jueves, 4 de agosto de 2011

Cuando hablo de correr

Cómo no. Antes o después tenía que leer (y escribir) del libro del que muchos corredores hablan maravillas, elevándolo a una categoría cuasi referencial. El libro de marras es “De qué hablo cuando hablo de correr”, de un japonés llamado Haruki Murakami. No tengo ni idea de la editorial, porque me lo he descargado para leerlo de gratis en libro electrónico, que para eso ya he pagado cuatro cánones (ordenador, pen drive, libro electrónico con su memoria flash) para que el hijodelagranputa del Teddy deposite la fianza y se vaya a navegar con Mamoncín en su yate por el Caribe este verano y recuperarse del mal trago de sus dos días en el trullo.

He de decir que me ha decepcionado, seguramente por las expectativas tan altas que tenía debido a las recomendaciones, aunque me quedo con lo bueno.

De lo bueno: la constatación de que la sempiterna preguntita “¿y no te da pereza salir a correr con el frío/calor/viento.. que hace o tan temprano/tan tarde?” es como la existencia de Dios, que trasciende de lo meramente antropológico. Se ve que aquí “y en la China” (como dicen los abuelos), todo lo que no sean las inquietudes propias se la trae al pairo al respetable. Pereza me dan cosas como meterme en un atasco de una hora diaria de ida (y otra de vuelta) para ir a currar, diez en total a la semana (vamos, igual que si hubiese que ir a currar un día más); pereza me da perder una tarde entera montando el Sinfonier Klaus o el Mueble del Salón Magnus por ahorrarme veinte pavos y todo sin moverme del coche o de casa.

Además, un enfoque que no había pensado antes. La tendencia a engordar es buena debido a que el cuerpo nos manda un mensaje de que nos estamos pasando con la comida o de que nos estamos tocando los huevos con el (no) “deporte” que hacemos. Vamos, que hacemos de la necesidad virtud. Parte del razonamiento de que en general se tiende a pensar en que estar delgado es una señal de buena salud, cuando es justo al contrario: no tenemos sobrepeso cuando tenemos hábitos saludables.

En cuanto a lo que no me ha gustado, varias cosas.

La primera, el estilo, que no sé si deberá a una pésima traducción o es que el japonés es un idioma simple al máximo (me da que no). Las frases casi todas simples, con no más de dos renglones. Apenas frases compuestas. Vamos, que la prosa de Dan Brown es Góngora al lado de la redacción de esta traducción (insisto en culpar al traductor).

La segunda, la estructura, con continuas saltos y vueltas atrás en el tiempo. Para una peli de Tarantino o para Los Miserables me parece bien, pero para un libro de 130 páginas me parece poco útil. Se ve que, tal y como escribe, se trata de una sucesión de reflexiones tomadas a lo largo de los años, por lo que en ocasiones se le nota algo deshilvanado.

Pero bueno, ¿qué coño hago yo criticando el estilo literario de un escritor? Es como cuando el triste JJ Santos se pone a hablar de fútbol. Menos mal que en el Mundial le pusieron a Paco González (por gentileza de Anido) y a Camacho para que le enmendaran la plana. Qué agonías, joder. Qué gran frase es ésa de “Hay que salir llorado de casa”.

Hablando de correr… poco nuevo puedo contar. De momento sigo trotando a 5:00 y en cuanto aprieto un poco, el isquio comienza a temblar y me entra el canguelo. Si al final va a ser bueno no correr (durante un par de semanas).
















2 comentarios:

  1. Vaya, tu crítica es directa, si señor! Para que andarse por las ramas! Eso está bien. A mi fue un libro que me dejo un sabor agridulce, como la salsa china (ah, que este tipo es japones, vaya por Dios!). Por un lado tiene cosas que me gustaron mucho (ahora mismo no me acuerdo, como ves me ha dejado huella) y otras que me parecieron un rollo.

    Coincido contigo en lo del estilo simple de la narración, pero me da la sensación que es una combinación de la traducción y de la gramática de la lengua japonesa. Por lo menos el japones suena como un puñetazo directo al estómago, corto y rápido.

    ¿Has probado ya el libro runner del verano "Nacidos para correr"?

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  2. no, pero lo tengo pendiente. Lo busqué en español pero no lo encontré, así que me lo bajé en inglés.

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