sábado, 6 de marzo de 2010

¿Por qué correr? ¿Por qué no?

El mundo friki es ancho y ajeno. Es ancho porque ahí fuera hay un montón de gente cuyas costumbres y gustos nos parecen cuanto menos excéntricos. Y es ajeno porque no alcanzamos a entender la fascinación que pueda sentir un coleccionista de Playmobil con el Barco Pirata, otro de coches de Scalextrix con el Porsche Carrera Original o cómo un frikitecnológico puede llegar a hacer una espera de un día ó dos para hacerse con el último prototipo del iphone.

Aunque nos cueste reconocerlo, todos tenemos un lado friki, que denominamos “afición”, o, con un aire de pedantería “hobby”, si lo que pretendemos es destacarlo sobre las aficiones de los demás que no dejan de ser “frikadas”.

En mi caso es correr, últimamente conocido como “running”, en la variante de atletismo popular de fondo (concretamente en las distancias de 10.000 metros a media maratón, de momento).

Como en toda afición se sabe cómo empieza (hacer algo de deporte, liberar estrés, bajar de peso…) pero el límite no está muy claro, y lo ha de poner cada uno.

Para empezar están los límites técnicos (o equipamiento). Si al principio basta con unas zapatillas cualquiera (Yumas, J’hayber Pista…), poco a poco vas descubriendo que existen diversos tipos de pisada, para lo cual existe un tipo de zapatilla; dependiendo del tipo de pisada, tu zapatilla de referencia será cara o muy cara. ¿los calcetines? También al principio te valen esos viejos que tienes en el cajón con dos raquetas cruzadas, pero poco a poco ves que existen otros “de competición” o “transpirables” a diez euros el par que te prometen que te olvidarás de las rozaduras. ¿Camisetas técnicas? Al principio ni de coña, porque son ajustadas y, aparte de quedarte como una morcilla, son de maricones. ¿Mallas? Ja, ja, menuda panda de delicados hay por el parque; teniendo un chándal que vale para todo… hasta que te das cuenta que te quitan todo el frío y son muy cómodas.

Los límites tecnológicos. Empiezas corriendo con un Casio (total vas a aguantar veinte minutos, y no vas a tener fuerzas ni para el ver el reloj, sólo la vuelta) y terminas con un Pulsómetro GPS edición limitada Paris-Dakar réplica del que utilizó Carlos Sainz en el desierto de Atacama para encontrar el camino correcto hasta Buenos Aires. Poco a poco programarás diversos programas para hacer series (cortas y largas), tiradas largas (con prioridad a la zona aeróbica o rangos de velocidades), etc. Vamos, que como se descuide Gebreselassie en Londres 2012 le quito el oro.

Los límites atmosféricos. Al principio tienes cualquier argumento para no ir un día a correr (hace frío, hace calor, llueve, nieva, juega el Madrid…), pero haciendo uso de toda la ropa deportiva que te has ido comprando en el Decartón sales con cero grados (no hace ni frío ni calor), en Agosto (tempranito o al final de la tarde, a un ritmo más bajo) o con lluvia (con un cortavientos e, incluso, una gorra de goretex ¿a que no sabías que existían?).

Los límites temporales, prácticamente inamovibles. Teniendo en cuenta que tienes que trabajar (con suerte) de 8 a 10 horas diarias, más dormir otro tanto, y ciertas funciones logísticas y de intendencia, poco tienes donde rascar, con lo que tienes que organizar: te olvidas de comidas entre semana de hora y media (comiendo como un pavo en diez minutos es suficiente), levantas el culo del sofá un poco antes… ¿no vas a sacar 2-3 horas a la semana? ¿cuánto dedicas a hacer el gilipollas en Internet sin nada útil que buscar?.

Y ya está hecho. Ya eres un friki a los ojos del mundo. “¡Hay que ser gilipollas para irse a correr con lo bien que se está en primavera en esta terracita!”; “¿Te vas a correr, con el frío que hace?”. Te han catalogado, seguramente alguien que se empalma con la última película del director iraní de turno o con la última colección de camisas a 180 lerenles de Tommy Hilpopjazz.

Y por supuesto está el día de la carrera, que para explicarlo hay que hacer con sumo cuidado. Para empezar, el día de antes, normalmente sábado, te vas prontito a la cama habiendo cenado ligero y bebido dos cervezas como máximo, por eso de que los hidratos de carbono son buenos. Madruga, ponte vaselina en los sobacos, en las ingles y en el culito; ponte las mallas…. Vamos, que si dices que la carrera es en la Casa de Campo, nadie te va a creer que vas a correr de verdad. Por supuesto has pagado como un gilipollas 10-20 leuros por una camiseta, y estás recogiendo el chip una hora antes de la carrera, donde te encuentras a un montón de chiflaos, tanto o más que tú. Meada de última hora (previa cola en los siempre insuficientes baños portátiles) y a correr. Terminas y te dan una lata de Gatorade o similar y una medallita de recuerdo. Ala, campeón, a casa, a ver si puedes aprovechar el domingo. Al día siguiente, a buscar en qué puesto has quedado, porque el tiempo ya lo sabes (para eso tienes el pulsómetro ¿no?).

Y ya está, eres un friki. Puedes dar multitud de explicaciones (o excusas) de porqué corres. Para mí, la mejor es ¿Por qué no?

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