miércoles, 14 de abril de 2010

Un récord del Siglo XXI

El día después de la Final de los 100 metros lisos de los JJ.OO. de Seúl, el Marca publicó este titular después de que Ben Johnson machacara a Carl Lewis con una marca de 9.81. Dos días después, los que alucinamos con la muestra de superioridad del canadiense sobre el “Hijo del Viento” nos desilusionamos al enterarnos de que había dado positivo en el control antidoping, enterándonos de paso de que existía y que podían detectar alguna sustancia.

El domingo pasado conseguí una marca en el medio maratón de Madrid igualmente estratoférica para mí. Salvo dos cervezas, un bote de banderillas picantes y una bolsa de kikos gigante viendo el “Clásico” la noche de antes no tomé ninguna sustancia dopante más (me sirvieron para tener alguna que otra aceleración a chorro, Turbo Boost, estilo “”El Coche Fantástico”). Mi objetivo era bajar de 1:40.00, a 4:40, y crucé la meta en 01:36.59, tres minutos menos de lo previsto y casi seis minutos y medio menos que el año pasado (01:43.27). Gran parte de la progresión se debió a que no estuve tan reservón como entonces y a una buena colocación. Seis minutos y medio es la hostia. Son 400 segundos, casi 20 por kilómetro. Son 2.000 puestos menos que el año pasado, del casi cuatro mil al casi 2.000. O, en cifras estadísticas, todo un percentil 83.

El primer kilómetro, entre que andas esquivando a gente que se ha colocado en un sitio que no le corresponde y que hay que hacerlo a un ritmo suave, cinco minutos clavaos. Bien. Y se pone la máquina a funcionar. Los tres siguientes a 4:30, con buenas sensaciones y pillando al Globo del 1:40. Los seis siguientes, hasta Plaza de Castilla a 4:40. Como en este tramo me había propuesto una media de 4:45 por kilómetro, voy casi un minuto por debajo de lo previsto (pillando a otro de los globos de 1:40), y bien. Los siguientes cinco, a 4:25, diez segundos por debajo de la previsión. Ya voy casi dos minutos por debajo de la previsión, y aún quedan seis kilómetros, más o menos a la altura de la Plaza del Marqués de Salamanca. Alguna subidita que se hace jodida por Juan Bravo (4:45), y bajada hasta Conde Casal, a 4:30. Y llega la curva de Alfonso XII, que se hace eterna, el Tourmalet. Tan sólo quedan dos kilómetros, no siento las piernas, pero se baja el pistón. Además, el público anima, y eso te motiva. Quedaría muy gráfico (y tópico) decir que te lleva en volandas, pero tampoco es eso, vas con a la asadura en la boca, y entras al Retiro por la Puerta de abajo. Subes a cámara lenta (o eso me parecía), pero al fin llego a la Glorieta del Ángel Caído. Sigo un poco más allá, doy la vuelta y me dirijo a meta pasando por un lateral del estanque. Curva a derechas y ya está… o eso creía, porque encima la peña se pone a esprintar. Los últimos 97metros, son con creces los más duros. Pasas un arco, otro, otro… te desesperas, porque no ves la meta, pero llegas. Paro el pulsómetro y 1:36.59!!! Una vez recuperado el aliento, a por el regalo, una toalla. ¡¡menos mal, algo práctico!!. Botella de Gatorade, lata de CocaCola Light y plátano, y a la mochila. Al metro y para casa, que no hay fuerzas ni para andar en las escaleras mecánicas.

Y para celebrarlo nada mejor que unas cervezas bien frías y una patita de cordero con la familia. Gracias a los tres.

2 comentarios:

  1. Pues si te quitas las Martins, seguro que bajas cinco segundos más por quilómetro.

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  2. ...seguro, pero lo q me haría bajar más sería dejar de mojar la telera en las armóndigas, pero va a ser q no... x cierto, le he puesto un color más cordobés(ista). grcs

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