viernes, 10 de diciembre de 2010

Corriendo bajo la lluvia

Menuda racha que llevamos de fines de semana y puentes con mal tiempo. No se libra ninguno; el día de antes empieza a nublarse y lluvia todo el fin de semana/puente. El último día, por la tarde, se abre el cielo y buen tiempo… hasta el viernes siguiente por la tarde.

En este puente tan entrañable, en el que los PCM (putos controladores de mierda) nos han felicitado como nos tienen acostumbrados las inminentes fiestas, he salido dos veces a correr, las dos salidas largas (la verdad, no me apetecía sesiones de calidad ni series, sólo trotar). Las dos a una media de 139ppm, 13 y 15 kms, troticochineo a 5:00 y 5:10 respectivamente. Dado el estado del tiempo, salí con cortavientos y gorra (en el bolsillo), mojándome en la primera salida, sobre todo a la vuelta, en un tramo de no más de 500 metros que empezó a caer mucho agua. El resto del recorrido, por momentos llovía, pero más bien poco, sin viento, y lluvia muy fina que no llegaba a calar.

La reacción lógica de una persona de secano ante la lluvia es la de recluirse en casa y suspender toda actividad externa hasta que amaine el temporal; parafraseando a los insulsos de “Cruz y Raya” si hay que salir se sale, pero salir pa’ ná es tontería.

Cuando corres, al principio, la reacción es idéntica; normal, no vas a cambiar un hábito adquirido por otro más nuevo. Además, cuando escampe se puede salir. Poco a poco “te la vas jugando”: sales aunque esté nublado; continúas saliendo aunque pinten bastos… hasta que un día el agua te pilla con el culo al aire y normalmente en el punto más alejado de tu recorrido, evidenciando una vez más la plena vigencia de las Leyes de Murphy. Dado que ya estás jodido/mojado tienes dos opciones:

1.- Joderte y mojarte.
2.- Disfrutar y mojarte.

En los dos casos vas a llegar calado a casa, así que lo mejor es “relajarse y disfrutar”. Como dicen los runners más veteranos, “la lluvia no jode, acompaña”, si bien es cierto que algunas compañías terminan jodiéndote.

Además, la mojadura que jode no es la que te cae del cielo (ésa se seca con el aire y se evapora hasta un límite), sino la que está en el suelo… parece una gilipollez, pero pisar un charco es mucho peor que la lluvia, toda vez que te mojas la zapatilla (y el pie, y el calcetín), y éso sí que no se va a secar hasta el final, pudiendo, además, provocarte una linda rozadura.

Después de tu primera mojadura te das cuenta de que te hace falta un cortavientos para “esos días”, que, posteriormente, te das cuenta que se pueden aprovechar en días de frío intenso para atenuar la sensación térmica. A partir de 25 lerenles empiezas a encontrar cortavientos decentes, existiendo una relación directa entre precio y calidad. Los modelos más sofisticados tienen una cantidad de bolsillos que McGyver fliparía, para el aifon, las llaves, documentación, PSP.

También es bueno agenciarse una gorra adecuada (las hay de GoreTex), ya que el agua sobre la cara mientras corres es un poco desagradable, ya que pareces un japonés estreñido después de una semana sin cagar (si, además eres miope y corres sin gafas entonces eres Cíclope).

Y cuando llego a casa…

Sorprendentemente no estás tan mojado. Si has salido con mallas lo más probable es que no hayas tenido sensación alguna de frío de la lluvia sobre las piernas, ni que estén apenas mojadas (con el calor que desprendes, la lluvia se evapora). Si, además, has corrido en un parque con bastantes árboles seguro que te han resguardado bastante del agua y del viento que le acompaña.

Por cierto, las zapatillas no se secan poniéndolas encima de ningún radiador ni metiéndolas en la secadora ni salvajadas por el estilo. Te cargarás las gomas, y cuando te las vuelvas a poner amortiguarán lo mismo que una olla exprés. Mejor que se sequen solas, en un lugar seco y, a ser posible, aireado.

Pero bueno, todo esto vale si la cantidad de lluvia es “normal”; si está jarreando te vas a mojar de todas formas, así que si te pilla por ahí, empieza a leer por el principio y si te pilla en casa espérate.

Como dice un amigo, “Uno no corre cuando hace frío, calor o viento, sino que cuando corre hace frío, calor o viento”. La frase es un poco legionaria, pero hay que reconocer que está bien.

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