jueves, 16 de junio de 2011

Modo Verano

En temas deportivos me encuentro en Modo Verano. Dadas las temperaturas propias de la época, tan sólo puedo salir a correr por la mañana (a mediodía como que no, y por la tarde noche, tampoco), a eso de las 7:15-7:20.

Eso sí, nada de trabajo específico. Levantarse a esas horas ya supone un esfuerzo lo suficientemente importante como para encima plantearse seriamente hacer trabajo de series o intervalos anaeróbicos. Además tampoco ayuda mucho el hecho de que no haya apenas carreras a la vista que supongan un reto en forma de Marca.

Se podría decir (recurriendo a una manida metáfora) que cuando se corre a esas horas de la mañana uno ve cómo la ciudad se va despertando, pero es mentira. La ciudad lleva despierta un buen rato, y está cabreada. Cabreada porque, a pesar de que son las 07:30 de la mañana hay un atasco del copón entre Vallecas y Coslada. O en los túneles de El Pardo. O el acceso por Príncipe Pío. O… en cualquiera de los trayectos. Cabreada porque sabe que a la vuelta, diez ó doce horas más tarde, seguirá el mismo atasco pero en dirección contraria.

Cuando voy hacia el JC1 y veo cómo está el tráfico me doy cuenta de cuan diferente es levantarse por gusto a las siete menos algo de levantarse por cojones a las seis y pico. Al fin y al cabo, yo sólo tengo que ponerme las zapas y a correr, y cuando termine duchita y cinco-diez minutos de bici y al curro. Ración de endorfinas por la mañana y a currar. En esos momentos te das cuenta de cuánta filosofía había en esas pegatinas de los años 90 que decían: “Hoy hace un día precioso; seguro que viene algún gilipollas y lo jode”. Qué diferencia con la adrenalina que produce meterse en el atasco. Es como empezar con un 1-0 (te tienen que remontar para ponerte de mala hostia) ó palmando 0-1 (tú eres el que tiene que remontar la mala leche).

¿Ritmos? Según el día, lo que me pida el cuerpo. Los más “anaeróbicos” los estoy haciendo a 4:39-4:42 (diez segundos por encima de lo normal), mientras que los aeróbicos en torno a 5:00-5:10. Las ppm, en consecuencia, a 145/147-138/140. Vamos, lo que viene a ser un troticochineo.

¿Tiempo/distancia? Independientemente de los ritmos, más o menos 10-12 kms, dependiendo de lo que zanganee antes de salir de la cama.

¿Sensaciones? Inmejorables. A esas horas de la mañana, con esa temperatura, humedad, olores y la soledad del parque sólo rota por los pocos runners, ciclistas, jardineros y la población autóctona del parque (conejos, ardillas, patos, tortugas y demás fauna), el placer de correr por la carrera en sí misma es aún mayor. Tanto que la horita escasa que corro se me hace corta. ¿Volver para ir a currar? ¡Qué putada, mi brigada!

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