martes, 15 de diciembre de 2015

El corredor y el Body Attack

Por casualidad el otro día me metí en una clase de Body Attack. Lo que se suponía que iba a ser una clase de GAP un viernes cualquiera a las 14:30 se convirtió en Body Attack.  Ignorante de mí, me veía como uno de esos guerreros enmascarados con capa en la espalda y con cobertura de grasa en la panza paseándome por el ring antes de meterme de ostias con otro similar.

Pero no. El calentamiento fue un resumen de lo que me esperaba… carrera en el sitio, con los pies el glúteo, levantando las rodillas, estirando la pierna yendo hacia delante (paso ruso, para entendernos), retroceso con pasos cortos, carrera lateral, saltos laterales, en el sitio… sí señoras y señores… me acababa de meter en toda una clase de técnica de carrera coreografiada. Y dirigida (muy bien, por cierto).

La peña lo flipaba… esperando una clase “convencional” de GAP (entendiendo por convencional una sucesión de ejercicios core y tonificación elegidos por el monitor) con sentadillas, patadas laterales, crunches, launches, algo de step, gomas (para sufrimiento de los abductores) y reggaetón a punta pala (es lo que tiene que la monitora tenga veintipocos, que el Scattergories es suyo y te pone a Nicki  Jam y su “Perdón” o “La Gozadera”) va y se encuentra una serie de canciones (tracks) más cercanas al Zumba que al Pump o al Combat.

Hasta progresivos dio la clase para hacer. Bueno, no muy progresivos porque el espacio daba para lo que daba y no lo pidió la monitora pero me vine arriba ¿y cómo no si corres hacia atrás estilo Moonwalk y tienes que salir hacia delante? Un progresivo (sui generis) de cajón.

Y “skipping”. Levantando las rodillas y avanzando elevando las pulsaciones hasta el infinito y más allá, que una cosa que tiene esta clase es que los descansos son mínimos.

Skipping... perdón track de Body Attack


Algún fondo casi al final para rematar la faena, cambios de dirección, carreras laterales… hicieron que saliera de esta clase con la sensación de haberla aprovechado al máximo.

“¿Qué os ha parecido la clase?” Nos preguntó la monitora. “Rara”, “Divertida” se oía. “TÉCNICA DE CARRERA COREOGRAFIADA” dijo el listo de turno (es decir, yo). Con lo que me joden los listos (como diría mi padre).


Lo que iba a ser una clase de GAP se desveló como una sesión de técnica de carrera. Pero qué cabrones son los de Les Mills, que te venden algo como la caña de España con tantos años como el comer como Leonardo di Caprio en “El Lobo de Wall Street” nos vendió un boli. 

Escena mítica... como venderle hielo a un esquimal

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Crónica Canillejas 2015. Crónica de un sub40

Desde hace semanas me rondaba la cabeza apuntarme a un 10k para quitarme la carbonilla. Llevo varias salidas de 7-8 km a 4:15-4:20 por Las Tablas. Entre aceras, carriles-bici y pasos de peatones estas medias, más que habituales, se han vuelto constantes para estas distancias.

Sólo había corrido seis diezmiles (en diez años). No es una distancia que me apasione precisamente porque es muy agónica. Tienes que salir dándolo todo desde el principio. Colocarte bien. Ir al 100%. Y el margen de mejora es poco… al menos para mí que ni me la trabajo en entrenamientos con series ni mucho menos en competición. Sí que la domino (y mucho) en entrenamientos ya que 45 minutos es el tiempo que suelo sacar entre semana.

El otro día lo que iba a ser un tranquilo rodaje se convirtió en una sesión de cambios de ritmo muy cañeros, con ritmos puntuales de 3:45 o menos. “Estás para bajar de 40:00” me comentó un amigo. Eso y el hecho de verme bien (en torno a 41:00) hicieron que me apuntara a la Canillejas.

Perfil de Canillejas 2015


El domingo, con un frío pelón y bastante aire, me fui en bici para allá. Aparco en el metro del Carreful, donde había quedado con un compañero, y nos vamos a trotar algo. Nos colocamos en buena posición y esperamos los quince minutos de rigor. Sin frío, sin viento, al amparo de la manada.

Lo primero que sorprende de esta carrera es que hay poco sitio para el postureo. Las/os cuquirunners ni se les ve ni se les espera. Canillejas, por lo visto, no tiene el glamour de otras carreras o sea más céntricas. Mucha camiseta de club, olor a réflex y poco selfie en la salida para gloria del caralibro.
Salida rápida, muy rápida. Se nota que la gente sabe correr porque la peña mantiene la dirección y no se cruza salvo causa de fuerza mayor (adelantamientos) y en cualquier caso lo indica con ese leve movimiento de brazo anunciando el cambio. Así da gusto correr. Primer kilómetro cuesta abajo (donde hasta la mierda sabe correr). Intento no fliparme, que la carrera es rápida pero los 10.000 metros hay que hacerlos. Aún así, 3:43. En mi planificación sobrevenida me hago la cuenta de la vieja, 4:10 por kilómetro para repetir MMP (41:40)… 27 para el zurrón. Km 2 y y uno de los pocos con perfil ascendente… hemos dado la vuelta y desde el Carreful nos metemos por García Noblejas, 4:06 y 3:59. Sigo llenando el zurrón. Con el viento de frente bajamos por Arcentales… en el km 4 (3:50) están mi hijo y unos amigos.. me vengo arriba, foto de postureo para el Facebook que todavía no tengo y para adelante. No siento el viento. Ni las piernas. El efecto túnel se hace presente y, con repechos incluidos, hago el primer cinco mil en ¡¡19:31!!

¿Alguien dijo que iba a 41:00? ¿A que no hay huevos…? Km6, con algo de subida y de nuevo veo a mi hijo mayor y sus amigos: otra foto de postureo en la que (creo) soy capaz de sonreir. Viento de cola (menos mal) porque Arcentales hacia arriba cuesta, valga el juego de palabras. Bajo el ritmo y adelanto: las cuestas de Valdelatas y Valdebebas tienen su efecto porque adelanto a más corredores que en el resto de la carrera. Termino el km 7, casi todo cuesta arriba con un dignísimo 4:14. ¡¡27:44!! Y sólo quedan los últimos tres con un perfil descendente. ¡¡Sí se puede!!

Nos metemos nuevamente por García Noblejas y giramos a mano derecha buscando el parque de Canillejas. Todo en una ligerísima cuesta abajo. Sigo kilómetro a kilómetro. No quiero petar y el hecho de contar con 12:15 para tres kilómetros hacen que tire de calculadora mental, 4:05 por km de margen. 3:49 en el 8 (esta vez mi hijo me vio a mí, me llamó y me tuve que girar para saludarlo) , 3:47 en el 9… harían incluso factible bajar de 39:00.. pero no, no se me va la pinza. Además el cartel del km 9 está 100 metros más adelantado que lo que marca el GPS. Arco de bebida isotónica al fondo… aprieto un poco porque visualizo ese sub40… ¡¡la meta está 100 metros más adelante!! Mantengo (creo) el sprint y cuando mi miopía me permite ver el cronómetro ¡¡veo un 39:48 como el sombrero de un picador!!  ¡¡Síiiiii!!!

Como suele suceder el GPS marca algo más que la carrera. ¿Estarán todas mal o será un reflejo de la inercia masculina a pensar que lo nuestro mide más que la realidad?

Un sub40 ha venido y nadie sabe cómo ha sido.

Conclusiones

-       -   No iba de tapado. No tengo experiencia apenas en carreras y apenas entreno la distancia. Series las justas.

-     - A pesar del subidón y de que se me da muy bien la distancia sigue sin gustarme. No hay lugar para el disfrute d ela carrera (en mi caso) salvo el pitido del pulsómetro que me anuncia que voy mejor de lo que esperaba ¿qué pasaría al revés? Pues eso.

-          - Estuve comiendo todo el domingo sin parar. Entre la carrera y el trayecto (20-22 kms en bici con frío y viento) estuve dándole toda la mañana. Más alguna propinilla corriendo hasta llegar a la bici.

-          - Carrera muy recomendable por el ambiente y por el recorrido. A pesar de que la salida y la meta están muy alejadas entre sí, la experiencia de los organizadores hacen que no se pierda tiempo con el ropero.

-         - El precio… entramos en una discusión más emocional que racional. 16 euros para un diez mil está en la banda alta. El ser una carrera rápida y que haya premios en metálico hacen que muchos élite se acerquen a ver qué pasa y se nota en las marcas. ¿Podría haber menos premios y que se bajase el precio? Podría, pero sería otra carrera más.

-          ¿La recomendaría? SÍ. Hay que planificar la logística pero sí (sólo hay metro inmediato en el carreful… la meta tiene metro a 600-800 metros, línea verde).

-          ¿Volveré a hacer diezmiles? Sin duda, pero próximamente no.

jueves, 8 de octubre de 2015

Visualizando 2016

¿Qué es lo que pasa cuando, por los motivos que sean, vas en Metro al Retiro y te bajas en la parada de Ibiza?

Para la mayoría de la gente nada. Todo lo más el GPS  le avisa “ha llegado a su destino”.

Para los que no sois de Madrid… es una de las paradas de Metro más cercana (probablemente la más utilizada).

Para los que vivimos en el “extraditario” y tenemos la suerte de trabajar en las afueras, ir al centro se convierte en un acontecimiento que se produce cuando hay alguna carrera o fiesta de guardar.


Metro Ibiza... al fondo Menéndez Pelayo y los castaños amarilleando en el Retiro


El estanque del Retiro en pleno atardecer en Otoño... un lujo

En un par de semanas hemos ido dos veces y, claro, con la espectacularidad de los colores y atardeceres del otoño uno visualiza… y piensa MA RA TÓN mientras se toma por tercera semana consecutiva el último helado de la temporada (acontecimiento tan catastrófico como el último baño en el mar o la última copa).

Sí, el año que viene correré al menos un maratón más. Seguro el de Madrid y quién sabe si otros más limitados por la logística, el presupuesto y la generosidad de algún mecenas que me estoy camelando y que me está costando algún que otro postre...

Y algún trail de esos disfrutones o de esos autoflagelables en los que lo importante es aprender la técnica de bajada.

Este año me he planificado mal y no he corrido el de Madrid porque había un trail que me apetecía correr dos semanas más tarde… cuando trails de 40 kms hay muchos cerca de Madrid. Error de cálculo.

Alguno se solapará. No haré ninguna preparación modélica. No me apetece empezar el dos de enero “hoy me tocan series” (nunca lo he hecho), “hoy progresivos”, “hoy tirada larga” ni nada que se le parezca a una planificación. Tan sólo, inamovible por organización, la tirada larga del domingo. Y Yoga/Pilates los miércoles. Lo demás… salidas rápidas/explosivas de 8-10 kms mezcladas con otras más disfrutonas entre 12-15 kms por Valdebebas o Valdelatas.

Ah, y algo de gimnasio. Si de algo me he dado cuenta este año es de las bondades del entrenamiento cruzado. “Menos es más” y las clases dirigidas, si se saben aprovechar, compensan la sobreexposición de la musculatura a la carrera.


Y la bici… no pensaba que los 45 minutos diarios del desplazamiento al curro fuesen tan buenos hasta que no empecé a correr algo a las tres semanas de vacaciones en las que no toqué la bici: Piramidal cargado por un glúteo debilitado.

Además está el aire en la cara, esa sensación que los que vamos en bici habitualmente saboreamos cada vez que la sentimos y "que no se puede explicar". En días como el de "El Gran atasco" del lunes pasado me pellizco por la suerte y decisión  de poder usarla a diario (la suerte es para el que la busca).

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Trail Sierra del Rincón, mi crónica

Menuda carrera dura la del sábado pasado. Y bonita. Lo de “carrera” en mi caso es un decir porque correr, lo que se dice correr, corrí poco. Un kilómetro y pico al principio y otro tanto al final más algún tramo suelto. Porque los tramos de (fuerte) subida sucedían a los de (fuerte) bajada sin solución de continuidad.

Viendo amanecer (es espectacular ver amanecer a estas alturas del año dirigiéndote hacia el noreste) llegué a La Hiruela “a eso de las 08:00” y ya nos dejaron a dos kilómetros del pueblo (“esto hay que andarlo a la vuelta”).  El pueblo está totalmente rehabilitado. Casas de piedra encajada, monísimas todas, con casitas rurales con encanto y cuquiterrazas que casi daba pena pasear con las botas por el pueblo por si se manchaba de barro.

Con veinte minutos de retraso se da la salida. Está nublado, hace fresco y desde el primer momento decido ir con bastones, decisión que luego vi que fue la correcta. Nos internamos por un robledal que empieza a amarillear y nos dirigimos al puerto de La Hiruela (1.500 msnm) por un camino disfrutón. A partir del primer avituallamiento (km 5) empieza la carrera de verdad. El terreno se encrespa, el camino se difumina (desaparece) y hay que meterse por esas piedras sueltas (ora caliza ora pizarra) que tanto me gustan en las bajadas. Algo de cuarzo suelto y una especie de grafito brillante que no recuerdo cómo se llama jalonan el recorrido. Desaparecen los árboles y quedan sólo matojos (cuando no piedra pelada). Por momentos hay que escalar. Los bastones me vienen de perlas, me impulso con ellos, me freno en las bajadas.. no noto ese pinchazo típico en los cuádriceps y tiro para delante. Paso entre piedras y, poco a poco (muy poco a poco) llego al Porrejón (1.900 msnm).

Vistas hacia Guadalajara

Vistas hacia Madrid

Nowhere to run


Las vistas son impresionantes, foto para dar señales de vida y empieza la bajada. Muy técnica (ando casi todo el camino) pero consigo ir más rápido que en la subida, algo importante para mí. Hay que ir a La Puebla donde está el segundo avituallamiento, seis kilómetros más adelante y “sólo” 700 metros de desnivel . De repente, un camino y suelto la reductora que llevaba puesta… a correr.. me salen ritmos por debajo de 4:00 y con los bastones. Pero de repente dejo de ver esas cintas que nos acompañan… ¿me habré perdido? Dejándome llevar por el camino me he flipado. Echo mano del móvil donde tenía descargado el track y sí, efectivamente, me había pasado de salida. Sólo 400 metros pero para arriba. Gajes del oficio…

En La Puebla, otro pueblo de postal, está el avituallamiento… y no habrá ninguno hasta el km 22(estamos en el 11). Entre tanto, dos subidas por lo que toca reponer, mineralizarse y comer algo. Como soy de los “paquetes” nos piden que no seamos abusones, que viene más gente. Llevo dos horas peladas y preguntan si vienen muchos detrás.

Me quito las botas porque tenía piedras. No son piedras, son dos incipientes ampollas como una cebolla. Sin pensarlo sigo las indicaciones y me meto por un sendero que bordea el río. Ni rastro de humanidad, sólo paseantes ocasionales. Sé que estoy en el camino por las cintas pero ninguna señal de corredores ¿me habré equivocado de recorrido? Entre lo frondoso de esta parte del camino (helechos, jaras, moreras, romero…) y lo estirado del pelotón no se oye nada. En un lento y continuado ascenso aún no muy empinado pero lleno de guijarros empiezo a localizar unidades sueltas… se me da mejor subir que bajar, sin duda. Ese punto que da el fondo me permite mantener una velocidad constante de martillo pilón que luego pierdo en las bajadas.. pero queda ahí. Hay que subir otros 600 metros hasta la Peña de la Cabra en algo menos de seis kilómetros que empiezan a hacerse duros no tanto por el calor (hacia el sur se atisban chubascos aislados en el Valle del Lozoya y más allá.. impresionante ver Madrid desde casi 100 kms… ancha es Castilla). Desaparecen los guijarros y queda mi amiga la pizarra. Entre pinares empieza un tramo técnico de esos en los que La Comunidad del Anillo tendría serias dificultades.

Si los humanos somos previsibles, los nombres que ponemos a los sitios lo dicen todo por su elocuencia. ¿Qué hace  viento en Fuerte-Ventura? ¿Qué es muy jodido el Collado Cabrón? ¿Y Córdoba la ciudad más bonita del mundo? Nos ha jodido Mayo con las flores… pues igual la Peña de la Cabra. Superficie técnica donde las haya, las Salomon XT-Wings entran en acción dándolo todo. Hay que levantar la pierna para sortearlas, sentarse para bajar alguna… vamos, mis pequeños lo hubiesen disfrutado un montón (otra cosa hubiese sido el tiempo empleado). “Con cuidadín, que luego hay un tramo corrible”. Cuidado había que tener mucho… menuda bajada en vertical de sólo 50 metros. Despacito y buena letra. ¿“Corrible”? Yo no podía salvo tramos cortos… mucha piedra suelta me lo impedía  y es que el instinto de supervivencia es más fuerte en mí que el competitivo. Entre tramos corriendo, ascendiendo y bajando, voy cresteando hasta la siguiente cima antes de bajar al Puerto de La Hiruela. Por momentos hace viento, por momentos refresca, por momentos sale el sol y hace calor… “Winter is coming” y estamos en la Sierra, qué coño queremos.

Sigo sin encontrar ese tramo corrible pero bajo rápido por un pedrero con una pinta de torrontera tremenda. Al fin llegamos al avituallamiento en el Puerto de la Puebla que se ha hecho esperar. Tanto que no queda casi de nada. Por supuesto que no queda bebida isotónica y nos piden que pensemos en los demás porque se están quedando sin agua. Vale que la  organización podía haber previsto que después de 11 kms y 1.200 metros de desnivel positivo (algo menos de negativo) las necesidades serían mayores pero también podíamos haber aprovechado más los avituallamientos anteriores, dos, en los que había peña que ni paraba. En fin, quedan siete kms y otro avituallamiento.
Yo, feliz como una perdiz, pensaba “sí se puede” terminar en menos de 5 horas y se me fue la pinza.. me quedaban 200 metros que subir (en dos kms)… y 600 que bajar (en cinco). Todo por una superficie muy técnica, con tramos con desniveles superiores al 40% en la bajada al último avituallamiento (del km 24 al 25) y otro más adelante en el 26.

A 1,5kms del pueblo se puede correr y saco mi orgullo de corredor urbano.. Me pongo por debajo de 4:30 (a buenas horas mangas verdes), adelanto a dos corredores (¿y éste?), me quito la gorra (para salir bien en la foto) y extiendo los brazos con los bastones (mi tesoro). Entro en 5:40, 148 de 188.

Subiendo destrozado para el coche (dos kms), una voluntaria que venía en un coche saca medio cuerpo para gritar “enhorabuena” y me arranca una sonrisa tremenda. “¡Gracias!”


Conclusiones

Sigo aprendiendo a bajar. Me adelantan muchos, lo sé. Soy más lento que el caballo del malo, también lo sé. Nunca ganaré un trail ya que para eso hay que bajar como una cabra y ostiarse unas pocas veces… peaje por el que no estoy dispuesto a pasar (aún así uno se ostia).

Para arriba voy de puta madre… del grupo de mantacas no me adelanta casi nadie. Y eso que soy sistemático con los Ca-Cos. Me noto fuerte, consecuencia (creo) del entrenamiento cruzado de la bici (aprox 15 kms día yendo a currar) y de las clases dirigidas del gimnasio (qué bueno es el yoga y sus guerreros para recuperar).

Como diría mi jefe, mi “performance” baja en terrenos técnicos. No, no es de Wisconsin para emplear esa palabra. Es de Albacete y todo el mundo sabe que “performance” es el localismo manchego para “desempeño” o “rendimiento”.

Los bastones son necesarios en este tipo de carreras, al menos para arriba.

Tengo que seguir corriendo, aprendiendo. Pero no me vale cualquier carrera.. tiene que tener ese puntito de dificultad/masoquismo que compense con creces el sacrificio de madrugar, dejar a la familia, apretarse 100-200 kms y tener consecuencias en formna de agujetas.

Hay que decansar antes de estas carreras… que por poco la cago por meterme con molestia en el lumbar en clase de Body Combat... manda huevos, eso es como irse a estudiar Física Cuántica con Pocholo a una biblioteca al lado de un after.

Consecuencias

EL glúteo superior lo tengo cascado, nada que no se quite con descanso.

Dos ampollas no detectadas en carrera han ido a más y otras dos incipientes fueron a menos… cosas del directo.


viernes, 4 de septiembre de 2015

Trail Sierra del Rincón 12 de Septiembre

Pese a llevar casi quince años viviendo en Madrid hay cosas que siguen superando, más aún en estos tiempos del “yo estuve ahí y lo tuiteo”.

Llevamos años intentando ir al Hayedo de Montejo en otoño en plan turistada para ver qué bonitas están las hayas en esa época. Y siempre estaba petado hasta el infinito y más allá, totalmente reservado. Este año, por una vez, lo intentamos en julio y el sistema sólo nos dejaba reservar con dos meses de antelación  desde el incio del mes… es decir, en Julio sólo se podía reservar hasta Septiembre y en agosto hasta octubre.

Listo de mí creí haber descubierto la pólvora con una alarma en el móvil a sonar el 3 de agosto “a eso de las 09:30”, pensando que todo el mundo estaría de vacaciones y más pendiente del tanga de la brasileña de al lado o del Turbo del italiano de turno, según gustos. Qué listo, Evaristo… con esto de la tarifa de datos todos tenemos internet en todos lados… y a las 10:00 sólo veía huecos entre semana y pocos. Al llamar me dicen que hay que andar más rápido ¿más? Hay que ser el puto Correcaminos para ser más rápido. La otra opción, la de presentarse en Montejo el mismo día para los pases in situ me la ahorro, hay que madrugar mucho (pero mucho, me dijeron) con el riesgo de tener que darse media vuelta después de estar ahí a las tantas de la madrugada (con la complicación logística de tener un coche).

Así que… si no se puede pasear ¿por qué no correr? El 12 de Septiembre trail de 29 kms +1600 d+) por la Sierra del Rincón. Para este paseo no hay que ponerse alertas en el móvil ni madrugar para que te den ninguna entrada. Basta con pagar y correr… precisamente lo que espanta a muchos de las que me ganaron el 3 de Agosto. Y es que cuando hay algo que es gratis y se puede llegar en coche entonces se peta. Eso sí, el año que viene a las 09:30 me pillan con la página abierta. Hay plazas de sobra, lo que indica que la burbuja del trail ha llegado a unos extremos en los que sólo queda que pinche.

Además esta carrera me viene bien como plan B. Antes de las vacaciones tenía pensado correr un trail de 42k en Cercedilla el ultratrail Madrid que tiene varias distancias. Pero no estoy para tanta distancia ahora. Dos semanas de parón absoluto y otras dos de “sólo correr y suave” han tenido como consecuencia molestias en glúteos, piramidal… vamos, ausencia de entrenamiento cruzado puro y duro que estoy empezando a corregir ahora entre la bici y algo de gimnasio.


Y hablando de gimnasio… la vuelta a las clases colectivas han tenido un efecto colateral. Y es que tengo los abdominales como uno de los 300 espartanos. Y no precisamente para rallar limones (de hecho puedo esconder limones en EL abdominal) sino que me los toco y grito “Aú, Aú, Aúuuuu!!!” de puro dolor. 

Cómo se te quedan los abdominales después de Body Combat

miércoles, 26 de agosto de 2015

A vueltas con la vuelta

Una de las cosas que más me gusta de irme de vacaciones en julio es que (parece de Perogrullo) vuelvo a currar en Agosto. El ambiente es más distendido, las prisas de Julio no existen e, importante, hay menos jefes.

Los efectos del verano no han sido muy devastadores (+2 kgs) a pesar del chiringuito, del litro de cerveza diario o de algún cachopo despistado que pasaba por allí. Y es que a pesar del “contouring”  no consigo camuflar esa minilorza que tanto me ha costado atrapar y que la camiseta de compresión se empeña en enseñarme en plan “telodijetelodije”. SI tuviese la camiseta de Sue Storm otro gallo me cantaría. Pero que me quiten lo bailao (poco), lo comido y lo bebido.

No, no pienso tomarme esa cerveza helada que me estás ofreciendo tan zalamera, cariño, que no quiero engordar


Los días son aún lo suficientemente largos como para salir después de currar con los enanos a hacer esos planes que durante el curso no se puede. Ir en bici, al parque… aún se puede. Además gran parte de la ola de calor de este año la hemos pasado en la playa (qué putada, mi brigada).

He empezado a correr por las mañanas y ahora sí es agradable con esos 18-20ºC. Pese a que quiero preparar algún trail serio en septiembre (todo hace indicar que será uno en la Sierra del Rincón aunque no descarto el Ultratrail Madrid), el cuerpo sin embargo me pide velocidad.

Salvo algún rodaje , el resto de salidas son carreras entre 7 y 10 kms.. Las de 10k se me han ido de las manos. Me han salido entre 4:18 (43:07) y 4:25(44:24). Eso por las mañanas, en un entorno tan agradable como Las Tablas (ironic), antes de currar y sin efecto dorsal… lo que me lleva a plantearme si puedo batir mi MMP de 41:38 del año pasado. Y las de 7k aún más rápido, a 4:15.

Sé que no es la mejor preparación para una carrera de estas características pero es lo que hay. La fuerza la dejo para cuando me haga Jedi y para el gimnasio. De momento me conformo con que el cierre no me alcance y en bajar dignamente.

En cualquier caso quiero intentar un 10.000 rapidito para octubre-noviembre a ver qué es eso de bajar de 41:00 (si se puede). Alguna carrera “sencillita” por una vez, que me gusta flagelarme con carreras como la del CSIC (42:14 el año pasado).

lunes, 10 de agosto de 2015

El corredor y el Body Combat

Dados los calores del verano el otro día me metí en la clase de Body Combat. Decidí darle (o darme) una segunda oportunidad después de año y medio en el que lo probé y lo dejé por culpa de una lesión latente en el tensor.

Jurando en arameo en la camilla del fisio (el arreglo en el tensor duele más que un puto Alien saliendo de la tripa del compañero de Sigourney Weaver) dije “Nunca Mais”.  Ya. Como en todas las carreras.

Me gusta la música del Combat para correr. Puede que el 20% de mi lista de reproducción sea BC. Te da un subidón que no veas en esas cuestas que se alargan. Si, además, puedes visualizar a mediodía a base de meter ostias imaginarias era cuestión de tiempo que nos reencontráramos para siempre con ese poso como en las pelis pastelonas que ponen en Navidad. Y voto a bríos que así ha sido.

Le he  encontrado mucha utilidad como entrenamiento cruzado. A diferencia de la primera vez ahora sí que le he visto un sentido al ejercicio (no, no es deporte), más que nada porque requiere mucha técnica que se adquiere en otros entrenamientos. No se trata de dar ostias sin ton ni son, no. Hasta para dar ostias hace falta técnica.

Para empezar es importantísimo mantener el transverso firme (las “señoras” que hacemos Pilates, Yoga o Body Balance sabemos qué es eso y cómo trabajarlo), lo que repercute en una menor carga sobre glúteos, piramidales, lumbar, abdominales… lo que ahora se llama “core”, vamos.

La respiración, fundamental: gritando cuando se dan patadas u ostias expandimos la caja torácica comprimiendo con ello los músculos core y evitando lesiones (aparte de la tensión que se libera). Esta vez he descubierto que es cojonudo para las abdominales (oblícuos sobre todo): al elevar o girar el brazo estamos tirando del abdomen que no veas y, si se acompaña con la cadera, el hombro sufre menos. La intensidad aeróbica es muy intensa.

Lo que no he conseguido aún es coordinar algunos movimientos. Los movimientos sincopados y yo no nos llevamos bien. Nunca he sido buen bailarín. Ni regular. Ni malo. De hecho soy un pésimo bailarín. Esos movimientos de Thai Boxing que simulan agarrar la cabeza del contrario y machacarla contra la rodilla los llevo mal; mejor dicho, no los llevo: Robocop a mi lado es Joaquín Cortés. ¿Os acordáis de las momias de “Barrio Sésamo”? Pues algo así es mi estilo único (porque no hay nadie como yo, no es que esté echando flores sino quitándomelas).

Qué estilo que tengo bailando...





Eso sí, aquí también lugar para el pijoterismo. Hay gente que va con pantalones de boxeo o guantes específicos como si fuesen a pelear contra el mismísimo Iván Drago. Joder, que para romper una mandíbula imaginaria es suficiente con un guante imaginario.

viernes, 10 de julio de 2015

Trail Canencia, mi crónica

Última carrera de la temporada… o tercera del año. Las previsiones apuntaban a que iba a hacer calor a principios de Julio y bien que hizo. Ya a las 09:00 se notaba que iba a picar. La primera edición de esta carrera se notó en que el reparto de dorsales fue lento, muy lento, lo que motivó que saliéramos media hora tarde.

Sobre el papel el recorrido era “fácil”. Un desnivel según el Garmin de casi 1.400+ en 38 kms no puede considerarse mucho. Sin embargo, hay circunstancias que hay que tener en cuenta.

La primera, el calor que, sin ser tan agobiante como en Madrid, sí que condicionó bastante el rendimiento.

La segunda, el perfil. Los 15 primeros kilómetros tienen un perfil plano, ligeramente descendente que, por inercia, te incita a dejarte llevar. Muchos de ellos me salieron por debajo de 5:00. Desde Canencia hasta el embalse de Pinilla tanto el paisaje como los demás corredores te invitan a dejarte llevar. Sin embargo, los pequeños repechos, el agarre de unas zapas no concebidas para llanear, el peso de la mochila, el sol y el calor te hacen subir las pulsaciones más allá de lo deseable. No nos engañemos, la mayoría de los que corremos trail (o intentamos) venimos del asfalto y entrenamos en asfalto o, en el mejor de los casos, en parques y enseguida nos salta ese deje runner que nos hace subir una cuesta a ritmo o configurar el pulsómetro con laps por kilómetro.

Noto los efectos de la euforia en forma de pulsaciones y decido bajar el pistón: los cinco primeros kilómetros los hago en 24:45 y, a pesar de pensar que iba bien, decido andar un tramo de subida. Y luego otro. Aún así me siguen saliendo kilómetros por debajo de 05:00.

Llego al 10, poco antes del avituallamiento, a una media de 5:14. Siguiendo a los corredores de delante, que no las casi inexistentes indicaciones, llego al avituallamiento con un compañero con una camiseta del Atleti. “Ha pasado uno del Barsa” le dice una voluntaria “¿Y del Madrid?” responde “No”. “¡Cobardes!” Qué alegría una sandía fresquita en plena carrera…entre que es una de mis frutas favoritas (me puedo comer media a pesar de las consecuencias) y el calor por poco me quedo con las voluntarias.  Un minuto para descansar y p’adelante, que toca pasar por Pinilla. Más por intuición que por las indicaciones consigo no perderme por el pueblo. Sigo rápido y andando en los pequeños repechos. La táctica me funciona porque llego al km 16 a 5:21 de media. Pero el camino se hace ya un poco más “cuestoso” y ando más que corro. Aún así llego al  pie de la cuesta del Reventón (menudo nombre original a la par que premonitorio) en el km 18 y sólo llevo 01:38 horas.

Justo donde empieza la cuesta, en un tramo sombrío y pedregoso, cambio el ritmo y a piñón andando. Me adelantan algunos corriendo. Según el perfil estamos a algo menos de 1.100 msnm y tenemos que ascender a cerca de 1.800 msnm en una ascensión de unos 10 kms a piñón.

Justo en el km 20 hay una de las cagadas de la organización. Apartado del camino, a unos 200 metros a los pies de una ermita, está el avituallamiento y control manual. Algunos corredores deciden continuar por desconocimiento o porque, simplemente, no estaba bien indicado. Yo voy porque un corredor que salía me lo dijo… me bebo toda el agua, todo el isostar y me como todo el melón.

A partir de ahí empieza la cuesta, larga, tendida y al sol. A un ritmo constante  de 10:00 (pendiente media del 11%) llego al km 28, la cima (eso creía) del Puerto de braña. Somos pocos pero incluso adelanto a alguno que otro. Justo ahí conozco a Luis Alfonso, que me dice que queda un “repecho” más adelante. Se puede correr cuesta abajo tranquilamente puesto que la superficie no es nada técnica. Y corro. Y lo mejor de todo es que no me adelanta nadie.

Vista hacia el sur... La montaña de en medio es La Cabrera


Alternando toboganes me aprieto el último repecho, una tachuela de 70 metros y comienza mi descenso… corro ya por pista por debajo de 05:00 hasta el avituallamiento del km 32 donde me lo bebo todo y vuelvo a disfrutar de la sandía. En el momento que la voluntaria saca el cuchillo para cortar más sandía decido marcharme, que por mucho que haya una pareja del Seprona presente las armas las carga el diablo. “Si soy muy pacífica” dice entre risas la voluntaria. “Pero lo más contundente que llevo para defenderme es una tirita de Rayo MacQueen”. Sinceramente, es de agradecer el interés y la simpatía de los voluntarios después de tantas horas al sol.

Bajando noto la falta de entrenamiento de fondo en forma de cansancio pero me pongo en modo Cholo y decido correr “kilómetro a kilómetro”. Alterno tramos de 50-100 metros andando con otros de 500 corriendo y bajo a 5:40 de media. Entrando ya en el pueblo hay varios tramos por donde es fácil perderse pero no, la torre de la iglesia nos guía. A falta de un kilómetro me pongo a 4:30… me pongo guapo (es decir, me quito la gorra y las gafas) por si hay alguien haciendo fotos y esprinto. 4:35 al final!!! Con muy buenas sensaciones. Posición 20ª absoluta y 8ª de mi categoría (vamos, que hubo nivel flojo, flojo...)

Lo mejor: Por la carrera en sí los voluntarios. Amables a más no poder e interesados en todo momento por el calor y la señalización (algo debían barruntarse). Por mi carrera… aprender a correr con calor gestionando distancias, líquidos y tiempo y levantar el pie en los tramos iniciales muy corrible pero que podían consumir una energía necesaria más adelante. La recuperación fue muy buena; de hecho el martes estaba dándolo todo en clase de BOdy Combat (del que escribiré). La carrera en sí es muy disfrutona y alterna muchos paisajes (pantano, montaña, robledales, pinares, puerto…).

Lo peor: La Organización y la falta de voluntarios y la ausencia de indicaciones. Una carrera de 38 kms es muy larga y no vi voluntarios en los tramos más conflictivos (sobre todo en el segundo avituallamiento). Las indicaciones brillaban por su ausencia. En una carrera de 170 inscritos no es muy lógico esperar media hora a que te den el dorsal y que tuvo como consecuencia un retraso de media hora. Supongo que es uno de los típicos fallos de las primeras ediciones y que en próximas lo enmendarán. El entorno es muy chulo como para repetir.


Conclusión: ¿No estoy para trails muy exigentes como Somiedo? por la falta de entrenamiento específico y al parón que voy a tener de dos semanas en la playa. Para los que os lo planteéis: hay una ventana de participación en el blog de la bebida de la chispa de la vida. Dan cuatro dorsales a la respuesta más original a “¿Dónde te gusta perderte?” Yo jugaría con las palabras perderse, encontrarse…

viernes, 26 de junio de 2015

Trail Canencia 38k

Con un ojo puesto en las vacaciones de verano (más bien los dos). El otro día un compañero de trabajo me comentó que se había apuntado a un trail en Canencia el próximo 4 de Julio. Yo, que había dada por amortizada mi participación en carrera alguna hasta septiembre, me puse a mirar recorrido, perfil, accesos… vamos que empecé a prepararla.

Llevaba (llevo) unos días fino, fino. Corriendo muy rápido (el jueves corrí 7 kms a 4:09 pelaos, con los dos finales a 3:45-3:50), ritmos que me hicieron plantearme seriamente correr un 10.000 “a ver qué pasaba”. El Madrid Norte Sur, un 10.000 CUESTA ABAJO HOMOLOGADO ¿cómo coño se puede homologar una carrera cuesta abajo si no es  haciendo un Blatter? Era la ocasión perfecta. De hecho es la carrera que muchos usan para obtener una “MMP”, “Personal Best” o, simplemente una buena marca para la San Silvestre Vallekana, que hay que fardar en el trabajo por poder meterse en un cajón sub50 y llegar pronto a la cena a comer langostinos, que el cuñao lleva desde las 19:00 dale que te pego.

Como comento. Esta carrera va de Plaza Castilla (720 msnm, aprox)  a la Cuesta de Moyano (650 msnm)  sin apenas repechos. Y no es que la esté denostando sino que me muevo con mi sempiterna ironía. Al contrario, quiero correrla el año que viene… que me apetece intentar correr alguna vez por debajo de 40:00 y de darme el gusto de poder decir que soy un sub40 aunque sea cuesta abajo. Que sí, que cuesta abajo todos sabemos correr pero para correr por debajo de 04:00 aunque sea cuesta abajo hay que ser bueno de cojones y haber corrido mucho. Colocación, contemporización son  facultades que sólo te las da el tiempo.

Perfil de una carrera homolagada... el año que viene me la aprieto como un campeón


A tomar por culo la carrerita de marras este año. Al día siguiente ya me había descargado el track, solicitado el permiso preceptivo (que es más una formalidad tipo comunicación al Banco de España que un permiso per se) y me había inscrito. No es una carrera muy multitudinaria (70 inscritos entre las distancias de 38 y 72 kms...y no creo que haya muchos más por las previsiones de calor y por ser una semana después de GTP) y en mi opinión empieza algo tarde (las 09:00 en Julio es un poco tarde por el calor que puede hacer después).

No me da tiempo a prepararla y con los entrenos que hago de media hora como que no son los más apropiados. No es nada técnica por lo que intuyo que no será muy dura. Quiero probar qué es eso de correr una carrera larga sin preparar una carrera larga. Y quiero disfrutarla. Va por vías pecuarias del Valle del Lozoya y tiene que ser muy “corrible” por lo que voy a disfrutar.


Más allá ya vislumbro las vacaciones. Y voy a tener que concienciarme para no tener que pedirle a los voluntarios un espeto, una de tortillas de camarones y que me rellenen el bidón con la cerveza fresquita que ponen en el Chiringuito Rafael (Benalmádena), sin duda el mejor del mundo mundial en lugar de las gominolas, el chocolate de marca blanca o la bebida isotónica racionada. Joder, pues sería una idea llevar cerveza fresquita en el bidón. Ganar no ganaría pero me lo pasaría de puta madre, que siempre he sido más de litroneo que de cubateo. El 4 de Julio, Independence Day, pasando calor pasándolo bien en la Sierra de Madrid y con más calor que tapado con una manta negra… y una semana más tarde cantando “El Chiringuito” con Georgie Dann a la sompra del monte Calamocarro.

miércoles, 17 de junio de 2015

Carrera Proniño 2015, nuestra crónica

No, el título no está escrito en plural mayestático sino que es la crónica de una carrera en familia. Llevaban tiempo los niños pidiendo correr una carrera “de mayores” más allá de las carreras infantiles que se celebran como colofón de las de mayores y que van de 50 a 400 metros. Y ésta fue mi primera carrera, Chispas.

Entre problemas de agenda (las carreras y crosses infantiles en Madrid se suelen celebrar los sábados por la mañana a la misma hora que la piscina), eventos o viajes varios el caso es que este año estábamos en blanco. Y, qué coño, las carreras suelen ser de 10 kms y a lo sumo 5 kms, mucha tela para un niño (o eso creía).

La semana pasada me enteré que la Carrera Proniño tenía un circuito de 3 kms, distancia perfecta para unos niños de 7 y 9 años y decidí apuntarnos.

Circuitos feos y desangelados de cojones donde los haya (el de 10 kms transcurre por un barrio de Autocad, Las Tablas, con menos salero que unas verduras al vapor mientras que el de 3 kms es una vuelta a la sede de Timofónica), la buena organización y las actividades infantiles sin masificar compensan con creces la falta de personalidad de los circuitos.

A las 08:40 estábamos soltando la mochila en el ropero. Dio tiempo a subirse a un rocódromo y ver la salida de los 10 kms desde la barrera. Me sigue impresionando la parafernalia desde fuera, ver los rituales colectivos.

Con el siempre impresionante Highway to Hell se da la salida. Más que la pijada de homologar recorridos, la RFEA debería exigir que la salida pongan esta gloriosa canción o el “Eye of the Tiger” como pusieron después. Eso sí que es salir enchufado y no poner la mierda de “Bailando” de Enrique Iglesias.

Nos ponemos en mitad del cajón… pienso que vamos a 6:30-07:00 y no quiero tener problemas porque el viernes casi se mascó la tragedia en forma de lesión que luego no fue nada. El mayor quiere salir flechado y esperarnos en la meta. La cuesta abajo posibilita ir rápido y le digo que retenga, que la carrera es larga. Como buen hijo, obviamente me mandó a la mierda y tiró para adelante… hasta que la primera cuesta le puso en su sitio… flato al canto, bajamos el ritmo y mando parar al mediano que andaba descojonado porque adelantaba a muchos “padres” (para un niño de siete años todo lo que no son niños son “padres”). Contemporizamos y nos sale el primer km a 6:14.

Seguimos adelantando a “padres” con miradas descojonadas por el retrovisor en cada adelantamiento (si tu ídolo es Rayo MacQueen tienes que hacer adelantamientos macarras por el interior), las nuestras y las de ellos… y es que si no te ríes cuando un niño te adelanta descojonado a esos ritmos es que tienes un serio problema de ego. Si además tienes una camiseta de Vettel entonces sí que tienes alas.

Dirigiendo la maniobra les digo continuamente que no se crucen… hay reglas no escritas en las carreras populares que hay que cumplir y si se aprenden desde pequeño luego no se olvidan. Vale, que Chick Hicks ganó la Copa Pistón cruzándose y haciendo macarradas pero al final se llevó la pitada por macarra. Eso sí, el Rey fue el vencedor moral.

Chick Hicks, más macarra que un Seat León Coupe Amarillo


Segundo kilómetro en 6:19…se va notando el cansancio y la cuesta arriba. El mediano no para de mirar para atrásporque va con la reductora puesta como Indurain esperaba a Perico en Luz Ardiden en 1990, esa etapa que gano sin atacar y le digo que tire para adelante, que nos espere en la meta flaqueza y el cabrón acelera aprovechando la cuesta abajo. El mayor saca fuerzas de y mete un sprint que le hace volar por debajo de 05:00…

Entramos en 15:53 para 2,65 kms, a 6:00 clavados; el mediano hizo unos 15 segundos menos. Puesto final (el mío) 131 de 579. Nos da tiempo a ver cómo entran Chema Martínez, Abel Antón, Martín Fiz o Reyes Estévez.

Desde las 09:30  a las 13:30 aprovechando las actividades infantiles sin agobios con el paréntesis de las carreras infantiles en las que corrí con el pequeño (4 años) y en la que Abel Antón ejercía de anfitrión. A partir de seis años “los papás y las mamás” no pueden correr con los niños y el “speaker” con mucha sorna se lo recuerda “papás y mamás, no se van de Erasmus, no se van a la mili, dejadles que corran que muchos corren más que vosotros”.


En definitiva, carrera muy recomendable si de lo que se trata es de correr sin agobios en un circuito más o menos rápido para lo que es Madrid y de que los enanos tengan actividades después, en las que la figura de un camión de bomberos lanzaespuma es un valor seguro en pleno Junio. Ah, y de regalo en las infantiles una brújula-silbato muy útil para llevar en las mochilas de senderismo. Eso sí, Las Tablas fue una sinfonía de silbatos en la que por momentos se parecía más al Amazonas que a un barrio-dormitorio de Madrid  ¿qué esperábamos?

miércoles, 3 de junio de 2015

Subidón, subidón

Unos días antes de una carrera larga intento ir al fisio para descargar las piernas y oír que no las tengo a punto de estallar por la hipondria del corredor a las puertas de una carrera más o menos importante. A posteriori también suelo ir para minimizar las consecuencias.

El jueves antes del trail de Guadarrama fue ese día y, la primera en la frente, la fisio casi me echa la bronca por ir tan tarde. “Un masaje de descarga te lo tengo que hacer dos semanas antes, ahora te voy a activar las piernas”. Pues lo que usted mande.

Junto con los consejos habituales de hidratarse, vitaminarse y superminerealizarse de cara a la carrera en particular empezó a darme consejos en general. Que si hay que beber en pequeñas dosis porque con medio litro de golpe uno tiende a evacuar por inundación, que si las proteínas vegetales son preferibles a las animales aunque tienen que estar suplementadas para ser más eficientes (las lentejas con chorizo y arroz son la hostia, vamos, que si se entera Brutus le hace un nudo al Popeye)… pero la que me ganó definitivamente fue la de tener que echar jamón a la tostada con aceite del desayuno.

El argumento fue para ponerle un piso en Gran Vía… porque necesitaba mucha proteína para que mi musculatura funcionase eficientemente. A ver, en mis tiempos que una desconocida te dijese eso sólo podía significar:

a.- Te quiere vender una enciclopedia. Ahora con la Wikipedia y el wordreference me temo que se venderán pocas.

b.- Quiere que le subas la bombona a un quinto sin ascensor a paso ligero porque el Jonathan está enjabonado en la ducha. Con las vitrocerámicas y el gas natural las bombonas han quedado relegadas al mundo barbacoa y para eso está Georgie Dann (que va a hacer unos duetos con Jordi Hurtado porque son incombustibles).

c.- Quiere fuegote puro mambo. En un edificio moderno, acristalado y con espacios diáfanos como que da un poco de corte y entra más (sin segundas) dentro del exhibicionismo patológico-compulsivo que en un arrebato puro y duro.

Por lo que hay que añadir una cuarta opción:

d.- Es una profesional como la copa de un pino de la fisioterapia y te está dando un consejo deportivo de esos que no se olvidan.

Subidón de ego al canto, como para no. ¿Conan fuerte? Que le den por culo al canijo ése, que me pongo yo a dar mandoblazos, voto a bríos. “Recuerda que eres mortal” que decía el tocapelotas ése a los generales romanos en sus desfiles triunfales por el Foro a la vuelta de las Galias, la Tracia, Hispania o Partia.

Si, además, piensas que no tienes  muchas secuelas de tu primer maratón de montaña, entonces es fácil creerte el puto amo.

Pero cuando vas al fisio y le cuentas que te duelo el culo justo ahí en la cadera y te dice “Uy, glúteo medio… te va a doler” . Y te mete el dedo (con perdón) y aprieta como si te estuviese taladrando (en el glúteo) te quieres morir. Piensas que tienes un puto alien ahí y que no sabe si salir por el psoas, por el cerebelo o dirigirse en un requiebro al tuétano del fémur.

Por no hablar de esa vértebra mal colocada que os comenté… que me puso de costado y se abalanzó sobre mí que ni el salto de tigre y tras un “crack” todo en su sitio… sí, sí… el depósito del agua.


En fin, que esto de la fisiología es inexplicable. Lo mismo terminas el UTMB con ganas de más que haciendo el gilipollas en las escaleras del gimnasio te da un tirón en el lumbar y te quedas más tieso que José Tomás por naturales.

Y lo malo es que ya estoy mirando más carreras... y peor aún que las de 21k se me quedan cortas.

jueves, 14 de mayo de 2015

Trail Maratón Guadarrama 42k, mi crónica

El sábado di un paso más en esto del trail con la carrera de El Escorial-Guadarrama 42k. Después de tres carreras de 18-21 kms tocaba dar el salto a una distancia un poco más “seria” e ir más allá.

Por una vez el día de antes dejé preparado todo en el salón (muda, mochila, botiquín, zapas..). A pesar de que me muevo más sigilosamente que un ninja lo dejé todo preparado por si en un error de cálculo tenía que fulminar a una mosca con un expeditivo movimiento de pestañas.

Me tocó levantarme a las 04:00. Sí, a esa hora hay bares que aún no han cerrado, el metro no funciona y para mí estamos más cerca del “hoy” que del “mañana”.

A las 06:00 ya estamos en El Escorial recogiendo el dorsal y la bolsa (muy rápido). Vuelta al coche, que en El Escorial todavía hace frío y yo pensando que a lo mejor debí haber cogido algo de abrigo. “¡¡los bastones!!”, mierda, se me habían olvidado. Entre papeo, hidratación, meada de rigor y crema solar da la hora de ir para la salida.

El amanecer en El Escorial es, sencillamente espectacular. Se sale dejando a mano izquierda la fachada principal y un arco que hay al final. Se ve un balcón donde al fondo a la derecha se ve el pantano de Valmayor y de frente, bajo un cielo que va del violeta al naranja, la silueta de Madrid con todo el “skyline” de Castellana claramente visible. Felipe II tenía de tonto lo justo y el estilo herreriano, con su limpieza de líneas, su pizarra y su granito  contribuyen a realzar aún más la belleza de esta sierra de Guadarrama.

Salida limpia (éramos pocos), ambiente fresco por 10ºC  que pronto subirán. Un primer kilómetro totalmente prescindible por asfalto termina en un pinar por el que nos metemos y a partir del cual empiezo a andar. Debidamente aleccionado, ando cuesta arriba a pesar de que me adelanten varios. “Ya caerán”.

Con una subida muy tendida el pelotón se estira. Algunos corren (el camino, largo y sin piedras, lo posiblita), otros andamos y yo sigo disfrutando de la carrera. Aprovecho las bajadas o los llanos para correr y ando cuando cambia la pendiente. A unos siete kilómetros nos desviamos de la pista por la que íbamos y empieza el trail de verdad en medio de esas interminables zetas llenas de piedras sueltas. Durante todo el camino nos acompaña un fuerte olor a jara, normal, ya que esta planta está en plena floración.

¡¡¡Moooooooooola!!

Bucólico... This is trail

Jaras en Flor



Este camino me llevará al Cerbunal (también me suena), donde es el primer punto de avituallamiento sólido. Me quedo frío y decido que lo mejor es tirar. Después de una ligera bajada vuelta a subir (de verdad) por otras zetas en las que tengo un deja vu, normal, si hace dos meses pasé por aquí en otro trail. Dos horas peladas que se van a 2:10 esperando el reagrupamiento Después de ahí toca bajar unos dos kms. Muchas zetas, mucha piedra suelta que ya voy conociendo pero con el ambiente mucho más seco. Las pirulas de sales me las tomo con una precisión que ni Willy Fogg, a las horas en punto por prescripción de mi mentor.

Entre flores, caminillos y zetas bajamos y subimos y volvemos a aparecer en el Cerbunal: hemos hecho una circunvalación del monte, estoy en el km22 y ya sólo me queda una subida. Físicamente me encuentro bien, llevo 3:20 y he adelantado casi 30 puestos (no es para tirar cohetes, 128 de 200). Empieza a hacer calor ¡¡a las 10:30!! Mi escolta ha fallado: una “gomitona” y un mareo les hace volverse una vez puestos en marcha. A la derecha, Madrid, a la izquierda Segovia y más al fondo el macizo de Gredos imponente. Un ternero del Guadarrama se me abalanza y lamento no tener el machete de Rambo en el gemelo porque a la brasa tendría que estar fenómeno (que se quiten las gominolas y el membrillo por favor con un chuletón).

Empiezan algunas bajadas técnicas y las salvo dignamente. Me permito incluso adelantar a mis ritmos estratosféricos (música irónica de Monty Python por favor). Hay muchísima piedra suelta y aún disfruto con la carrera y del ritmo. A partir del km25 empieza una subida progresiva que llevaría al siguiente avituallamiento (km32).EL calor ya es de consideración: bebo agua, me echo crema solar y empiezo a hiperventilar por la temperatura ¿cuándo llegará el avituallamiento? Después de darlo todo al fin. 4:54 km31 ¿y si le echo huevos y… voy a por las seis horas? He adelantado 15 impresionantes posiciones (113) y “me lanzo”. Corro por una pista pero algo no va bien… bien sea por el calor bien por el cansancio noto que la tripa está revuelta. Por otra parte noto también una presión en la espalda que al principio se lo atribuyo al codo del tubito del depósito del agua que justo estaba ahí. Incluso bajando tengo que empezar con Ca-Cos (100 metros ando 400 corro) y el dolor estomacal desaparece. Bajo el ritmo y llega una bajada técnica que por supuesto bajo andando y en la que luego me entero que mi Sensei hizo prácticas de aterrizaje una hora antes.

El manejo de la situación, la contemporización de ritmos me lleva a pasar por el km38 en 5:50. Las seis horas imposibles (tampoco me mata). He pasado al 120. Me paro en una fuente a meter la cabeza (qué buena el agua, coño, y qué fría). Ni me paro en el avituallamiento teniendo una fuente a 200 metros. Pasando por debajo de la AP-6, saltando una valla, pasando por un centro de multiaventura nos metemos en el pueblo. Calor, mucho calor pero el pescado está vendido. Me voy poniendo guapo (me quito la gorra y las gafas, coqueto que es uno a pesar de llevar seis horas corriendo). Encaro la meta, la gente nos jalea, choco las manos de todos los niños y me vuelvo para atrás 20 metros para chocar la mano de uno que la dejó demasiado corta “¡¡no te preocupes, ve a meta!” me dice el padre “Para seis horas que llevo corriendo como para no perder diez segundos” contesto. Mirada al frente, pecho levantado y brazos al cielo. ¡¡Termino mi primer trail largo!! (bueno, 42km).

Me aprieto dos cocacolas del tirón, agua y veo la fuente llena de cocacolas y aguas para enfriarlas ¿por qué no una caja de litronas? Me encuentro a Óscar y me cuenta que se ha tenido que retirar por un hostión cuando iba francamente bien.. en fin, cosas que pasan. Yo sé que en la próxima toca pelo seguro (y él también pero no lo dice).

Consecuencias:

-          Físicas. Salvo alguna molestia en el glúteo medio (ése que está all lado de la cadera), pocas. Sin ampollas, sin rozaduras. Los cuádriceps terminaron dignamente y el miércoles me apreté una carrera “suave” (por los cojones) de 7k a 4:22 por Las Tablas.

-          ¿Sabéis que era lo del tubito? El lunes se lo comenté al fisio porque me dolía, me dijo que me pusiera del lado e hizo algo parecido al salto del tigre pero con ropa encima de mi costado. Oigo un ¡¡crack!! “tenías una vértebra mal colocada y te la he quitado con un poco de presión”. Coño, que se me quitó al instante, para lo que vale saber.

-          Mentales. He roto una nueva barrera, esta vez 42k sin que las pajas mentales tipo “¿qué coño hago aquí?” aflorasen mucho. EL hecho de poder andar sin morirse de la vergüenza ayuda mucho, por otra parte.

Conclusiones:

La principal es que físicamente no estoy para la ultradistancia, entendiendo ultradistancia como las carreras a partir de 40 kms. El siguiente “paso” serían ya carreras de 60, como el GTP60. Pero es que esta carrera, por ejemplo, tiene 3000+, con superficies técnicas que hay que entrenar in situ con la logística que ello requiere y con la técnica necesaria para bajar (hay que echarle huevos o no tener miedo, vamos).

¿Mentalmente estoy preparado? La lógica del sillón-ball (ésa que dice que Raúl estaba acabado o que Casillas es un manta… manda huevos) dice que ya metidos en harina 27 kms más (como la larga del trail El Escorial) son sólo 27k más. Pero es algo más que 27 kms. Son muchos más impactos sobre la cadera, el glúteo, la espalda… luchar con ese “¿Quién te manda meterte en eso?” cuando las piernas empiezan a fallar. Cuando uno va perdiendo fuerzas no levanta tanto los pies y eso te lleva a la hostia ya sea cuesta arriba (problema menor) o abajo (hostión). Son cinco ó seis horas más… vamos, que me veo como un nazareno con el cirio prendido pero con el avance tecnológico en forma de led con elástico en la frente. Cagüenlaputa, yo solo me estoy liando.


Pero la más importante, con la que me quedo es que el trail está de puta madre. Volveré.