Los tiempos han vuelto a registros más “primaverales”, en torno a 4:40, teniendo en cuenta que tengo que moverme por debajo del umbral anaeróbico.
Además, tampoco supone ningún trauma levantarse a las 07:00 cuando por costumbre lo estaba haciendo a las 07:30, ganando de paso dos ó tres tardes para tomarse una “udos” cervezas heladas cada tarde, que este verano mundialista se hace muy duro a base de agua (eso sí que es un móvil, y no el aifon).
Cuando se corre a esas horas, si vas medianamente ensimismado, puedes ver a la peña que va con prisas a la oficina como si fuesen marcianos; es curioso: van andando pero con prisas, pero uno va corriendo y sin ninguna prisa… qué pena que una hora más tarde el que vaya a la oficina sea el menda.
Un consejo a los que pretendáis salir a correr por la mañana: desayunad. Sé que suena duro, pero no basta con madrugar, ponerse las zapatillas y salir a la calle, no; hay que tomar algo ligero. Después de 7/8 horas de sueño, estamos algo deshidratados (y más en verano) y con las reservas justas, con lo que las posibilidades de tener una hipoglucemia son elevadas. Tampoco es que haya que apretarse un mollete lleno de zurrapa y un solysombra, pero con un par de frutas y alguna tostada es suficiente; la leche es algo indigesta si no se ha hecho la digestión (en todo caso, mejor yogur). Y beber. Y, si se puede, plantar un pino, que luego te entran retortijones y vas todo el rato con el turbo puesto.