sábado, 14 de mayo de 2011

San Isidro en la Seguridad Social

No me cabe la menor duda de que el Ministerio de Sanidad se preocupa por el estado general de la salud de los ciudadanos. Lo que no sabía es que la Seguridad Social también se preocupara porque hiciéramos más deporte, programándonos entrenamientos cruzados, novedosa técnica de entrenamiento que básicamente consiste en combinar entrenamientos con deportes diferentes pero normalmente complementarios (como el running y la bicicleta).

Me explico: el viernes pasado fui a hacer una gestión a la Seguridad Social, en su oficina de García Noblejas (Madrid). Fui en bici (8 kms de ida y otros tantos de vuelta, total 20-25 minutos), aparte de por convicción porque no había otra (el transporte público transversal funciona como el culo, e ir en coche es un infierno por el aparcamiento, que lo tienes que dejar como Homer Simpson, al lado de casa y teniendo suerte), “disfrutando” del “carril-bici” de dicha calle (acera pintada de rojo, de no más de 0,60 metros de anchura, invadida por motos aparcadas, cubos de basura, sombrillas de terrazas… me río yo del trail… este carril sí que ofrece emociones).

Juro que lo tenía todo: el certificado de empresa que me había servido en otras ocasiones, fotocopias varias de documentos personales, la blanca y el carnet del Blockbuster. Después de esperar mi turno turno, me dirijo al puesto asignado y la funcionaria de marras, después de revisar toda la documentación, me espeta “¡¡¡uuuuuuyyyyyyy!!! Pero si tu empresa no le ha puesto un sellito… no sé cómo se empeñan en no ponerlo” yo, incrédulo, le respondo “verá, somos 30.000 empleados, muchos de los cuales hemos traído al mundo contribuyentes que pagan su sueldo, seguro que está bien”. “¡No!, esto es una fotocopia, y me puedes engañar” “¿en qué, en la base de cotización que puedes leer en tu aplicación (para ello hay que cerrar el Hola.com), en la fecha de baja que te comunica mi empresa?..””Hace falta un sello”. Total, viendo que había entrado en un bucle de difícil solución y que empezaba a exhalar humo por las orejas, nariz y boca opté por irme. “Si vienes la semana que viene recuerda que la jornada es reducida por San Isidro” “¿Más aún?”. Y ahí que dejo a la funcionaria, que tenía una cara como la de la niña del exorcista ante los retortijones que le producía una semana de estreñimiento.

Como en el artículo de Larra le faltó decirme “Vuelva usted mañana”.

En fin para darle un poco más de cancha y que se repusiera del susto, el jueves de la semana siguiente me presento en la oficina con mi bici. A pesar de ser la semana de San Isidro, no hay un chulapo con un organillo en la puerta de la Seguridad Social. En la oficina no hay verbena, ni una mala cinta con chotis. No hay farolillos, sólo carteles de sindicatos y fotos de la playa de Santander. La música ambiental es de ascensor. No hay rosquillas, no huele a chocolate, sino a ambientador barato, y mi funcionaria favorita no viene vestida de chulapa ni con un triste clavel reventón en el ojal. ¿no era San Isidro?. Esta vez lo llevo todo, lo mira, lo revisa. Ve en su pantalla que la información de mi empresa es correcta. Y aquí que empieza a convulsionar, pero sin echar espuma por la boca. ¿Retortijón? Oliendo que el ambientador se difuminaba (y no precisamente por el olor a churros que el segurata estaba cocinando) empiezo a pensar que sí, y lo que antes era truño-como-puño enquistado ahora es más etéreo, y se le ilumina la cara con una felicidad indescriptible y empieza a cantar “Walking on sunshine” en versión chotis, que para eso es San Isidro; ¡¡hasta me regala una fotocopia!!

Está visto que las barritas de All-Bran obran milagros. Así que me fui contento en mi bici al curro, con mi entrenamiento cruzado semanal realizado casi sin quererlo por obra y gracia del exceso de celo (profesional) de una funcionaria.


Por si alguien quiere visualizar el contenido de mi peripecia, tenéis un ejemplo en este vídeo de yutú:





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