jueves, 27 de mayo de 2010

Ya llegó el verano

Sí señor, como la primavera en el Romanticismo, el verano ha venido y nadie sabe cómo ha sido. Después de fríos que han durado hasta mediados de Mayo (con un breve lapso de calor que coincidió, curiosamente, con el MAPOMA), el calor parece que va a durar hasta Septiembre, con lo que en términos deportivos empieza una época de “transición”, que es como se denomina a un periodo más o menos prolongado donde la intensidad brilla por su ausencia y hay que tender más mantener que a progresar.

Así que habrá que apurar los últimos días en los que aún se puede correr a mediodía, ya que por las mañanas o por las tardes es más complicado. En cuanto suba un poco más la temperatura tendré que pasarme a entrenar menos veces y por la tarde. Ah, y como los bombones, por la sombra, que anda que no se nota correr entre árboles que a pleno sol.

Correr por las mañanas, entre semana, descartado. Entrando temprano a trabajar, sacar una hora es difícil. Y por las tardes, haremos lo de siempre, como decían Los Ronaldos…no, si no hace mucho calor trataré de salir algo, y si no, un poco de bici, que también vale. Pero con tranquilidad y para calmar el mono. Al final va a ser verdad esa frase de que la mejor hora para correr es la que se tiene libre.


En cuanto a la semana deportiva, continúo adaptándome a un ritmo óptimo para poder aguantar un maratón con las pulsaciones adecuadas. Parece mentira, pero correr lento es difícil, sobre todo cuando llevas bastante tiempo rodando a ritmos “rápidos” sobre la zona anaeróbica (en mi caso, 4:30). De los dos días que corrí entre semana he sacado la conclusión de que para reducir una media de 2 ó 3 pulsaciones por minuto tengo que hacer el kilómetro entre diez y quince segundos más lento (a 5 minutos serían 140 ppm, y a 5:15, 138 ppm), pero bueno, también hay factores exógenos que influyen, como la hora (por la mañana vamos menos acelerados que a mediodía) o el calor (entre el martes y el jueves había una diferencia de cuatro ó cinco grados). En cuanto al rodaje largo (13,5 km), y dado que nos fuimos a Gijón, lo hice a nivel del mar, seis kilómetros de los cuáles fueron por la playa (con zapatillas, arena fina pero compactada, buen tiempo, poca gente que esquivar y la humedad del mar), que si bien es un poco más cansado, también es muy placentero.

Para terminar, una de operación bikini. En los diez últimos días me he apretado una pata de cordero, hamburguesas, pizzas (doblete), bocatas de bacon-queso, huevos fritos con chorizo y papas y, al menos una cerveza diaria con palomitas y otras delicatessen (duras jornadas de finales de Liga, Copa, UEFA, Champions…). Con todo ésto, a priori, tendría que haber cogido algo de peso ¿no? Pues no, no sólo no he cogido peso sino que, además he perdido como un kilo y medio. Para que luego digan de las bondades de las cenas a base de ensaladas, special-kk.

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