viernes, 26 de septiembre de 2014

Correr es “trendy” y si tienes un “personal trainer” eres “cool” (ironic)

Que correr está de moda desde hace dos ó tres años no es ninguna novedad. A todos nos han respondido alguna vez cuando decimos que corremos algo del estilo “claro, es que correr está de moda…”. En estos días de Septiembre todos los parques están petados de gente y, por lo visto, hasta en los blogs para It Girls se hablan de estiramientos (en lugar de tarjeta de crédito), tipos de pisada (más allá de tacones altos o planos) o zonas aeróbicas/anaeróbicas (en lugar de de centros comerciales).

El look runner ahora es “trendy”. EL chándal con tacones ha sido desterrado a Alcalá-Meco y a la casa de la Pantoja (tanto da), pero en cambio el Mercadona está cada vez más lleno de mallas (oh, no, que hay que llamarlas leggins!!) y zapatillas microperforadas que dan el pego y no precisamente de la marca Hacendado.

Es “cool” llevar zapas de correr. Qué bien, ya era hora de ser “fashion” sin morir en el intento, y es que me resisto a tirar esas zapas con las que he pasado tanto tiempo juntos.

Prototipo de Pegasus... menos mal que rebajaron un poco el tacón después

EL chándal tenía su aquel y daba su juego por los amplios tallajes y colores disponibles. ¿Cómo olvidar el de la mili, ese verde picoleto con la rojigualda bajando por el brazo y la pierna a imagen y semejanza de Adidas? Pero las mallas, ah, amigo, nos empeñamos en meternos en una XXS y pasa lo que pasa, que algunas parecen que en lugar de piernas tienen el dos de bastos debajo de la cadera. Y no pasa nada porque el color negro adelgaza ¡ja! Adelgaza el que gasta calorías más de las que se mete, que eso de que me cambia el metabolismo suena a que el perro se comió los deberes (así estaba de gordo el puto perro).

 ¿De verdad que no tienen a nadie que les quiera y les diga cómo les queda? Que el fetichismo hay que dejarlo para casa colgado entre el disfraz de enfermera y el del bombero machoman. Y es que los borrachos, los niños y los leggins no mienten.

Pasa lo mismo que con el tanga o el turbo en la playa, qué puta manía con ponerse una prenda que no va a verse porque la lorza lo tapa. Mi santa dice que a lo único que se puede aspirar es a que no te quede mal. Y tiene razón (como siempre).

Y para los que se atreven a dar el primer paso…cualquier pelagatos tiene un “personal trainer” que le oriente en esto del correr, de los estiramientos y para que le ponga un “target”, lo que viene a ser un objetivo. Pero ¿qué coño es un personal trainer?  Un “personal trainer” puede ser cualquiera hoy en día. Basta con hacer un curso CCC o apuntarse (de verdad) a uno de la Junta de Andalucía. Por lo visto hay cursos de 100-150 horas para los que no te piden ni el carnet de la biblioteca ¿biblioqué? en los que se aprende sobre nutrición, biomecánica, técnicas de entrenamiento y marina mercante ¿quién quiere estudiar Medicina o INEF un porrón de años pudiendo hacer un curso on-line de personal trainer con un 80% de descuento de Groupon?

Con este curriculum hace un par de meses en el gimnasio se me presentó un Personal Trainer para “orientarme” en mi entrenamiento mientras tenía la cinta al máximo de inclinación en mi preparación para Somiedo. Empezó diciéndome que me tenía que poner un “target”, que la cinta estaba bien para “empezar a correr” para que había que ir poniéndose metas alcanzables.

Por vacilarle (y ponerle a prueba, que soy un poco cabroncete) le dije que ya lo tenía, el UTMB. “Es que hay muchas carreras de montaña últimamente, ésa no la conozco”. Vale que, como dice mi padre, las iniciales son como los cuernos porque sólo las entiendo quien los pone, pero os podéis hacer una idea de la idea que podía tener.


En lo que viene a ser entrenos sigo revisitando Valdelatas. Los caminos están aún duros aunque las últimas lluvias están dejando los charcos que no se irán hasta mayo. Ya huele a pino y las lagartijas se están escondiendo. Los militares están volviendo a correr a mediodía porque se les está acabando la jornada continua. Me cuesta bajar de cinco minutos el kilómetro pero es que no hay apenas rectas por los caminos de tierra de Las Tablas. Estoy disfrutando que no veas con esto de correr por el monte a mediodía viendo zorros y conejos; tanto disfruto que cuando vuelvo al curro parece que he hecho la Spartathlon. 

jueves, 18 de septiembre de 2014

Septiembre

Septiembre comienza con muchas bicis por la calle y por el carril bici. El otro día fui en “pelotón” de tres bicis desde la estación de Hortaleza hasta el colegio de las Cortes de Cádiz (unos dos kilómetros), todos vestidos de calle y al curro. He notado que me cruzo con muchos más ciclistas que hace dos ó tres meses y espero que sea la confirmación de una tendencia en lugar de el volátil propósito de la vuelta al curro. Si en Junio me cruzaba con dos ó tres, ahora fácilmente me cruzo con ocho ó diez. No es que sea para tirar cohetes pero por lo menos la visualización de ciclistas “normales” (vestidos para ir a currar o a estudiar, no para batir el récord de la hora) puede tener un efecto llamada a largo plazo.

Hasta la semana pasada estuve yendo prontito al curro para correr un poco antes por lo que mis entrenos siguen siendo “cortos” (9 kms frente a los 12 kms de media de antes), más que nada por no entrar muy tarde. La transición bici-carrera, eso sí, la tengo dominada, candado incluido.


Esta versión reducida me hizo dejar de ir a Valdelatas (3,8kms de camino) hasta esta semana, disfrutando de la fauna de Las Tablas. Y menuda fauna, que se nota ya que la gente se ha olvidado del buen rollito de las vacaciones y va en plan kamikaze por unas calles llenas de pasos de cebra.

Mi recorrido habitual de verano ha sido el de la carrera Proniño, sólo que buscando los caminos de tierra y en su defecto el carril-bici. Lo bueno es que los tres últimos kilómetros tienen un perfil descendente y me permito alegrías como hacerlos a ritmos “endiablados” (4:10-4:15 de media con el último por debajo de 4:00).

Entraba en la oficina en plan zen, paz y amor estimados compañeros y sin embargo amigos, el buen rollito se iba diluyendo a medida que pasaba el tiempo.

EL martes volví a Valdelatas ¡¡al fin!! Eso sí, sólo de manera testimonial (entrada por el camino de la subestación, giro a izquierda donde el arroyo y subida por el camino del cuartel)  pero suficiente para valorar la suerte de poder correr a diario por este sitio.

También estoy yendo algo más al gimnasio. Lo del GAP me ha gustado; hago los abdominales que no haría y fortalezco los músculos de las piernas que necesitaría fortalecer. Ya no hay Pilates a mediodía (qué pena, los martes los tenía en rojo reservados al Pilates) pero lo he cambiado por Body Balance. ¿Cómo describir el Body Balance? Todos te dicen que es una mezcla de Pilates, Yoga y Tai-Chi.. pero en la práctica es algo de Pilates con momentos dar cera-pulir cera. Sí señores, por momentos uno llega a creerse el puto Daniel San haciendo la grulla contra el malo del Kobra Khan en la mítica final pero con menos equilibrio que los Presupuestos de Montoro. Estoy convencido que a Daniel San le pusieron cuatro remaches en el pie para que no se moviera. Pero lo peor no fue la postura de la grulla sino que ¡¡hay que echar el tronco hacia delante con los brazos extendidos!! ¡¡y moverlos como si uno estuviera bailando sevillanas!! El truco (por lo visto) está en apretar el abdomen y en controlar la respiración… vamos, como los partos que no he tenido. Encima de que hay que estar pendiente de no ostiarse hay que apretar el “six-pack”. Sin llegar a entusiasmarme he de decir que volveré porque los estiramientos me vienen muy bien. Eso sí, no lo apunto en mi hoja de ejercicios.
Track de equilibrio de Body Balance... donde se ven los remaches en los pies de Daniel-San


La carrera que tengo en el horizonte, la del Pico de las Tres Provincias (Media de Somosierra) la voy a preparar con una salida ligerita por montaña y alguna furtiva por Valdelatas si las temperaturas lo permiten, que parece que sí. Y si no se va más lento.