miércoles, 30 de junio de 2010

Cambiando la hora

Después de tres salidas salidas, se puede decir que hasta Septiembre mi horario para salir a correr será mañanero, así que a alternar en el parque con aspersores orientados con el culo hacia el camino (en lugar de hacia el césped), perritos y jubiletas que madrugan para andar. Además, he notado que los madrugadores de parque son más estrictos consigo mismos que los que bajan a mediodía: en los tres días me he encontrado prácticamente con la misma gente y en los mismos sitios. El tiempo y la distancia son los mismos, pero las sensaciones son mucho mejores: hace una temperatura óptima (18 grados hoy), el ambiente no está tan caldeado como a última hora de la tarde y el cansancio aún no ha hecho acto de presencia (más que nada porque no ha habido tiempo).

Los tiempos han vuelto a registros más “primaverales”, en torno a 4:40, teniendo en cuenta que tengo que moverme por debajo del umbral anaeróbico.

Además, tampoco supone ningún trauma levantarse a las 07:00 cuando por costumbre lo estaba haciendo a las 07:30, ganando de paso dos ó tres tardes para tomarse una “udos” cervezas heladas cada tarde, que este verano mundialista se hace muy duro a base de agua (eso sí que es un móvil, y no el aifon).

Cuando se corre a esas horas, si vas medianamente ensimismado, puedes ver a la peña que va con prisas a la oficina como si fuesen marcianos; es curioso: van andando pero con prisas, pero uno va corriendo y sin ninguna prisa… qué pena que una hora más tarde el que vaya a la oficina sea el menda.

Un consejo a los que pretendáis salir a correr por la mañana: desayunad. Sé que suena duro, pero no basta con madrugar, ponerse las zapatillas y salir a la calle, no; hay que tomar algo ligero. Después de 7/8 horas de sueño, estamos algo deshidratados (y más en verano) y con las reservas justas, con lo que las posibilidades de tener una hipoglucemia son elevadas. Tampoco es que haya que apretarse un mollete lleno de zurrapa y un solysombra, pero con un par de frutas y alguna tostada es suficiente; la leche es algo indigesta si no se ha hecho la digestión (en todo caso, mejor yogur). Y beber. Y, si se puede, plantar un pino, que luego te entran retortijones y vas todo el rato con el turbo puesto.

martes, 29 de junio de 2010

Esos calores...

Existe una creencia generalizada de que por el mero hecho de ser andaluz, extremeño o de cualquier otra provincia/región “del Sur” (entendiéndose este vago concepto como la tierra situada allende del Sistema Central) eres feliz como una perdiz cuando la temperatura supera los 30 grados, lo cual es un ejercicio de reduccionismo al absurdo casi tan audaz como lo primero.

Esta falsa conclusión, probablemente, sea una reinterpretación de otra que sí es cierta, como es la diferenciación fisiológica entre poblaciones que viven en altura extrema con respecto a otras que viven a otras más “normales”.

Y es que una cosa es la costumbre a unas determinadas condiciones ambientales (y, en consecuencia, de los hábitos adquiridos para una mejor “calidad de vida”) y otra cosa es la predisposición y selección genética.

Toda esta chapa viene a cuento de las últimas y definitivas subidas temperaturas y sus consecuencias en forma de preparación y rendimiento de la carrera. Definitivamente, y hasta Septiembre, me voy a quitar de correr a mediodía salvo bajadas coyunturales y pronunciadas de las temperaturas.

Para empezar, los rendimientos son menores. La mayor sensación de “agobio” en ritmos veloces se mitiga inconscientemente acortando el ritmo.

Dado que el cuerpo suda más para mantener la misma temperatura corporal, la pérdida de minerales, vitaminas y sales se agudiza, por lo que la sensación de cansancio aparece mucho antes.

Dicha sudoración, lógicamente, implica una deshidratación progresiva que hay que recuperar durante el ejercicio y, aunque no se tenga sed, hay que pararse cada cierto tiempo a beber agua.

Obviamente, estas consecuencias se mitigan yendo a correr a horas más “intempestivas” como primera hora de la mañana o última de la tarde. Por circunstancias personales me he decantado por la primera. La segunda la intenté el año pasado, y si bien es buena en cuanto a temperatura es más benigno que a mediodía y que hay más gente corriendo, no lo es tanto si tienes una jornada laboral más o menos intensa (que redunda en cansancio) y determinadas obligaciones/necesidades familiares mucho más importantes que irte en mallitas a correr al parque. Ya cuento con la experiencia dominguera, pero a ver cómo se integra en una jornada más estricta en cuanto a horarios.

jueves, 24 de junio de 2010

Se acabó el buen tiempo (para correr)

A principios de Junio los termómetros hacían presagiar un duro inicio de verano en lo climatológico, pero una oportuna borrasca hizo que las temperaturas volviesen a niveles de abril, en torno a los veinte grados de máxima, lo cual ha hecho que los dueños de los chiringuitos playeros/piscineros se caguen en el cambio climático con toda la razón del mundo. Como nunca llueve a gusto de todos, esto ha posibilitado que los runners de mediodía (como es mi caso) hayamos disfrutado de una prórroga de dos semanas.

Así, estas semanas raras de Junio las voy a cerrar con tres salidas semanales a mediodía. Hace dos jueves, incluso, me cayó una mojadura sobrevenida tremenda. Por mucho que digan los más veteranos que la lluvia no jode sino que acompaña, algo sí que jode, sobre todo si no has salido preparado. Cuando me quedaban diez minutos para terminar una carrera que iba in crescendo (empecé el primer kilómetro a 5:00 y bajando siete-diez segundos por vuelta/kilómetro), se ponen a caer chuzos de punta. Si no llueve mucho, el propio sudor “evapora” la lluvia y no se tiene la sensación de estar mojándote. Además, si tienes un cortavientos ni te mojas. Ayer también me mojé un poco, y hacía aire y un poco de frío.

Con todo, lo que más se moja es el pelo y las zapatillas. Por cierto, aunque parezca una perogrullada, lo peor de la lluvia no es el agua, sino los charcos; la lluvia, con el sudor y la carrera, se evapora y/o dispersa, pero como pises un charco medianamente profundo, amigo, la has cagado: las probabilidades de rozadura se multiplican exponencialmente, así que date por jodido y para casa (no creo que lleves una mochila de combate con una muda seca en la espalda). Pon las zapatillas a secar, pero NUNCA sobre un radiador/estufa o fuente de calor. La goma (y por tanto, la amortiguación) se jode muy fácilmente y sería una pena cargarse unas zapatillas de 90 pavos por una gilipollez que, por otra parte, no se comete con los zapatos “de vestir” porque “se fastidia la piel”. Seguramente el efecto del calor es más devastador sobre las amortiguación de las zapatillas que sobre los zapatos. Al fin y al cabo éstos son sólo estéticos, mientras que unas zapatillas con las gomas fastidiadas sólo sirven para sacar al perro (si es que lo tienes).

Hasta ayer, a mediodía hizo un tiempo buenísimo para correr. Hoy, sin embargo, el calor ha subido de golpe 5 ó 7 grados, con lo que, ahora sí que sí, tendré que correr por la tarde o madrugar :S. Eso sí, los locos del impermeable siguen corriendo por el parque sin parar a beber porque “pierden el ritmo”. Los ritmos, además, se alargan: calculo que, con el mismo esfuerzo el kilómetro me sale unos diez segundos más lento.
Eso sí, lo bueno de estas fechas tan entrañables es el partido diario del Mundial y la cerveza helada cuando arrivo a casa. A ver si estos cabrones les dan pal pelo a los chilenos el viernes, que ya nos hemos agenciado una vuvuzela para desgracia de los vecinos y disfrute de los enanos.

martes, 15 de junio de 2010

Consejos de un novato a otro (aún más) novato

Después de unos días viniendo a trabajar en bici, puedo trasladar algún consejo a los pocos que se piensen en algún momento ir en bici al trabajo/universidad o hacer gestiones puntuales.

1.- No meterle caña al ir en bici. Si bien sabemos perfectamente cuándo hay que andar y cuándo hay que correr, tenemos que hacer la misma distinción cuando vamos de paseo o estamos haciendo deporte con la bici. El efecto AXE es importante, pero no infalible, sobre todo si sudas antes de empezar a trabajar. Tus compañeros te lo agradecerán.

2.-Comprar más dos pinzas para los pantalones. Son de plástico y se rompen, por lo que es conveniente tener alguna de repuesto. Por cierto, son reflectantes y con eso pienso que se está cumpliendo la normativa de llevar prenda de este material.

3.-Comprar más de un candado/cadena. Con uno solo, hay que transportarlo en cada viaje. Si los desplazamientos son habituales, siempre se puede dejar uno donde aparquemos habitualmente, evitando tener que llevar la mochila julandrona en la mayoría de ocasiones (sudoración innecesaria de la espalda).

4.-Por cierto, si aprecias a tu bici que el candado que sea de los buenos. Si te gastas 500 ó 600 leuros en una burra ¿por qué escatimar 10 más en que no te la roben? Entre 20 y 30 euros ya ofrecen un nivel de seguridad considerable (los de U son un poco mejor que los articulados). Los pedorros de menos de 10 lerenles el puñao no valen para nada (al menos para atar no valen); con una cizalla discretita se rompen enseguida.


5.- Como sólo tienes un candado/cadena, hay que transportarlo en una mochila, que normalmente no facilita la transpiración, lo que lleva a sudar sin necesidad. Si a pesar de eso te mola el rollo mochilero o perroflauta, en el decartón tienes mochilas que facilitan la transpiración a buen precio (algunas con depósito para líquidos como la cerveza…mmmmmmmm).
No comprar un poncho. En estos días tan raros de Junio te puedes encontrar una chupa de agua justo a la salida del curro. Como seguramente tu bici es descapotable, sólo te queda ponerte un poncho. Por diez lerenles o así tienes varios en el Decartón de colorines normales y gays

6.-Llevar pañuelos de papel o similar. La cadena se sale de vez en cuando y hay que ponerla con las manitas. La grasa mancha, y mucho.


7.- No llevar pantalones claros. A pesar de que las pinzas te quitan casi toda posibilidad de ensuciarte, ésta no desaparece, sobre todo si la bici no tiene cubrecadenas, accesorio poco frecuente salvo en bicis de paseo. Hay que ser práctico, sobre todo si te da pereza ir a la tintorería, por lo que los pantalones oscuros serán de gran ayuda.

Si a alguno de los veteranos o iniciados se le ocurre algún consejo más, por favor, escribidlo.

martes, 8 de junio de 2010

En bici al curro

La semana pasada hice la prueba de venir a trabajar en bici, que puede calificarse como de satisfactoria. A pesar de que puedo considerarme un privilegiado por tener quince minutos de paseo hasta el trabajo, la posibilidad de tardar aún menos ha podido con la comodidad del paseo. Pese a que a la ida y a la vuelta no gano apenas tiempo (hay que entrar a boxes con la bici), a mediodía sí que gano bastante, no tardando más de cinco minutos en cada trayecto: si tengo hora y media para comer, tengo veinte minutos más, que se nota mucho. Además, en este tiempo tan veraniego, la brisa marina del carril bici es más agradable rodando que andando, y en contra de lo que se pueda pensar desde el desconocimiento, se suda menos en bici que andando a ritmos tranquilos. Además me da tiempo incluso de recoger al enano del cole. En cuanto al aparcamiento no hay problema, ya que la puedo dejar en el del curro y en la puerta de casa.

Eso sí, viniendo debidamente pertrechado con el preceptivo casco, el necesario candado (en una mochila, que no necesitaría si compro otro y lo dejo en el aparcamiento) y las pinzas para que no se manchen/enganchen los pantalones con la cadena tengo una pinta de friqui total, sin llegar a ser un perroflauta por ir en camisa y pantalones (la corbata me la perdono y hago un Supermán cuando llego) y no tener rastas con tirabuzones. De momento pienso continuar así; a ver cuando llegue el frío y, sobre todo, la lluvia. No me veo con un poncho y el gorro de Chanquete por ahí.

En cuanto a la semana deportiva, se va notando el calor, y se ha visto afectada por una inoportuna faringitis. Sólo una salida a mediodía, el lunes pasado, una tirada de algo más de una hora el jueves tempranito (ESPE ha decidido que otro de los Jueves que relumbran más que el Sol sea festivo) y el viernes poco más de hora y media en bici que se me hizo algo larga la vuelta por el viento y lsobre todo por la sequedad de la garganta. Éste tendré que aprovechar la bajada de las temperaturas que, cómo no, durará hasta el 40 de Mayo. Menos mal.

miércoles, 2 de junio de 2010

De compras

Salvo contadas excepciones, el genero masculino retrasa hasta lo inevitable el ir de compras, con las excepciones de comprar cervezas, ropa deportiva y fricadas tecnológicas (no necesariamente de forma conjunta), y tiende más a “ir a comprar” que a “ir de compras”, dos términos que no necesariamente tienen que coincidir. El primero responde más a una necesidad que se concreta en una relativamente compra rápida (unos zapatos negros no dejan de ser unos zapatos negros, donde el corte, cordones, hebillas u otras mariconadas aportan el mismo valor que Guti al juego del Madrid), mientras que el segundo se aplica más a una afición o necesidad secundaria, implica andar más que un tonto, ver/probarse la prenda en cuestión en infinidad de tiendas y no implica compra necesariamente, en ocasiones por peregrinos motivos (“me hace gord@”, “en esta tienda son unos bordes, que les den”, “me espero a las rebajas”, “la semana que viene traen género nuevo”…).

Debido a esta necesidad constatable (llevaba dos años –que recuerde- sin comprarme un traje de verano), el pasado sábado fui a comprarme un traje y alguna camisa. En las últimas semanas venía observando que la talla 52 que venía utilizando se me estaba quedando algo grande, hecho que confirmé al probarme una 50, talla ignota para mí desde hace muchos años (de hecho creo que nunca he tenido un traje de esta talla); el pantalón, incluso, me quedaba algo grande (también hay que decir que me lo probé con una camiseta), pero la chaqueta andaba algo justa en la espalda. Notable excepción la mía en eso de “ancho de espalda y estrecho de culo”.

Por lo que respecta a la semana deportiva, el calor va haciendo mella tanto en el rendimiento como en la cantidad o el tipo de entrenamiento. Tres salidas, al trantrán, contando la tirada larga que se redujo a una hora pelada y las clásicas de cuarenta minutos a mediodía, con una parada en boxes para repostar agua. Es obvio que no se corre tan bien a 30 grados que a 20; si además, tratas de correr a mediodía porque es la mejor hora disponible, peor. Se impone una mayor hidratación, antes, durante (parar a beber agua cada 15/20 minutos) y después (cerveza te quiero, cerveza te adoro, te compro un loro). Además, de series nada de nada. Así que a correr menos veces (dos ó tres como máximo a la semana) y por la mañana temprano o por la tarde-noche, según posibilidades, alternándolo con la bici, que cansa menos.