jueves, 9 de octubre de 2014

Media Maratón Solidaria Somosierra 2014

Tenía ganas de quitarme el mal sabor de boca que me dejó el abandono en Somiedo. Por eso me apunté a la Media Maratón Solidaria de Somosierra. Dura pero no técnica. Ni larga ni corta. Sin mucha logística porque desde Riaza sólo hay 20 kms… vamos, una carrera perfecta para ir asimilando de verdad lo que es un trail.

No me tocó madrugar más de lo habitual un domingo. A las 10:30 empezaba la carrera por lo que a las 9:15 ya salíamos de casa. Escribo “salíamos” porque se apuntó la familia. EL hecho de que hiciese bueno, de que fuese cerca y que el sitio lo mereciese les hizo apuntarse. Bueno, eso y que venían unos amigos.

Por casualidad aparcamos al lado de una ermita junto a la cual españoles y polacos se dieron pal pelo en la Guerra de la Independencia para gloria de Napoleón, qué listo el hijodeputa, hecho que documentó Galdós en su Episodio Nacional de “Napoleón en Chamartín” y que recomiendo a cualquiera que viva o conozca Madrid para conocer cómo era la ciudad hace 200 años.

Hacía fresquete al principio, 8-10ºC. Sin nubes, sin viento… una temperatura perfecta para correr o ir por el monte. “En mi opinión” Octubre es el mejor mes con diferencia para ir por el monte en Madrid. Los días aún son largos y, a nada que sale el sol, calienta y se puede ir en camiseta tranquilamente. Sigue apeteciendo horrores tomarse una Mahou en “El Urogallo” (bueno, eso incluso el 22 de Diciembre con lluvia). Tampoco hace calor por lo que no se suda tanto y la autonomía en las caminatas sube mucho. El paisaje cambia de un día para otro; incluso un mismo árbol tiene hojas verdes, amarillas y marrones. El azul del cielo es intensísimo, los atardeceres, por la humedad latente, son de un naranja intenso que ríete tú de las camisetas técnicas fosforitas.

Sobre la marcha Sensei Óscar me dice que la mochila no hace falta, que con los avituallamientos es suficiente así que, sin más, me desprendo de ella (se la encalomo a la jefa para más señas, en plan MonyPeny).

El primer kilómetro es de subida pura y difícil pero avanzamos ¿corriendo? El caso es no ser el primero en andar. Que sí, que todos hacemos CaCos, pero cuando salimos nos sale ese deje runner que nos embarga y antes muerto que sencillo. Enseguida se termina la pista de cemento y salimos a camino. Con algo más de 200 inscritos no se producen aglomeraciones, lo cual se agradece, que para algo estamos en el campo. Camino ancho, pulsaciones contenidas (alrededor de 135ppm), braceando… voy adelantando poco a poco a alguno que otro. Hay alguna bajada en la que puedo correr y corro. Pasamos por un pinar muy chulo en el que se puede correr (sigue sin gustarme el suelo blando de los pinares). En el km 5 avituallamiento justo antes de un ascenso tremendo… 300-400 metros en poco menos de un kilómetro y p’arriba. Entre jaramagos me decido a comprar una de esas medias de compresión cuya función principal es la de no arañarte los gemelos. Entre el km 7 y el 8 el paisaje ya es espectacular. Mirando hacia atrás Madrid, a la derecha Guadalajara con su Tejera Negra y de frente Segovia, más allá el Valle del Duero… pero porque sé que están ahí, que por mucho que nos empeñemos en dibujar rayas para las fronteras en los atlas en la naturaleza no he visto todavía ninguna. Foto de rigor, que no todo es trail, coño.

Vista hacia Madrid

Vista hacia Segovia (al frente) y  Guadalajara (a la izquierda)



Llego al km 9 a 2.148 metros en 1:15 y lo flipo. Hace fresco, los de la organización tienen unos chorizos y una morcilla por ahí colgados y nos dicen que son para el último, joder, si soy el último, que los de atrás me están persiguiendo. Unas risas. A pesar del buen tiempo no hay avíos para el perol que dice Costa, por lo que hay que bajar a por ellos y echárselos al hombro. Vaya, momento bajada… yo y mis cagadas, digo bajadas… piedra suelta, camino muy pendiente… bajo bien, mejor de lo que esperaba. Me adelantan unos pocos a una velocidad que piensas que se van a estampar en la curva, pero qué va. Todo está en la bajada. Afortunadamente las Salomon se agarran que es una maravilla y el camino se hace menos pendiente. 

Me permito el lujo de mirar un kilómetro después… y lo flipo. Estoy disfrutando como un enano, soy consciente de que soy un privilegiado por estar corriendo ahí arriba, de poder verlo, de poder contarlo… y me acelero. A pesar de que me adelantan bastantes pillo a alguno que otro bajando y sobre todo en los llanos. Los cuádriceps los noto cargados y agradezco haber hecho GAP estos meses, que no sólo vale para tener un culo prieto y bonito. Desde el km 11-12 nos vamos alternando una chica que va cuarta y un chico que va con mochila y bastones ceñidos, dándonos relevos. Cuando parece que todo es cuesta abajo hay algún repecho en el que intento correr y casi lo consigo pero qué va. El camino de vuelta es mucho más tendido que el de ido (13 kms de bajada frente a 9 de subida), y es muy chulo. Sin darme cuenta (estaba corriendo por debajo de 6:00 desde el principio de la bajada) llegamos al último avituallamiento “sólo quedan cinco kilómetros” y para abajo. Hago cálculos rápidos, que llevaba 1:59 y me planteo bajar de las 2:30. “A por ellos, oéee”. Por primera vez hago un parcial por debajo de 5:00 y otro también.. quedan dos kilómetros y corriendo y todo soy capaz de hablar con la familia para que se vaya colocando cerca de la meta. Repecho inesperado (más bien olvidado) y cuesta abajo a tumba abierta… otra vez bajo de cinco minutos… hasta que veo a mi mujer, los enanos y dos amigos. Le doy la mano al pequeño (tres años) y nos lanzamos a tumba abierta en la medida que le dan sus piernas “¿vamos a entrar en la meta, papá?” “Sí””Vamos volando” Entre vítores enfilo la meta ¡¡nunca había entrado así!!

Al final 2:26, mucho mejor de lo que esperaba. Tanto en las subidas como en las bajadas fui más rápido de lo que esperaba. Sé que tengo margen de mejora, mucho. Sobre todo en las bajadas que tengo que ir perfeccionando. Contento por quitarme el mal sabor de boca, por el tiempo, por la carrera pero sobre todo por entrar con mis hijos en meta.


Una carrera muy recomendable, nada técnica, muy bien balizada y con avituallamientos más que correctos. La Organización impecable y los fines encomiables. Impresionante ver cómo corrían unos invidentes agarrados de una barra. ¿Repetir? Sí, si se puede sí. 

8 comentarios:

  1. Qué fotos más bonitas!!! sin duda que se debe sentir algo especial correr y poder ver ese paisaje!!! por cierto, qué manera de sacarte el clavo!!! lo de las bajadas nunca lo tendré claro! qué miedo, os lo dejo a vosotros, los expertos en técnica! :-)
    Enhorabuena!!! cuál es el siguiente?
    bss
    Tania

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    1. "¿experto?" de lo que sí me di cuenta es q gracias al cagonismo los cuádriceps no los tenía muy cargados cuando había q llanear y alcancé a varios.
      ¿Siguiente? Ni idea. este año ninguno, pero salvo París al resto me apunté sin planearlo...

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  2. Cuanto me alegra leer que has disfrutado tanto de esta bonita carrea y por lo que veo el tiempo también acompañó, buena señal si quieres repetir, estas tu ya mas pillao con el monteeeee jijiji

    enhorabuena socio, lo dicho que me alegro mucho por esa espinita sacada.

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    1. gracias!!! estoy tratando q el aterrizaje sea suave y no estrellarme... el año q viene más, q me ha gustado

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  3. Una excelente participación, la montaña pone a cada uno en su sitio y una mentalidad conservadora al principio te puede hacer ganar mucho tiempo al final, sobre todo cuando hay que dar gas a las patas.

    Buena carrera!

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  4. Muy buena crónica. Ese es el espíritu de este tipo de carreras.
    Ya me contarás tu secreto para los cuádriceps: dos ediciones que la he corrido, dos semanas siguientes que no podía ni bajar escaleras...y es que trato tener cabeza pero cuando me pongo a bajar, me da tanto miedo no ver donde pongo el pie que tengo que ir adelantando a gente para tener visión libre por delante, y así termino.
    Los últimos kilómetros no fueron divertidos cuando tocaba bajar por pista de cemento rugoso, iba dando palmetazos con los pies y notaba las fibras gritándome en los cuádriceps.
    Y en la bajada final, nada mas girar, zancadilla de escarabajo y morrazo. Por suerte era una de las pocas zonas con sedimento blando, así que rebote en el suelo, mirada alrededor a ver si alguien me había visto (que no), y a finalizar.
    Pues si tu llegada fue como la has descrito, te vi. No me quedé con la cara, pero si con la escena.
    Ahora a la de El Escorial el finde que viene!!

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    1. El Escorial me lo guardo para el año q viene. "Me he quedao con tu cara", la de 42k...
      ¿secreto? va a ser que cagarse en las bajadas es bueno para la conservación de la especie y de los cuádriceps...
      je, je... somos como niños... si no nos ve nadie no ha pasado nada, pero si nos ve... a llorar :D

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