lunes, 26 de marzo de 2012

Media Maratón de Segovia 2012 (parte I)

Que levante la mano quien, habiendo dicho “Nos tomamos la última y nos vamos”, haya cumplido su palabra. Lo mismo aplica en el mundo de las carreras cuando uno dice “no, si yo voy a ir tranquilo, que no voy a disputarla porque estoy preparando MAPOMA”. Como dice el Dr. House, todo el mundo miente. Puede que esa sea la intención original, pero una vez en el ambiente la cosa cambia, desdiciéndonos de nuestras buenas intenciones casi de inmediato.

Eso me pasó el domingo pasado en Segovia. Mi intención era que fuese un rodaje un poco más vivo de lo habitual, matar un poco el gusanillo competitivo (llevaba casi un año sin ponerme un dorsal) y, todo sea dicho, apretarme unos judiones y un cochinillo después de la carrera.

De la Media de Segovia me habían hablado por sus excesos. Exceso de cuestas, arriba y abajo. Muchísima gente jaleando. Bolsa del corredor enorme, para los que acostumbramos a correr en Madrid. Bocatas de chorizo a la llegada, queriéndolos o no, por cortesía artillera.

El marco para correr, orografía aparte, es incomparable. Se sale desde el mismo acueducto, con un cañonazo como señal de salida.

Con 4.000 corredores (muchos venidos de fuera y militares), la presencia de cajones se hace innecesaria, por lo que la salida es bastante rápida y sin tropiezos con otros corredores (joder, esta frase parece la crónica de un encierro de San Fermín), haciendo el primer kilómetro en 4:52.

A partir del primer kilómetro empieza la primera subida, de dos kilómetros y una pendiente media del 3,5%. Al son de la BSO de Rocky que un hotel había puesto en bucle me vengo arriba. La cuesta no es tan fuerte como el perfil parece mostrar, y me hago los dos kilómetros en 4:51 y 4:44. A todo esto veo que, de vuelta, ya vienen los keniatas, eritreos y marroquíes de turno. Menudos cabrones, ya nos sacan un kilómetro.



Los tres siguientes kilómetros son de bajada, por asfalto, adoquines y por tierra en un paseo muy bucólico al lado del río, justo por debajo de la pared del Alcázar y de la ciudad. Los hago a una media de 4:22 y con las pulsaciones controladas a 147 ppm.

Al final del paseo toca la subida a Segovia y, emulando a Perico Delgado, intento mantener el ritmo y bien que lo consigo, ya que me salen a 4:56 de media con ochenta metros de desnivel y muchos adoquines. En esta subida noto que voy ligero como una moto, potente como un camión, ya que empiezo a adelantar corredores sin parar, y no me adelantan apenas. Atisbo en lontananza el globo del 1:40, al que adelanto casi al final. Segovia entera (se va de borrachera) está en la calle. Hasta unas monjas en la puerta de su convento aplauden en una estampa típica del NODO.

Llegamos a la catedral y la bordeamos, iniciando un descenso de dos kilómetros por las calles de Segovia como paso previo a la gran subida que va desde el km 11 al 16. Alcanzo a otro globo de 1:40 que iba algo rápido para ese tiempo, y es que el cabrón del portador iba corriendo a pelo, por sensaciones.

Aprieto el culo y sigo adelantando corredores, el 12 y el 13 a 4:45 de media. El ánimo de la gente ayuda, y mucho, sobre todo cuando no se ve el final de la cuesta. Flaqueo en el km 14, 5:16, pero en el 15 me vengo arriba a la vista del pabellón de Perico Delgado, ya que lo hago eb 4:43. “Ya está hecho”. Los cojones de Mahoma, me quedaba un repecho al girar por el pabellón que me parece el Annapurna, y son sólo 200 metros. Noto algo de flato y bajo el ritmo. “Dosíficate, coño” digo en voz alta. Mala cosa, ya hablo solo. “¿Dónde coño está Segovia?, joder, que estamos en el km 16”. Un pitido me avisa de que el 16 lo paso en 4:53.

Seguimos por una recta muy larga, sin viento, al sol, pero con algo de pendiente negativa. No noto el flato, y voy apretando poco a poco. 4:38, 4:25. Ante su incredulidad, dejo atrás a un sargento paraca que bien hubiese podido protagonizar “El Sargento de Hierro” y que marchaba en la cabecera del pelotón de su compañía, portando el estandarte de la misma.



Quedan tres kilómetros y ahora sí que se ve Segovia. En otro momento NODO hay una mesa y unas personas cortando jamón para ofrecérselo a los corredores. No puedo, y mira que me gusta el jamón, pero llevando la boca más seca que el ojo de un tuerto y a 160 pulsaciones  como que no. Kilómetro 19 a 4:18, y un montón de público nos jalea. Un cabrón disfrazado de corazón va saludando a todo cristo, y debe ser el puto amo de Segovia. Va sobrado para poder saludar tanto en el km 19, porque yo no puedo ni guiñar el ojo.

Giramos a mano izquierda, donde empieza el acueducto. Esto está hecho. Aprieto. Los adoquines hacen que note cierta presión en las caderas, pero sigo. 4:08 en el 20, 4:05 en el 21. Intento esprintar algo más, pero no puedo. Los últimos 97 metros no consigo incrementar el ritmo, pero al menos lo mantengo. Paso bajo el acueducto y paro el pulsómetro en 1:38:02, en el puesto 662 de la general y 164 de mi categoría, Veterano A.

En un próximo post escribiré de lo que no fue la carrera, tan importante o más que la carrera en sí, que muchas veces no es más que una excusa.

4 comentarios:

  1. Ansioso perdió me tenias por ver el resultado que te has marcado.

    No diré mas, a tus pies, por tus entrenos, tu constancia, tu dedicación, tu forma de escribir etc y etc y requetc

    Chapo, en frances creo que chapeau!!!

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    1. gracias, y espero q tu fascitis te dé una tregua este fin de semana. je, je...
      si es q me pierdo cuando dan el cañonazo.

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  2. No hay tregua, estoy estancado, ni va a peor, ni va a mejor, es desesperante, bajas al parque, sales a la calle, hasta la asquerosa de mi vecina pasa corriendo.

    La verdad q esto del runner se esta convirtiendo en otra moda mas...

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  3. Enhorabuena. Me ha encantado tu crónica. Que tensión, que esfuerzo...De los nervios he ido leyendo renglón por renglón viendo tus parciales!!! Menudo crono! Si es que a veces nos pierde el dorsal, pero...y lo bien que te ha sentado? renunciando y todo al jamoncito?

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