viernes, 14 de junio de 2013

La mochila y la operación bikini

El sábado pasado salimos por uno de los múltiples senderos que hay por Riaza  a pasear con los enanos. De momento no puede llamársele “senderismo” porque para eso hay que andar mucho y las piernas de 7, 5 y 2 años no es que tengan “mucha gasolina” como le gusta decir al mediano.

EL caso es que para evitar tener que llevar al enano en brazos durante mucho tiempo o eternizarnos a su ritmo (lo normal), nos llevamos una mochila de senderismo.

Al ponérmela me di cuenta de lo que pesan catorce/quince kilos en la chepa de verdad. Y es mucho. Normalmente hablamos medio en broma medio en serio de que nos queremos quitar esos “dos ó tres” kilos de mochila que nos sobra, pero no nos hacemos una idea de lo que acumulamos lentamente hasta que de golpe y porrazo nos cargamos con esta cantidad de kilos y nos ponemos a andar a una velocidad más o menos constante.

O cuando vemos la ropa de hace unos años y nos damos cuenta de que es tres ó cuatro tallas mayor a la  de ahora. Vale que actualmente se lleva la ropa más pegada (“slim fit”), pero no todo es moda.

Cuando volví a correr después de unos años a principios de 2006 lo hice porque me subí a la báscula para pesar a me hijo y vi las tres cifras fatídicas, 100,9. Mi hijo tenía cuatro meses y pesaba seis kilos, no hay que ser muy lince para darse cuenta de que pesaba 95,9. En seis meses perdí nueve kilos. En un año, doce. En dos, quince. Desde 2008 me he movido en torno a 80 kilos, si bien ahora estoy en 77 clavados desde MAPOMA 2013. Siete años después mi hijo mayor y yo pesamos conjuntamente lo mismo, pero él ya pesa 24.

Por el camino he pasado de una talla 56 de traje (apretada) a una 50 (holgada); de tener que meterle a las mangas de la chaqueta a tener que sacarle. De la camisa XL a la M… me he gastado una pasta en renovar el armario por el camino al tener que donar ropa nueva. No la he guardado “por si acaso” de la misma que Hernán Cortés quemó sus naves “por si acaso”.

¿Qué si he pasado hambre? Poca, la verdad. El punto fundamental ha sido comer comida de casa (que no casera), que a uno le permite seguir una dieta equilibrada. Con una disciplina mínima la pérdida fue constante en los primeros meses y muy ligera después (lo normal).

¿Trucos? Pocos, la verdad. Por otra parte tampoco pretendo ser maestro de nada.

¿Consejo? Sólo uno, no hacerse trampas al solitario porque estaríamos engañando a un gilipollas: una ensalada de pasta no es una ensalada, es un plato de pasta fría. Que lleve un tomate cherry o una hoja de albahaca no la convierte en ensalada de la misma forma que un chándal del Madrid no me convierte en CR7.

El tener, además, una vida activa en forma de jugar con los enanos también ayuda. Pienso que lo que engorda no es ese último trozo de pan que te comes, de igual forma que lo que te emborracha no es la última copa sino todas las anteriores.

No, lo que engorda es moverse menos que los ojos de Espinete; esas cien calorías de más que no quemas porque mola más quedarse viendo “Juego de Tronos” y guasapear con los colegas en lugar de quedar con ellos y disfrutar de la primavera.

El día de MAPOMA estaba desayunando en la cocina cuando oí en la radio a una endocrina diciendo que el problema no es que comamos mucho, sino que nos movemos poco. Por lo visto la comida envasada de hoy en día tiene un 20% menos de calorías que la de hace veinte años y, sin embargo, somos un 20% más obesos que entonces. ¿Hemos sufrido una súbita y maligna mutación colectiva? No, nuestro organismo es una máquina perfecta y se ha adaptado como lo ha hecho siempre, aparte de las trampas que nos hacemos al solitario con el cuento de que compramos comida “sana”, que no comemos casi “nada” y que practicamos deporte “con frecuencia” sin especificar con qué frecuencia.


Decía TS Elliot «Así es como termina el mundo, no con una explosión, sino con un lamento»; pues eso, de tanto quejarnos y haciendo tan poco nos darán por culo. Hay que salir llorado de casa.

Una frase menos pedante es la de Emilio Botín: "Lo que no son cuentas, son cuentos" y es que al final si te metes más de lo que sale (sin segundas) lo acumulas. Inventario final es igual al inicial más las entradas menos las salidas. Tan fácil. ¿Tan difícil?

13 comentarios:

  1. jajaj muy bueno lo de la ensalada de pasta, de la ensalada de churrasco de ternera ni hablamos...

    pues enhorabuena por esa bajada de peso, yo he pillao 6 o 7 kilos en tres meses de paron absoluto, aunque también es cierto que he comio como un animal, supongo que la costumbre de comer siempre de todo, como lo quemas, y ahora pues claro no lo he quemado, al final es lo que tu dices, tanto entra tanto sale, en efecto tan fácil y simple como eso.

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    1. ya puestos ensalada de tocino, de cocido o de callos :D!!
      lo malo q tenemos es q como nos descuidemos ganamos peso de una forma espectacular. Pero como cantaba freddy Mercury "Easy come, easy go"...

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  2. Ya era hora, alguien tenia que decirlo! "Que lleve un tomate cherry o una hoja de albahaca no la convierte en ensalada".
    El otro dia en el Fosters Hollywood, Sara se pidio una "Santa Monica", mientras leia los ingredientes pensaba, pero si esto lo unico q tiene de ensalada es la lechuga!!! deberian llamarlo pollo empanado con guarnición, no me jodas!

    Yo como tu, me vi en "ciento y pico" y hasta aqui, retome el deporte, he cuidado la dieta, no demasiado, me sigo poniendo fino filipino de Hidratos y chocolate pero la clave es esa, "mover el culo".

    Esta claro que desde el sofa de casa no se va a ningun lado

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    1. ja, ja! y la lechuga así te la enseñaban con una media verónica desde el tendido :D!

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  3. Más claro el agua.
    La gente cada vez es más sedentaria. Yo cuando explico que ando 6km al día entre ir y volver del trabajo me mirán mal. Si les digo que entreno ya piensan que estoy loca. Y si les digo que corro maratones piensan que soy de otro planeta.
    En fin, allá ellos.

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  4. nos consideran frikis. hasta hace nada andar era de pobres; en un país con tantos complejos es lo normal, por otra parte. En bici te miran como un "perroflauta" y tienes que aguantar lindezas del tipo "con el calor q hace ahora sudarás mucho". Lo de la sensación térmica, el ir más despacio y lo de cuesta abajo no das pedales si no quieres les cuesta procesarlo.

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  5. Toda la razón! creo que estamos como estamos porque nos la pasamos engañándonos a nosotros mismos. Cuando escucho a la gente hablar de lo que ellos consideran comer sano, me asusto, en fin!
    Por otra parte, las redes sociales tienen a toda una generación atrapada, videojuegos, FB, Twitter... en fin...hay veces que he llegado tarde a un entreno porque me he liado en el ordenador revisando FB y twitter y allí es donde me he dado cuenta el daño que hacen, te quitan tu valioso tiempo sin darte cuenta! una pena!!
    Muy buena entrada!
    bss
    Tania

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  6. Gracias; en tu caso si llegas "tarde" a un entreno terminas tarde...

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  7. Que bien contado! Mañana te mando por aquí a todos los que veo en el comedor del curro quejándose de su figura mientras se echan mahonesa y ketchup a discreción en el montón de patatas fritas que todos los días se sirven con el filete. Les va a dar un disgusto lo de que la ensalada de pasta no es una ensalada.

    Ah, y enhorabuena por esa bajada de peso. Aunque lo cuentes como si fuera fácil el trabajo constante y la disciplina que requiere es digno de elogiar.

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    1. Gracias!!
      conozco a alguno q se toman "un filetito plancha con ensalada" que parece el capote de Finito. Y la ensalada consimentada con queso, jamón york, atún... y aceite a puntapala.-

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    2. Aunque no creo que leas este comentario ya, decirte que pienso lo mismo que tú respecto al peso. No hay más que coger en cada mano un pack de 6 bricks de leche. Total 12 kilos. Pues esa animalada es lo que lleva encima muchísima gente durante muuuuuchos años. Una locura.

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    3. ekilikuá; nos los echamos poco a poco, sin darnos cuenta y vamos con ellos.

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