viernes, 8 de noviembre de 2013

Esos grandes amaneceres de otoño...

Revisando mis entradas pendientes me he dado cuenta de que me dejé ésta en el tintero... y no quisiera por lo bien que lo pasé; es de hace un par de semana. Espero que os guste como yo la disfruté...

A unas horas intempestivas para el nuevo horario salí a rodar para despedirme de mis rodajes riazanos hasta la próxima. Fiándome de la previsión (soleado, con una mínima de ocho grados) me fui con unas mallas, camiseta de manga corta y otra de manga larga “por si acaso”.  Y pasé más frío que pelando nabos (los nabos se recogen en diciembre).

Eran las 07:40 (de la nueva hora) cuando empecé a correr. Hacía un frío de cojones y lo que debía ser el rocío estaba helado por mor de la temperatura. El sol se vislumbraba allá por el Pico del Lobo con un rojo intenso que prometía un día claro. Con dirección norte me dirigí hacia Riofrío. Un viento del sur, enfriado por la sierra, me daba en la cara y en las manos y se me encogían como pocas veces.

EL sol aún no terminaba de asomarse y por tanto seguía en penumbra hasta que di la vuelta poco antes de llegar a Riofrío. Una vez que doy la vuelta y miro hacia delante veo una mancha blanca brillante. ¿Acaso se ha levantado bruma en la llanura castellana? Desde el cruce con la carretera de La Pinilla se puede comprender en toda su extensión el dicho “ancha es Castilla”, abarcando la vista tierras de Segovia, Burgos, Soria o Guadalajara. Toda ella tenía un blanco intensísimo. Conforme iba bajando, con el sol proyectando ya mi sombra a una gran distancia, fui comprendiendo lo que pasaba: era la helada la que hacía refulgir la luz del sol que recién salía. Por minutos este blanco se iba desvaneciendo hasta desaparecer. La humedad pasaba ahora a mostrar unos colores intensísimos a los campos amarillos, marrones o verdes que se sucedían.

Por medio de un robledal que se resiste a perder sus hojas en este otoño tardío pasé al lado de un prado aún en penumbra pero sobre el que en ese momento empezaba a dar el sol. Unos caballos pacían tranquilamente y la luz empezaba a reflejarse con fuerza sobre el hielo sobreexponiendo la imagen hasta tal punto que los árboles y los caballos eran meras sombras.
Andaba flipado con lo que venía viendo. Una de mis aficiones es la fotografía, como sabéis, y una mañana como la de ayer te proporciona muchas ocasiones de hacer esa foto perfecta. Eso sí, hay que madrugar, tener paciencia y experimentar con filtros y contrastes extremos de luminosidad. Como decía Picasso “la inspiración existe; el único problema es que te tiene que pillar trabajando”.

Con el flipe los ritmos se aceleraron; de un 5:00-5:10 inicial me fui progresivamente hasta los 4:40-4:30 con los que terminé. Aún no eran las nueve, hora de apertura de la carnicería, y estuve haciendo algún kilómetro de más hasta esa hora. Cuarto de lechazo al morral y para el horno, que también nos teníamos que despedir gastronómicamente en forma de lechazo.


A las 09:15 estaba de vuelta a casa, con el rodaje y compra hechos (es lo que tiene el cambio horario). Un día de 25 horas, todo un regalo.

12 comentarios:

  1. Días de 25 horas son un regalo para nosotros, Thunder. Muy buena la salida. Un abrazo!

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    1. Gracias! algunos días necesitamos una hora de más. para dormir, descansar, disfrutar.. saludos

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  2. A seguir disfrutando! para mí el otoño es una de las mejores épocas del año, adoro el clima, los colores... Casa de Campo y la sierra de Madrid están más bonitas que nunca. Besotes

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    1. Gracias! desde luego q sí, más q la primavera (en mi opinión) la transición verano-invierno es mucho más pausada q la invierno-verano (¿primavera?)

      y a disfrutar de la sierra

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  3. Me encanta el campo vestido de rocío...
    Y lo del flipe visual que contagia los ritmos me suele ocurrir

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    1. desde luego, todo ayuda. AL fin y al cabo eso es correr por sensaciones ¿no? saludos

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  4. Joer macho me que quedado con la sensación esa que se tiene cuando comienzas un libro que sabes que te va a gustar y cuando llevas dos paginas todo emocionado, suena el teléfono y tienes que dejar la lectura y te quedas con las ganas... lo has descrito tan bien que me he quedado con ganas de más crónica :-)

    Buen entreno de menos a más, y encima disfrutando de todo lo contado, no se puede pedir más, bueno si se puede... el lechal de después que te jalaste, pero eso no nos lo cuentes que con el hambre que tengo solo de pensar en lo rico que debía estar... mejor ni lo pienso.

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    1. je, je... muchas veces tengo q ser muy sintético para q no os aburráis. Podría explayarme más, podría escribir un libro casi, comot odos vosotros.

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  5. Me ha encantado, son de esos momentos que mucha gente no valora y se los pierde. Somos unos privilegiados, hacer lo que te gusta y encima disfrutar de esos momentos mágicos. Eso si, si llegas a llevar la cámara, no llegas a tiempo a la carnicería... ;)
    un beso

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    1. Eso es lo q nos llevamos p'alante. SI llego a llevar la cámara a lo mejor ni corro: réflex, trípode...y la mochila marine para el desembarco de Normandía... je, je

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  6. Wow! Que momentazo me has regalado con tu entrada. Cambiar la ironía y el sarcasmo por esta descripción casi poética te sienta muy bien. Entrenamientos así se lo merecen.

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    1. cada vez hablo menos de correr y más de sensaciones cuando se corre. Al fin y al cabo de 4:40 a 5:10 sólo hay 30 segundos. Pero las sensaciones ahí queda,.
      Gracias

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