto del día nada desdeñable. Eso sí, a costa de estar todo el día con hambre.


¿Alguna carrera a la vista? Sí, la de Proniño, el 18 de Junio, con la fresquita. A priori no es la mejor época para correr (quedan tres días para el verano) ni el sitio más bonito (en uno de esos horribles barrios burbujistas de Madrid, Las Tablas), pero es de lo más plano que se puede encontrar en Madrid y por lo visto la recaudación va destinada a, en la medida de lo posible, erradicar el trabajo infantil. Quiero ser iluso y creérmelo, pero me da que no tendrán capacidad coercitiva alguna con proveedores como la manzana e indirectamente con la manzana e indirectamente con Foxconn.

También hay carreras infantiles a partir de cinco años (esperemos que no se cuezan los pobres, que salen a las 11:00 o así).

miércoles, 16 de mayo de 2012

Madrugando para troticochinear


El miércoles pasado fue mi última carrera a mediodía hasta después del verano. De sopetón, de un día para otro, diez grados más. A mediodía había unos 25-27ºC en el JC1, y a alguno de los habituales con los que me cruzaba la inercia les había llevado a echar en el petate la manga o mallas largas. Qué calor, a mitad de camino me tuve que parar a refrescarme (afortunadamente en el JC1 las fuentes no están cerradas). Llegué a casa sudando más de la cuenta. Eso sí, me apreté un cervezón del tirón mientras comía como un perdigón, y es con esos calores y después de correr lo que más apetece es una Mahou.

Así que, una y no más, desde el viernes he dado por iniciada mi temporada de verano, que, básicamente, consiste en madrugar desde mediados de mayo a finales de septiembre. A las 07:30 ya estoy dándole. En realidad tampoco me supone madrugar mucho más, me levanto quince ó veinte minutos antes, entro media hora más tarde a currar y me tomo media hora menos a mediodía para comer. Las cuentas salen así.

Eso y que descarto por completo hacer series. Incluso el correr a rtimos de umbrales anaeróbicos. Troticochineo puro y duro.

Disfrutando de la mañana, de esos olores que aún no están lo suficientemente contaminados en el JC1. Del cielo azul que aún no deslumbra y que hace que la hierba tenga un color verde intenso.

Disfrutando del mp3. Quién me iba a decir a mí que me iba a flipar con la música del Body Combat. En fin, cosas veredes.

Disfrutando también, porqué no decirlo, de esos conductores y conductoras que, a pesar de que te ven cómo vas a cruzar por un paso de cebra aceleran. Vaya a ser que pierdan cinco segundos de su triste vida si se paran en el paso de cebra.  Hoy, cortesía de la casa, una se ha llevado un puñetazo en el maletero. Me imagino que se acojonaría un poco, porque se paró de sopetón y puso las luces de emergencia, no sé si por el susto o para ver que mi “puños fuera” no rompió su puto audi a6. Qué pena en estos casos no salir con el Stinger, que algún uso seguro que le daba de vez en cuando.



Eso sí, a pesar de la fruta y los cereales que me tomo antes de correr, del yogur de después y del café y de la fruta a media mañana, paso más hambre que un caracol pegado a un espejo. Si me ponen una pata de cordero a las 10:00 me la como mojando sopas.

viernes, 11 de mayo de 2012

Camera Café




Qué pena que hayan quitado esta serie hace tiempo. Era real como la vida misma, aunque a veces se quedaba corta por la imprevisible naturaleza humana.

Sigo flipando con lo atrevida que es la ignorancia de la gente y lo fácil que resulta minusvalorar el esfuerzo ajeno.

Como bien sabéis, hay una subclase humana que piensa que puede opinar de todo, tenga idea o no, pudiendo meterse en una conversación con la idea de que pueden aportar algo a la cadena de valor o “Chain Value” como gusta decirse ahora. Bien. El caso es que el otro día estaba tomando café con un compañero en la sala “Camera Café” que tenemos en la ofi. Estábamos hablando de los entrenamientos y nuestras pasadas carreras (él su Media de Madrid, yo la de Segovia y Mapoma), de lo difícil que es rascar un par de segundos en las series, de lo jodidos que son los ritmos anaeróbicos… bueno, qué os puedo contar que no sepáis.

De repente, como una aparición sobre la zarza que no se consume, aparece una compañera  de éstas que tienen que hablar de todo e, intuyendo de lo que estábamos hablando, se atreve a decir:

“Es que he leído que la manera más fácil de terminar un maratón es coger un ritmo y mantenerlo constante”. Cágate lorito. Analicemos la frase:

“He leído…” Mala cosa. Cuando alguien empieza con esta expresión es que tiene mucha teoría y poca práctica. Yo también leo, desde que tenía cinco años, y no voy por ahí diciendo que leo, es algo que se supone.

“la manera más fácil de terminar un maratón” ¿Es que hay alguna manera fácil de terminar una maratón? ¿O una media? ¿O un diez mil?

“coger un ritmo y mantenerlo constante”. Esto es de antología. O sea que esto es como el navegador del coche, que yo elijo la velocidad, pongo el mp3 en modo aleatorio y a descansar hasta que lleguemos al hotel rural con encanto.

Obviamente no tratamos de explicarle nada acerca de entrenamientos por umbrales, ni series, ni rodajes, ni FCMáx, ni ritmos de carrera. En realidad no tratamos de explicarle nada. Simplemente le dijimos que para poder coger ese ritmo y poder mantenerlo constante antes hay que correr muchos kilómetros. Lo que viene a ser entrenar y conocerse a uno mismo y sus límites. Seguramente se fue a su casa convencida de que fue la luz que nos iluminó al final del túnel en el que nos encontrábamos, y nosotros con una leyenda en el pecho del tipo “Yo corro, ella me guía”.

lunes, 7 de mayo de 2012

Visualización


Este largo y raro puente he estado visualizando varias veces el maratón de hace un par de semanas. Y no, no es debido a que aún no me haya bajado de la nube. De hecho creo que al segundo día me bajaron a perdigonazos, y no porque me dejara (trato de mimetizarme), sino porque más allá de la cortesía en mi entorno laboral más cercano lo más parecido al deporte que se practica es el pádel y el golf, salvo honrosas excepciones. Exquisito que es uno, que sudar es de pobres.

¿Obsesión? No, no creo (bueno, a lo mejor los que me aguantan pueden decir algo al respecto). Puede que tenga que ver el hecho de que en estos días de puente haya estado con la familia en El Retiro (aparcando en Alfonso XII) y en la Casa de Campo, donde no subimos a Garabitas por la lluvia que empezó a caer. Todo una semana después de carrera, lo que hace inevitable rememorar porqué fui a tal ritmo en ese sitio, porqué no lo bajé en ese otro o qué hizo que desfalleciera a la salida.

En cuanto al “marathon blues” del que habláis (cuánto aprende uno leyendo), afortunadamente no lo padezco. Al contrario, tenía mono desde el día siguiente a pesar de no sentir las piernas. Tres días después ya estaba dándole a las zapatillas. Eso sí, estas dos semanas estoy yendo a ritmos muy tranquilos, entre 4:50 y 5:10, por lo que el calificativo de “blues”, en mi caso, sí que se puede aplicar a los ritmos.


En cuanto a futuras carreras están intentando liarme. Que si Valencia, que si Florencia… de momento a ir pensando en empezar a madrugar para correr, que yo nos pronostican 28 grados para finales de la semana, y ayer con el cortavientos en el parque. Así tengo de jodida la garganta, que en mi casa las pirulas de ibuprofeno rulan que no veas.