El domingo tocaba rodaje. Tenía
que “atacar” más de 20 kms en mi preparación maratoniana. Como os conté hace
unos días, Óscar me conto que los de la Panda se habían inscrito a la Media de
Fuencarral con la intención de correrla en grupo al ritmo del más lento sin más
pretensiones que echar un buen rato todos juntos y olvidándose de la marca.
Intentó seducirme con una carrera previa de 8-10 kms antes de la salida y por
poco lo consigue.
Una lluvia amenazadora, un viento
previsible, dónde llevar la mochila, Scorsese y su Lobo... la logística y los
elementos fueron la excusa para no hacer ese calentamiento previo. Y, por qué
no decirlo, porque iban dos a los que el mismísimo Filípides les hubiera hecho
la goma a la hora de ir a correr desde Atenas a Esparta para pedirle ayuda a los ¡¡espartaaaanos!! para
darle pal pelo a Darío.
Por una vez no me metí en el
mogollón quince minutos antes de la salida. Y vive Dios que hace un frío de
cojones fuera del cajón. Desde mi atalaya veía el ritual que cada uno tiene y
nos echábamos las fotos previas a la salida.
Cuando empezó a despejarse el
camino salimos. A un ritmo tranquilo (muy tranquilo) nos movíamos por las
calles de Fuencarral. Yo, que vivo en la parra, me entero entonces que el
Atleti había palmao 2-0 con el Almería (para consuelo de mi mediano Courtois no
jugaba…y es que se me está haciendo indio). Bromas a mogollón, que para eso aún
no había roto el umbral aeróbico (120ppm de media los tres primeros
kilómetros). El perfil es descendente; “todo lo que baja, sube (al menos en el
running, que en la vida es al revés), guardad fuerzas”.
Íbamos juntos, no en formación de
a tres porque eso es para legionarios, pero juntos. Tampoco teníamos cabra pero
sí un perro digno de las cuadrigas de Ben-Hur. Joder, íbamos hasta con
banderas.
Sin darnos cuenta los kilómetros
iban cayendo cada vez más rápido (o menos lento): 5:29/5:23/5:19/5:11/5:11/5:14/5:11
del 4 al 10 con 125ppm de media (mi umbral es 127ppm). Y me lo estaba pasando
muy bien. Estaba corriendo por la carretera de Moncloa al Pardo tranquilamente.
Estaba viendo la carrera de una forma diferente: no me importaba el tiempo, ni
los ritmos… tan sólo pasarlo bien y disfrutar del paisaje.
El Monte del Pardo es un lujo que
tenemos los que vivimos en Madrid gracias a que en su momento los Austrias y
los Borbones se lo reservaron junto con la Casa de Campo para cazar (y luego
nos sorprendemos de las cacerías de elefantes… nada nuevo bajo el sol).
Afortunadamente tampoco se peta: bien sea porque no hay aparcamiento, ni bares
fashion en el pueblo, ni centros comerciales, porque el término “El Pardo” se
asocia a donde vivía el dictador o porque, simplemente, se puede ir en
cualquier momento, el caso es que se puede pasear, correr o ir en bici de
montaña entre chaparros sin cruzarse con mucha gente.
En el cruce con la carretera de
Fuencarral al Pardo damos la vuelta, no sin antes reagruparnos. La carretera
pica ahora hacia arriba, teniendo que subir todo lo que hemos bajado antes por
una cuesta que fácilmente podría tener 3 kilómetros.
A ritmos muy discretos (5:47 de media)
empezamos a adelantar a gente. Alguien incluso se arranca por fandangos de
Huelva (como si hubiese fandangos que no fuesen de Huelva) y coronamos ese alto
del Pardo desde donde se ven las torres de Mordor (perdón de Castellana, pero
es que siempre se me viene esa imagen cuando las veo).
Toca bajar, pasando antes por la garita del Pardo. El grupo se estira, hace más aire y estamos en el km18. “Parece que ya no llueve”. Los cojones de Mahoma, que se pone a llover. Son las once y con precisión suiza se pone a llover. Tenemos que agruparnos, que el grupo se ha roto, y nos paramos a 600 metros de meta. Después de diez minutos esperando vemos que no llegamos y cada vez llueve más y hace más frío. Nos ponemos en marcha y entramos cinco ó seis al estadio. Por cierto, cómo está el tartán, destrozado, de pena en una ciudad que pretendía ser olímpica tomándose un “relaxing café con leche en Plaza Mayor”.
Toca bajar, pasando antes por la garita del Pardo. El grupo se estira, hace más aire y estamos en el km18. “Parece que ya no llueve”. Los cojones de Mahoma, que se pone a llover. Son las once y con precisión suiza se pone a llover. Tenemos que agruparnos, que el grupo se ha roto, y nos paramos a 600 metros de meta. Después de diez minutos esperando vemos que no llegamos y cada vez llueve más y hace más frío. Nos ponemos en marcha y entramos cinco ó seis al estadio. Por cierto, cómo está el tartán, destrozado, de pena en una ciudad que pretendía ser olímpica tomándose un “relaxing café con leche en Plaza Mayor”.
No cabe volver corriendo; está
jarreando a manta y en cualquier momento se puede poner a nevar, por lo que
vamos a los coches.
Al final 1:57 neto, 5:34 de media
y 130ppm (2:08 según el crono oficial). Un rodaje de cajón sólo que en grupo y
pasándolo bien. Otra forma de correr más allá de los ritmos objetivos de
Maratón, MMPs o umbrales anaeróbicos; más social que otra cosa.
Muchas veces lo rodajes, a priori en las carreras las convertimos en MMP, por lo del efecto dorsal, y otras, en rodajes placenteros que saben pero que muy bien. Día climatologicamente hablando durillo, el perfil? el de todos los años. Saludos.
ResponderEliminarMe gustó mucho la carrera; a lo mejor no es para hacer MMP pero sí para ganar fuerza.
EliminarParece interesante esa carrera de la que todos habláis, el año que viene igual cae...
ResponderEliminares dura por el perfil y el frío pero es bonita. Sólo por correr por El Pardo merece la pena.
EliminarPues claro que si!! de vez en cuando estas carreras con ritmos controlados y en buena compañía son un gustazo, me paso igual en Getafe donde me fui a casi dos horas y me lo pasé, como dices los enanos: pirata!! :-)
ResponderEliminarMe alegro que disfrutaras, lástima la lluvia del final,
ésa era la idea, de disfrutar. Y la lluvia... acompañó en el final. pero sabíamos a lo que íbamos :)
EliminarLastima no haber coincidido, estuve charlando con José uno de los abanderados del muro, efectivamente el planteamiento era de carrera festivo-social.
ResponderEliminarLo del perro emulando a la cabra no tiene desperdicio
Sí, una pena. Bandera llevábamos casi todos.
EliminarLa lluvia se lleva mejor con buena compañía.
ResponderEliminarJa,ja, me he reído un montón con la crónica. Me resulta tan visual la expresión "los huevos de mahoma! jaja
gracias... a veces me paso de matafórico. ¿será mi cordobesismo militante?
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