viernes, 7 de mayo de 2010

Fauna Ibérica I

La Fauna Ibérica se caracteriza por ser rica en diversidad y por su endemismo. Algunas de las especies más significativas de nuestro rico ecosistema de carril bici son:

1.- Las Viejas paseantes o, simplemente, paseantes. A pesar de su frágil aspecto y de no contar con una burra, su comportamiento hacia el resto de los usuarios es despiadadamente depredador. Van en manada, y en disposición ofensiva permanente, que se materializa en una formación de combate en paralelo, ocupando la totalidad del carril si van en grupos superiores a cuatro (el espacio entre ellas será tanto mayor cuanto menor sea el número de integrantes, siempre con el objetivo de abarcar la totalidad del carril). De nada sirve que te vean venir ni que les pites con el preceptivo timbre, que tendrás siempre la culpa y te tendrás que echar al lado, previa increpación por su parte. Ocasionalmente van acompañadas de algún marido, el cual, o lleva un auricular para escuchar el Carrusel Deportivo o se tiene que joder y aguantar las mejores jugadas del Salsa Rosa de la noche anterior. Más que un calificativo de género y edad, esta categoría engloba también a otra serie de paseantes, no menos peligrosas y violentas. ¿Cuántas veces os habéis visto increpados por el típico grupos de amigos que los domingos, y para bajar la paella de encargo mugrosa que se han comido en su pisito cutre de Montecarmelo? Eso sí, para justificarse se bajan con el niño en la motofeber “¡que vamos vigilando al niño!” ¿Los ocho? ¿no teníais una urbanización cerrada con piscina, pistas de pádel y trastero? Pues quedaos ahí; ¡ah! Se me olvidaba, queríais vacilar de vistas a la M40.


2.- Padres e hijos jugando al fútbol, ...o algo parecido. A pesar de tener en las inmediaciones zonas amplias para darle a la pelota de plástico con lunares que se bajan, no, el caminito rosa ejerce una atracción mágica sobre este binomio. La imprevisibilidad de sus actuaciones los hace especialmente peligrosos, sobre todo si una va un poco rápido (a 25 km/h, tampoco es tanto). La responsabilidad hay que encontrarla en la inconsciencia del padre, no en el desconocimiento del hijo. Además, suelen ser más vehementes en sus reacciones ¡Cuidado, hombre! Yo me puedo meter una hostia, que puedo volver a levantarme, pero a ti (o a tu hijo) te pasa un Panzer por encima.

3.- Aprendiendo a rodar en bici. El ejercicio del Magisterio es una cualidad admirable, y la disposición en el aprendizaje es encomiable, pero para enseñar hay muchos y mejores sitios, tanto por superficie como por seguridad. Siempre que se enseña, hay que acompañar andando, pararse para explicar, animar, etc, acciones que se pueden realizar en cualquier explanada de cualquier parque, pero nunca en un sitio donde haya bastante tráfico. Otra cosa es que, una vez aprendidos los conceptos básicos de rodaje y circulación POR LA DERECHA, te lances con el enano al carril bici (ponte detrás, para protejerlo y corregirle); si vas 10 km/h no pasa nada, te van a ver con tiempo suficiente.


4.- El clásico perrito, cómo no, acompañado de un burro por dueño que nunca tiene (además) la bolsita para recoger la mierda del chucho (me refiero al excremento, el pobre animal no tiene culpa, como el niño de antes). ¿Dónde tenéis la correa, en casa guardadita para que no os la quiten? Las zonas para perros ¿están demasiado sucias para el culo de vuestro perro? Coño, ni que fuera Lassie.


5.- Skaters. Lo pongo en inglés no por esnobismo ni para demostrar que aún sé, sino para distinguirlo de las patinadoras. Éstos también tienen su peligro, porque se juntan en grupos generalmente numerosos al amparo de los cuales, y para demostrar su destreza en el manejo del monopatín, colocan minipivotes a lo largo del carril, para trabajar su tikitaka. Una vez me encontré con un grupito de éstos en ¡un tunel!, que además no estaba iluminado (me refiero al túnel, no a los skaters). Si no vas atento (o si lo vas), hostia asegurada, y bronca con los Jonathan de turno.


6.- Furgonetas del Servicio de Limpieza, con sus correspondientes operarios. Si sólo fuera “un momentito” (laxo lapso de tiempo) como dicen los que dejan el coche en doble fila, vale, pero esta panda aparca la furgona y, tranquilamente, se tumban a la sombra de algún pino a dar buena cuenta del bocata y dormir la siesta si el tiempo lo permite. Esto pasa un día sí y otro también en el entorno del Polideportivo Luis Aragonés en Hortaleza. Se ve que se les cae un huevo si lo aparcan en la explanada de dicho polideportivo, y es que, aunque no lo pareza, llevan una pata de cordero camuflada en el bocata, por lo que cualquier desplazamiento posterior supone un esfuerzo ímprobo.

En próximas entregas escribiré de los del Club Ciclista, patinadoras, incombustibles lobos solitarios, runners, domingueros de oronda barriga y bicicleta de fibra de carbono (para compensar) y otros animales. Si tenéis algún especimen más, enviádmelo.

Y el sábado, quién lo hubiera dicho, que el Sevilla le gane al Barsa. Buen fin de semana.

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