miércoles, 20 de octubre de 2010

Viento del Norte

Este fin de semana se ha dejado notar un ligero viento del norte que anticipa la llegada del invierno y de sus temperaturas gélidas; aunque hablando con propiedad se trata de viento del nordeste, que todo lo que viene de Rusia o es malo o es desangelado. Queda declarado, pues, el fin del veranillo del membrillo.

Nos acercamos al Día de los Santos, y en muchas casas ésa es la fecha para sacar el brasero o poner la calefacción, ya que hasta entonces la influencia esteparia apenas sí se hace notar. El sol ya no calienta como hace un par semanas, sino que incluso se busca para calentar las espaldas expuestas a la intemperie, amortiguando la sensación de frío.

A pesar de que se me escapó apuntarme a la carrera del CSIC, mítica en el calendario madrileño de otoño, salí a correr el domingo por el JC1. Salida larga, 15 kms, en una hora y diez minutos. Había más gente de lo habitual corriendo. Se estaba montando alguna carrera en el parque, porque había algunos tenderetes montados y el aparcamiento estaba algo más lleno. En los alrededores, incluso, había coches aparcados en las rotondas. No sé qué ocurriría, la verdad, porque me da que para ir al IFEMA a ver la Feria “Todo para el Gran Día” (feria del mundo de la boda) no da la cosa.

Esta semana sigo madrugando para correr. El martes, con cinco grados, se podía decir que hacía frío. Troticochineo y para casa. Sin embargo, hoy, a mediodía he salido a hacer series, y la temperatura estaba en torno a 15-30 grados. Por cierto, que por primera vez he hecho cuatro series seguidas por debajo de cuatro minutos; bueno, en realidad se trataba de un fartlek, con tramos rápidos de un kilómetro y de descanso de trescientos metros. A ver su ahora puedo mantenerme por debajo de 04:30 en las sesiones de calidad. El viernes, si hay fuerzas, madrugaré nuevamente. Si alguien se anima, ya sabe.


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