viernes, 30 de abril de 2010

Intrusos de dos ruedas

El ser humano es propenso a hacer de su capa un sayo, y en Madrid la capa da, además, para una enagua para la mesa camilla, un jersey de cuello vuelto y una bufanda del Atleti, ya que suele suceder con mayor frecuencia e intensidad.

El domingo pasado me sorprendió la continua presencia de bicis durante el recorrido del MAPOMA. Con un par. El ciclista urbano prosélito parece tener la idea de que el plato y los piñones del mundo giran en torno a su enorme y amorfo culo, y allá que ve que la calle está cortada al tráfico para lanzarse a la calle, olvidándose del pequeño matiz de que hay 15.000 personas corriendo durante 10 ó 42 km y que tienen la mala costumbre de no llevar en ocasiones una dirección rectilínea o de girar en las curvas. Independientemente de que la pretensión sea la de acompañar a alguien o simplemente rodar sin coches, lo que consiguen es lo mismo: molestar (o dar por culo), poniendo en riesgo la integridad física de los corredores, que son quienes llevan dorsal y han pagado la inscripción.

Ir en bici no es lo que veíamos en “Verano Azul”, donde Pancho, Javi, el Piraña y los demás iban en paralelo haciendo el gilipollas como si nada. No, podemos meternos una hostia o causar algún accidente del que seremos responsables civilmente.

Ya sé que no hay oportunidades para sacar la bici los fines de semana tranquilamente por el centro, salvo el Día de la Bici y el Día sin Coches, pero eso también es relativo: tanto en Metro como en Cercanías podéis meter la bici, ir a la Casa de Campo, la Dehesa de la Villa o El Pardo (las estaciones de Metro del Norte os dejan muy cerquita, sólo tenéis que pedalear 500 metros). “Es que a mí me gusta pasear en bici por Sol” Pues a mí me gusta hacer trompos con mi buga en el Prado, pero cuando no se puede, no se puede.

Con actitudes como éstas no vamos a conseguir despertar ninguna simpatía hacia la bici ni a la implantación de una red de carriles bici medianamente racional. Total, si los ciclistas van por donde les da la gana, para qué hacerles un carril bici.

Dicho todo esto, este fin de semana pienso coger la bici un par de horitas para darle descanso a las rodillas. Eso sí, no pienso meterme en el recorrido de ninguna carrera, pisando las aceras únicamente en los cruces.

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