viernes, 3 de junio de 2011

Como los Gremlins

Una de las películas de referencia de la generación de los 70 fue Los Gremlins, simpáticos bichitos que no (se) podían mojar ni comer después de medianoche, porque se reproducían y se ponían de mala leche. Esta película ha calado hasta extremos insospechados en la población urbanita, porque no hay circunstancia que altere más la vida diaria que la lluvia, o la mera amenaza de la misma. Ni Gürtel, ni el niño de Chaves ni que La Unión Europea vaya a intervenir a España.

El viernes pasado por la tarde estaba cayendo un tormentón del copón en Madrid, justo cuando los pocos gilipollas que no tenemos jornada partida nos disponíamos a salir.

A eso de las 18:00 decenas de personas se agolpaban en la puerta de mi empresa (perdón, de la empresa en la que trabajo) a la espera de que dejara de llover, paralizadas por la contemplación de la lluvia que les amenazaba con una segura generación de esporas que crearían nuevos clones a su imagen y semejanza (menuda tragedia).

“¡¡Oh, está cayendo una tormenta!” (menudo ejercicio de perspicacia de la rubia de turno).
“Sí, lo que habían dicho en el tiempo” (el del listo que se la quiere calzar).
“¡Qué pena, nos tendremos que quedar un poco más!” (la que ha ido a mediodía a la pelu).
“¡Cómo mola, una tarde entera de viernes en la oficina, con la fotocopiadora para nosotros solos!” (el pelota de turno que, casualidades de la vida, termina su jornada laboral a la vez que el jefe).
“¿Alguien tiene un paraguas?” (sí, para dejártelo a ti).
“Yo tengo uno en el coche” (y yo un botijo que echa el agua muy fresquita).
“Pero eso es como el que tiene un tío en Graná, que ni tiene tío ni tiene ná” (=te jodes).
“Con la que está cayendo, y el aire, el paraguas no te sirve para nada” (= aunque lo tengas, te jodes).
“Pues nada, fumando espero, tictac, que es viernes y me encanta estar en la puerta del curro”.

Uno, que sí se ve el tiempo, mete en la mochilita multiusos esa que tenemos para las compras un pantalón de agua y un cortavientos pedorro del Decartón por la mañana.

“¡Oh, mira ése en bici, se va a mojar, que pena!”

Pena la tuya, capullo, que un viernes por la tarde te quedas como un gilipollas en el curro mandando mensajes estúpidos en el feisbuc que nadie va a responder hasta que el lunes por la mañana lo vean en el curro, y el menda lerenda que se da el piro.

AL final llego a casita, y, oh sorpresa, la ropa está seca (para eso está el cortavientos y el pantalón), sin importarme una mierda cuando escampe para poder ir a casa. LO que sí tendré que hacer es dejarme un chubasquero y un pantalón de agua de reserva en la ofi, de esos de 10 pavos el puñao. Por si me pierdo el tiempo.

Viéndolo en perspectiva, los Gremlins eran mucho más avanzados evolutivamente hablando que los humanos, ya que, comamos o no antes o después de la medianoche seguimos poniéndonos de mala hostia por cualquier gilipollez.

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