lunes, 25 de marzo de 2013

Dieta runner


Si hay algo que la mayoría de los runners tenemos claro es que nos podemos meter un homenaje de vez en cuando como si no hubiera mañana sin temor a engordar. De lo único que nos preocupamos es de cenar ligero la noche anterior a una carrera o entreno más que nada por descansar y no pasar deliberadamente una noche toledana salvo requerimientos de los enanos.

Vamos, que el tema calórico de los alimentos nos preocupa lo mismo que la velocidad a la que se expande el universo en el borde exterior y si esta velocidad y su vectorial son constantes o no.

Vemos proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales a la vez que vemos también un delicioso lechazo hecho al horno de leña en bandeja de barro con su punto justo de agua y sal.Por mucho que nos empeñemos no vemos a Satanás en forma de Donut sino que proyectamos cinco minutos más de carrera y punto.


Comiendo de todo y comiéndomelo todo (sin segundas), desde principios de año he perdido cinco kilitos. Quitando el consabido kilo de los excesos navideños el neto 24 de Diciembre a 24 de Marzo ha sido de menos cuatro kilos. El único secreto se llama parque, más kilómetros y preparación de una maratón. Como en el un, dos, tres, 200 kms mensuales a 60 calorías por kilómetros son 12.000 calorías. ¿Muchas, pocas? Pongamos un caso práctico: un Donuts tiene 140 calorías… lo que hacen 85 donuts.

No me he privado de mi cervecita los fines de semana (jueves a domingo) ni de los aperitivos ni de los ibéricos ni de pizzas/hamburguesas los días de partido ni de lechazos ni de celebraciones. Y es que somos carnívoros por naturaleza. ¿Alguien ha oído hablar de las jornadas de la rúcula? Hay del pulpo, del cordero, de la tortilla de patatas o de los callos ¿Se puede pedir forraje a la piedra en un restaurante? No, sólo vaca, perdón, buey con sal gorda ¿Y un cocido de acelgas con su tocino de coliflor y zanahoria ahora que hace frío todavía? Vamos, no me jodas, como una pringá comida en sopas hay pocos placeres culinarios.

Vale que el sábado noche no nos pegamos una cena a base de tacos, arrachera, cerveza desperado y tequilazos (Ayayayayayy, ayayay mi amor…) porque el día siguiente en el entrenamiento lo pagaríamos, pero es que de ordinario tampoco nos lo planteamos: si no corremos por el parque al día siguiente puede que corramos ante un “dormir no quiero” a las horas del GP de Australia, un chupete que se cae, una galleta gigante que nos persigue o a preparar un chute de Dalsy/Apiretal según mercado. Por otra parte esa cena valdría como comida sin los tequilazos.

Luego nos quejamos de que engordamos “si no como nada” Tampoco haces nada, perla, que desde que te levantas tienes el culo pegado a la silla, al sofá o al asiente del coche. “Si yo hago deporte, que juego al pádel”. Vale, vas en coche a una pista de pádel que pagáis entre cuatro, peloteáis una hora como Lilí Álvarez y después os tomáis un par de cervezas con papas fritas en el tercer tiempo. Conozco gente que engorda con este juego, perdón, deporte.

AL final, para adelgazar de lo que se trata es de que salga más de tu cuerpo de lo que entra. Cualquier contable diría: "Las existencias finales son iguales a las iniciales más las entradas menos las salidas”. Un niño de tercero de infantil es capaz de hacerlo: una suma y una resta que puede que sea sin llevar. Como dice Botín: “lo que no son cuentas son cuentos”. Pues va a ser que sí, que si la abuela tuviese ruedas sería una bicicleta. ¿O es al revés?

jueves, 21 de marzo de 2013

Las pirámides no sólo están en Egipto


Semana de ocho días la pasada, previa a las vacaciones de Semana Santa. Gracias al puente de San José en la capital tuvimos un día más de fin de semana que aprovechamos para ir a Gijón. Como en cualquier viaje de cualquier runner allá que fueron las zapatillas (y las mallas, y el cortavientos y…)

Siguiendo con la tónica meteorológica, una semana más de preparación con tiempo cambiante. Entre el viento, el sol o la lluvia uno no acierta con el modelito ni queriendo. A este paso no estreno los tacones de aguja, je, je.

Una salida de 10 km a 4:37 (anaeróbica total, 150 ppm) y otra de 12 kms a 4:56 con más ppm por el viento, se complementaron con un rodaje de 19 kms en Gijón el sábado a 5:07 y 140ppm. El ritmo fue lo de menos porque en Gijón o en Córdoba voy diez ó quince segundos más rápidos que en Madrid con esfuerzos similares. Por último, el lunes otra salida anaeróbica de 10 km a 4:35. Lo que más me importó fueron las 140ppm, el ritmo deseado de carrera.

Sigo ajustando los ritmos al de maratón y probando cosas. Como me sigue pareciendo una el timo de la estampita pagar 1,80 por unos geles que básicamente son un jarabe de sugus con red bull (son glucosa con sal, cafeína y poco más). El otro día probé una ampolla de Glucosport y no noté ir peor que con los geles de pata negra. ¿Será verdad la leyenda negra ésa que dice que del subidón de glucosa que te da se inhibe la generación de insulina consiguiéndose el efecto contrario? Por si acaso lo mantengo en la recámara como opción a investigar después de MAPOMA. Por si acaso voy a seguir con los geles de Infisport, que se 

El siguiente paso será el de Javi, probar con las mermeladas que, fríamente pensado, es más de lo mismo pero más barato: una mezcla de fructosa, vitaminas, minerales e hidratos de carbono (eufemismo para no decir glucosa). Si es que nos venden la moto.

Lo que sí he notado es que el dolor ése entre el glúteo y el isquio en realidad era un piramidal travestido. Empezando con un dolor en el glúteo, transmitido a la lorgo del muslo, no llegaba a la rodilla. Como afortunadamente no utilizo el coche en mi vida diaria, a la vuelta me notaba una tensión justo ahí: piramidal de cajón que confirmé con el fisio el martes. Estiramientos BIEN HECHOS, descanso y poco más. Afortunadamente.

viernes, 15 de marzo de 2013

Ahora sí que sí


… parece que viene la primavera. El miércoles salí a correr a pesar del viento. El sol ya pega (nos acercamos el equinoccio de primavera). Las últimas lluvias, además, acentúan el olor del romero a lo largo de mi camino hacia el JC1. Los cerezos del JC1 acaban de florecer mientras que los almendros de la Quinta todavía conservan sus flores dejando con ello un intenso olor a miel que los que salimos a correr habitualmente agradecemos. También se dejan notar ya las mimosas aunque todavía no están en su máximo esplendor. Bueno, y los reductos de pinares que hay por Hortaleza.

Además anteayer estaban cortando la hierba a lo largo de todo el carril-bici lo que hacía desprender un intenso olor a hierba recién cortada.

La sierra, además, se veía preciosa cargada de nieve.

Para que fuese perfecto sólo faltó que hubiese alguna hilera de naranjos con su azahar al aire; pero bueno, quizás eso sea mucho pedir. Al fin y al cabo echamos de menos los olores con los que nos hemos criado, de ahí que no eche de menos como otros el olor a mar.

Se me ha olvidado escribir que fui a 4:50 más feliz que una perdiz, pero es que el miércoles la carrera fue lo de menos.

 ¿Quién dijo que correr es aburrido?

Pensado mientras corro desde el parque; enviado desde mi pecé.

martes, 12 de marzo de 2013

Raining over me



Dependiendo lo romántico que me encuentre, cuando empiezo a correr empiezo por el Sweet Child of mine , Nothing else matters o el Highway to hell . El resto lo delego a la aleatoriedad del “shuffle”.









El viernes salí a correr a mediodía con “viento de poniente” justo en el momento que aflojaba la lluvia después de haber estado jarreando toda la mañana. Justo después de escuchar el Nothing else matters” (sí, escuchar, porque a Metallica no se le oye, se le escucha), empezó a sonar el “Rain over me” como si de una metáfora se tratase. Sí, sé que son canciones que no pegan ni con cola. Algunos lo llamaréis sincretismo pero no; todo lo más podría considerarse eclecticismo pero es que ni eso: son corta y pega. La lista de distribución la confeccionamos en base a momentos tan personales como distantes. A veces vas de subidón y te apetece meterle caña y te pones esa música que suena en las carreras. Otras veces te pones a rodar y quieres algo más tranquilo y tradicional (si por tranquilo y tradicional puede considerarse el “Seek and destroy”). Por cierto, os pido que rellenéis la "encuesta" de la derecha.

A los 100 metros de salir “se abrió un claro entre las nubes, hemos vuelto a ver el sol como dos presos comunes en el tejao de una prisión”. Esta vez fui por las aceras hasta el carril bici. Rodeé el parque de Silvano y lo crucé para volver nuevamente al carril-bici y desde ahí al JC1. Esquivando los charcos fui por el anillo central, ése que es de asfalto y que para zumbarle a la bici viene tan bien en un día sin gente como el viernes. Entre la lluvia y que era precisamente viernes no había casi nadie en el parque. Qué gusto correr un día en el que deja de hacer viento, el aire está limpio y no tienes que esquivar a nadie.

Cuando me di cuenta llevaba casi ocho kilómetros y me acordé que ese día tenía que seguir trabajando por la tarde. Me supo a poco la carrera, y es que hay pocas cosas como el aire en la cara con una lluvia fina sin necesidad de estar seco. Corriendo por correr.

Del resto de la semana poco más que contar. Estoy poniendo a prueba el inventario de cortavientos y demás material para la lluvia y me he dado cuenta de que no es muy extenso, por lo que en las próximas rebajas habrá ampliación. La Meseta castellana no es precisamente La Coruña, por lo que puedo pasar perfectamente sin una prenda más de éstas un año más (como, por otra parte, lo he hecho los últimos años). Dos salidas más de 10 kms a 5:00 y 4:45 respectivamente y el rodaje de ayer, casi 18 kms a 5:15 (bien porque voy acoplándome a un ritmo cómodo y rgular porque aún tengo moolestias).

Ah, por cierto, y por mucho que diga Yolanda con respecto a la comida. Aún a pesar de ver proteínas, hidratos de carbono y alcaloides donde otros ven unas porras con chocolate, tres porras con chocolate dos horas antes de correr no son precisamente los mejores cmpañeros de viaje. Qué mal lo pasé el martes en plena carrera, pero uno es más cumplido que un luto y si un compañero invita por su cumpleaños a porras con chocolate pues tampoco es cuestión de hacerle un feo. Y es que con las cosas del comer no tengo mesura. 

jueves, 7 de marzo de 2013

Doblete en la Quinta de Los Molinos


Una de las cosas que más me gusta de “mi barrio” es que se puede hacer más de medio maratón sin repetir recorrido saltando de parque en parque como la ardilla ésa de Estrabón que recorría la Península desde Tarifa a los Pirineos sin bajar al suelo. Entrecomillo “mi barrio” porque los parques abarcan los distritos de Hortaleza, Barajas y San Blas. Si alguna vez abren el Parque Forestal de Valdebebas (al que se accedería por IFEMA y Las Cárcavas) seguro que sale un maratón.

El domingo salí a rodar a las ocho y media, que después queríamos salir con las bicis y la única forma de que dé tiempo es salir pronto; al fin y al cabo en casa madrugamos “más que el hambre” y a partir de las 7:00-7:30 cualquier hora es buena para un “Papá, dormir no quiero”.

Yendo por Villarrosa, por el Parque de Los Llanos (Silvano), Juan Pablo II (al lado del campo de rugby del XV de Hortaleza), y el Pinar de Conde Orgaz (ése que une Arturo Soria con Barajas) ya salen diez kilómetros fácilmente. Después se puede pasar por el puente sobre la A-2 para entrar por una puerta clandestina a la Quinta de Los Molinos (o bien se puede bordear y entrar por la principal), uno de esos parques semidesconocidos en Madrid que estos días vive uno de sus momentos de esplendor. Y es que los almendros están floreciendo.

El parque presenta ahora una belleza tan espectacular como efímera. EL domingo aún se percibían muchos capullos en forma de bulbo (los otros andan solos), pero ya se ven muchísimas flores en los árboles. Además hay un intenso olor a miel que rodea el ambiente desde varios metros y que te hace disfrutar aún más de la carrera o del paseo.

Con sus 25 hectáreas salen unos pocos kilómetros de carrera. Justo al lado está la pista municipal de atletismo de Suances, con un tartán todavía en unas condiciones estupendas (me temo que con los recortes no aguante mucho).

Después de salir de la Quinta continué por el resto del Pinar hasta la Alameda de Osuna donde me di cuenta de que llevaba quince kilómetros y que tenía que elegir entre entrar al Capricho o volver por el JC1, decidiéndome por la última opción. El isquio se me estaba cargando otra vez y no quería correr tanto. Salvo el ultrarodaje de 28-30 kms, rodar más de 20 kms no aporta mucho y aún me quedaban cuatro kilómetros hasta casa.

En total 19 kms a 5:16 con parciales casi clavados y 141 ppm (desde el km 5 a 142ppm al 19 a 148ppm). Mi ritmo de maratón aún debe ser un poco más lento, pero el camino es éste. Dadas las molestias y que no estoy haciendo apenas trabajo de calidad ya no me planteo bajar de 3:45 sino simplemente disfrutar y cruzar la meta con los enanos, que de eso se trata al fin y al cabo.

¿El doblete? Recién llegado a casa y ante una incipiente insurgencia de los enanos los dejamos sin bicis y nos fuimos a La Quinta; al fin y al cabo los almendros duran tan poco que hay que aprovechar. Eso sí, antes de entrar nos metimos en la pista de atletismo de Suances a darle cuatro ó cinco vueltas. Los enanos segregaron endorfinas para el resto del día “preparadoslistosya” y al parque. Se pasaron toda la mañana encontrando dientes de T-Rex y plumas de Pteranodones, y los paleontólogos sin darse cuenta.

Por cierto, que por La Quinta se puede ir en bici pero hay que tenr cuidado con la bici. Algunos no se enteran que siguen estando en un parque donde hay prioridad peatonal y aún así parece que se están jugando el oro de MTB en la modalidad de descenso.

Al final me salieron 19 kms en carrera, otro en pista más el paseo de tres kilómetros.

Del resto de semana pre-MAPOMA poco reseñable salvo una carrera bajo la lluvia por Villarrosa. No me acordaba de lo “duro” de las cuestas de este parque de un kilómetro de perímetro. Entre el barro, las cuestas y el ritmo tuve que dejarlo en el km8 (de todas formas hubiese tenido que dejarlo en el 10).