miércoles, 5 de octubre de 2011

El día de la bicicleta

Una vez al año nuestros insignes mandatarios madrugan un domingo. Hacen todo lo que tienen que hacer antes de salir y se meten al coche oficial a eso de las 08:45. “¡Qué sacrificado es el mundo de la política!”, se piensan e incluso llegan a creer, porque les hace tener que madrugar cuando el resto de los mortales duermen (¿será porque están cansados después de currar como cabrones toda la semana? ).

Llegados a su destino en cinco minutos (es lo bueno que tiene vivir en el centro, que llegas en cinco minutos a todos los sitios, sobre todo si vas precedido y escoltado por sendas parejas de policías motorizados que sí están trabajando ese domingo), se bajan del coche oficial, por supuesto parado de aquella manera ¿quién tiene cojones de multar al jefe? Y el lacayo de turno le tiende una bici impoluta comprada el día anterior, con un casco a juego “súbase a la bici, señor alcalde” que suena igual que “bájese la bragueta, señor alcalde”. Las palabritas de rigor de que si Madrid apuesta por un medio de transporte sostenible como la bici, que si es ecológico y… que si su santa madre a caballo y a rodar por los raíles.

Para mayor gloria del Faraón se celebra “El Día de la Bici”, un día al año (que no hace daño) en el que se cortan calles, se movilizan el SAMUR, policía municipal, Bomberos, policía nacional (a caballo, que son más vistosos). ¡¡Coño!! Que sólo falta la Brunete con los Leopard en posición de combate. Como eso cuesta dinero, se le pega el sablazo a los amigos (esos del 3%), sablazo que es deducible, faltaría más, porque no son culpables de cohecho, no, son patrocinadores o, dicho más cool, “sponsors”. Hoy por ti mañana por mí.

Más allá de que suponga poder dar una vuelta tranquilamente por Madrid con los enanos por Madrid (es la única justificación que veo) y disfrutar desde la bici de un paseo que habitualmente es imposible realizar por no poner en peligro la integridad física familiar, no consigo ver carácter reivindicativo alguno en ir todos juntitos detrás del Fanfarrón y de la Botella, prietas las filas, a modo de “a mí mis valientes”. Con el día que hizo, soleado y con 25ºC, poder pasear en bici sin andar pendiente del tráfico se nos presenta como una oportunidad que no hay que desaprovechar cuando debería ser lo habitual.

No ayuda, además, que griten por megafonía que, a partir de las doce, se abre el tráfico rodado y que, llegada esa hora, los ciclistas tenían que buscar el camino más rápido de vuelta a casa. Como si soltasen a la Legión Cóndor o una nueva cepa de un virus letal. ¿Cómo coño se va a fomentar el uso frecuente de la bici si se disemina la semilla del miedo?

El día de la bici no es un día al año. No es el 2 de Octubre a las 09:00 del Retiro a Plaza de Castilla y vuelta. No. Es el día 3, y el 4, y el 5 (sin rima). Es en Noviembre, y en Diciembre, y en Marzo… ese día cualquiera la Botella y el Faraón siguen yendo en sus coches oficiales a pesar de estar a cinco minutos en bici del Palacio (donde duermen y también donde nos hacen creer que trabajar). Ese día no te cortan las calles para que puedas sacar la bici y te des tu paseíto globero. Tampoco hay SAMUR por las calles para atender a los ciclistas. Ni Bomberos. Ni Policía a caballo. Ese día los conductores están tan cabreados como todos los días contigo y con tu bici por el mero hecho de existir. Los autobuses siguen pasándose por el mismísimo forro las preferencias de paso cuando echan a andar. Ese día los taxistas son tan amables como cualquier otro día. Ese día te sigues tragando todos los humos del puto Cayenne de delante. Ese día no llevas ningún dorsal ni culotte para pasear, sino tu ropa de calle. Tampoco tienes donde aparcar “legalmente” la bici, porque un aparcamiento de bicis es gratis pero quita una plaza de ORA a los amigos, perdón, a los “sponsors”.

El día de la bicicleta es cualquier día, a cualquier hora y en cualquier momento que alguien coge una bici para ir a trabajar, estudiar, pasear, comprar o hacer lo que le salga de las narices.

Salir una vez al año no deja de ser hacerle el caldo gordo a la Botella y a Gallardón y a sus mensajes hipócritas. Pensar que con ello somos más sanos, más deportistas y que Madrid va a ser una ciudad “bike friendly” por obra y gracia del alcalde es como pensar que después de las elecciones no van a haber (más) recortes sociales y subidas de impuestos gane quien gane porque nos digan que son el partido del pueblo o que sean socialistas y obreros.



1 comentario:

  1. Yo no lo hubiera dicho mejor. Estoy totalmente de acuerdo contigo. No es necesario que nos lo vendan como algo reivindicativo, que lo vendan como lo que es, una única oportunidad al año de ir en bici por algunas calles de Madrid sin tráfico. Hubiera ido la misma gente, pero nadie equivocando la naturaleza del acto.¡Cuanta hipocresía! ¡Y la que nos queda por tragar!

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