sábado, 23 de julio de 2011

Metiendo caña (de España)

Durante los últimos dos meses he estado troticochineando. Como he tenido que cambiar la hora de mis salidas a unas horas en las que se confunde el final del día con el inicio del siguiente, recién levantado el cuerpo no me pedía caña (pasar de 30-40 pulsaciones por minuto a 160-170 en menos de un cuarto de hora da vértigo).

Como he contado hasta ahora, además, ver amanecer mientras se corre es una experiencia que merece ser admirada y, para ello, los ritmos no pueden ser muy altos si de lo que se trata es de disfrutar. Digamos que he aparcado la planificación para priorizar las sensaciones.

Pero, claro, con este mariconismo indefinido el cuerpo al final lo nota en forma de pérdida de esa punta de velocidad. Poco a poco, he notado cómo los umbrales aeróbicos pasaban de un honroso troticochineo a un vergonzoso Pocoyó, llegando a 137 ppm para un ritmo de 5:30 (vale, 17 kms en pista terrosa y algo de viento, pero lejos, muy lejos de mis marcas invernales).

¿Que qué es hacer el Pocoyó? para los que no estéis muy familiarizados con este muñeco, pinchad el enlace y veréis cómo corre; si luego os sentís reconocidos ya sabéis, subid el ritmo.

Así que he decidido de nuevo empezar a trabajar ese umbral anaeróbico al que no le he hecho mucho caso de unas semanas a esta parte. Ayer empecé el primer kilómetro bien, 4:49. Con los semáforos del principio y el coste de arrancada, lo normal. Después cuatro kilómetros a 4:25 ¡¡¡oh!!!! con una media de 147 ppm la cosa olía a gloria deportiva, adelantaba a paseantes, corredores y a algún ciclista poco hábil (por decir algo). Pero, de repente, la hecatombe. Pinchazo en el isquio izquierdo, desde la base media hasta justo por encima del gemelo. Bajo el ritmo un poco y me voy a 4:38 en el sexto, y las molestias, aunque menores, persistían. Miedo, mucho miedo, pero llegados a este punto lo dejo. Mejor darle descanso que seguir haciendo el Pocoyó y joderse aún más sin necesidad.

Eso sí, al menos se ha despertado ese ansia oculta de currarse el umbral anaeróbico. ¿Mañana? ¿El martes? Quién sabe, lo que si sé es que será la próxima vez.

2 comentarios:

  1. Vaya, esto del pocoyo se esta poniendo de moda;D. Lo malo es que es verdad que si nos acomodamos en ritmos románticos viendo amanecer y disfrutando de las sensaciones nos enlentecemos. A mi me está pasando, pero dado lo que persigo no me importa.

    Me alegro de que hayas despertado ese ansia oculta, pero despiertala con cuidado, que los despertares bruscos no son buenos.
    Espero que esas molestias no vuelvan a aparecer.
    Un saludo

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  2. no es oculto, sino q más bien estaba latente. hasta este verano he estado corriendo en ese umbral anaeróbico al menos una vez a la semana. a partir de septiembre lo retomaré, y las series..coomo dije q las iba a retomar en enro.. en fin...

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