viernes, 29 de abril de 2011

Mundo real, mundo virtual

A veces pienso que la raza humana ha sido abducida por el mundo de las pantallas, que nos muestran un mundo feliz sin salir de casa. Vamos, que nos hemos vuelto gilipollas.

Jueves, 28 de Abril de 2011, a eso de las 10:00 de la mañana, Madrid, unos quince grados, sin viento apenas y cielo despejado. Si uno no tiene otros deberes es el día perfecto para hacer deporte ¿no? Ese día me fui por el carril bici por la zona norte de Madrid (Montecarmelo, Tres Olivos, Sanchinarro, Las Tablas…). Lo sé, el carril bici por esa zona está petado…los fines de semana, pero entre semana van cuatro gatos, con lo que gran parte de las contras desaparecen (salvo la chapuza de tener que ir por la mediana, afortunadamente por la calzada se va mucho mejor y sin tráfico).

Estos días la zona de Montecarmelo tiene unas vistas espectaculares: el Monte del Pardo se ve pletórico, huele a primavera con una intensidad indescriptible. Romero, mimosas, lavanda, amapolas… si vas en bici o corres por la zona sabrás de lo que hablo. Si no vas, pero vas en bici o corres, te podrás hacer una idea del placer que da hacer ejercicio en esas condiciones.

¿Qué a qué viene el primer párrafo? Justo en frente de la carretera que sube al Pardo hay un mastodóntico gimnasio, con unas cristaleras enormes orientadas hacia el Monte del Pardo. Al pie de las cristaleras hay hileras de cintas de correr y de bicis estáticas con sus teles de plasma. Y con gente corriendo o pedaleando encima de ellas. Con ese monte ahí al lado y te vas a correr a una cinta…

El gimnasio te quita el frío del invierno, el calor del verano, los vientos que anuncian el cambio de tiempo, la lluvia en la cara. Puedes correr en un ambiente isotérmico, aséptico y desinfectado durante todo el año al lado del macizorro o el pivón de turno, pero ¿y el placer de sentir cómo cambia el tiempo? Sentir cómo llega la primavera, cómo se termina para dar paso a un verano con interminables atardeceres en los que se puede ir en bici sin pensar en que se va a hacer de noche, cómo pisas las hojas que caen en otoño o cómo crepita el hielo por la mañana en invierno te hace disfrutar aún más de la carrera, a pesar de la mierda en el aire de Madrid.

Pasarlas putas mientras subes esa cuesta que se te resiste, meterle caña cuando vuelves ya cuesta abajo, curva a izquierda, puente sobre la M40, correr al lado de un río/canal…

Como dice la canción, Have you ever seen the rain? Si estás en el gimnasio de marras la podrás ver desde el cristal, pero ¿sentirla? Lo dudo. Ponte un cortavientos y una gorra para el agua y sal. Verás como no te mojas apenas y cómo tienes la cara al volver. Hidratada no, super-hidratada.


¿Qué hay poco tiempo? Mira en la pantallita la distancia “recorrida” sin moverte del sitio. ¿Tres kilómetros en veinte minutos? Sal a la calle y corre 1,5 kms y vuelve, verás lo lejos que llegas y cuántas ganas de ir más lejos tienes nada más llegar.

¿Algún motivo más para correr en la cinta? Ah, es que a mediodía dan ese documental de naturaleza que podemos ver en la pantalla de la cinta con los auriculares mientras corremos. ¡Qué casualidad! Hoy en Telemadrid están dando un documental sobre la fauna en el Monte del Pardo. Mundo virtual. La puta pantalla de marras.

Enviado desde mi pecé.

2 comentarios:

  1. Soy al primero que le gusta disfrutar del silencio que te otorga una buena extension de terreno sin urbanizar, cada vez mas dificil de localizar en esta expansion masiva del ser humano, no hace muchos años que iba al gimnasio, tardes y tardes entre muros, machacando esas cintas de correr las cuales me destrozaron los tobillos, estas cintas miraban a un espejo.

    Poco a poco vas notando una sensacion de claustrofobia importante y sobre todo, pagar por hacer deporte? Pagar por hacer deporte encerrado? No gracias.

    Los parques son muy grandes, la bici nos facilita llegar a esas extensiones de terreno sin urbanizar.

    Una ruta en bici que me encanta por Madrid es la que te lleva desde la Casa de campo hasta Colmenar Viejo atravesando un buen trozo de el Pardo.

    Los gimnasios se han vuelto demasiado elitistas, cuando yo iba, eran salas cuadradas repletas de acero, ahora lo primero que te dan son las chanclas, las toallas y la programacion televisiva, aparte de tener que contratar a un "personal trainer", a la mierda hombre!!!

    Y creo que hay pocas cosas que me gusten mas que el olor de la primavera naciente... lo mismo es cosa mia, pero es algo que se deja oler en medio de la mierda de aire que tenemos en esta gran urbe, y que segun Ana Botella...no es tan malo como para enfermar.

    Un saludo!!!
    PD. Menuda parrafada

    ResponderEliminar
  2. ja, ja!! el antes y el después de los gimansios pueda dar para un post (y eso que ahora no los frecuento xq tengo la suerte de poder ir a casa a mediodía).

    ResponderEliminar