lunes, 27 de septiembre de 2010

Nocturnidad y alevosía

La nocturnidad y alevosía, dentro de nuestro Ordenamiento Jurídico, suponen un agravante en la comisión de cualquier delito. Por una serie de motivos, durante este fin de mes y el de Octubre, voy a tener que cambiar la hora de entrenamiento, pasándola a primera hora de la mañana o última de la noche, según se mire.

Por ese motivo, si pensáis que correr “tiene delito”, debería serlo aún más grave si se realiza de noche. Además, teniendo en cuenta que la circulación de policías es densa en Canillas (debido principalmente a las dos megacomisarías Municipal y Nacional) el riesgo de ser pillado sube.

A las siete y media es todavía de noche en esta época del año. Empieza a amanecer, pero es de noche. El tráfico ya es denso, y la M-40, en el tramo que veo desde el carril-bici (“de Vallecas a Coslada”) va cargadito, y no de juguetes, precisamente. A esas horas ya hay gente corriendo, mucha menos que en verano. También hay perritos, también menos ¿por qué? ¿también les da pereza salir de noche o se aguantan las ganas de mear hasta que sus dueños deciden despertarse?.

Hoy me he levantado con la mejor de las intenciones para hacer series, pero me parece que todavía no estoy preparado para ponerme a 170ppm tan temprano; mejor troticochinear a 05:20 o algo de calidad a 04:40 si el cansancio semanal no pesa demasiado.

El lunes troticochineé 9 kilómetros a 05:20, y el pulsómetro lo clavé en 130ppm, justo por encima de mi umbral aeróbico. El martes, “calidad”, ocho a una media de 04:29 (importante el paso psicológico que supone el bajar de 04:30, aunque sea por un puto segundo) y 149ppm de media. El sábado, salida larga, casi quince kilómetros a 04:55, con tres tramos progresivos crecientes, desde los 05:10 a los 04:40, a 138ppm. Ésto corrobora el dicho de que “si quieres correr rápido, empieza lento”.

En otro orden de cosas, continúo viniendo a currar en bici, pero ahora vestido de romano, con chaqueta, corbata y todo. LA verdad, queda un poco friki (o friki de cojones, sin paños calientes) si se ve desde fuera, pero cuando tardas la tercera parte que andando te das cuenta de lo que ganas. Eso sí, voy a tener que tunear la bici con unos guardabarros, que no es plan de que por una salpicadura se te joda el traje, y es que una cosa es ir “a la europea” con el traje y otra cosa es ir “a la guarra” con el barro (seamos políticamente correctos por una vez). Con un juego de luces, una bolsa para llevar una mochila para la compra, un timbre y un cuentakilómetros, ya sólo me queda la cestita y tendré la bici de Pancho.

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