jueves, 19 de mayo de 2011

Entrenamiento Cruzado

Mi amiga funcionaria me ha hecho redescubrir el gusto y las bondades del entrenamiento cruzado. El domingo pasado, bien prontito (a partir de las diez el carril bici está petado), agarré mi bici para meterle caña durante un par de horas. Nada más salir, una leche en el pecho de siete grados “¡¡hooooohtia, que frío!”; pero como uno es como es (y tiene el chip runner de empezar a sudar a los cinco minutos) tiré p’adelante, eso sí, pedaleando “ero, os, ero, os” y cantando “soy un novio de la muerte que va a unirse en lazo fuerte con tal leal compañera”. Afortunadamente, el primer tramo era de subida, con lo que tardé más o menos poco en entrar en calor (unos seis kilómetros de nada, vamos, que lo hice casi sin respirar).

En una de esas rectas de Montecarmelo noto que los brazos van para abajo, con el manillar… y mi cuerpo se queda en el sitio, con el cuadro de la bici. “¡¡¡¡otiaputa! ¿qué coño pasa?” Pasa, gilipollas, que no has revisado en meses los tornillos de tu bici. Mucho mirar los frenos, la cadena y los enganches de la rueda (lo cual es necesario), así que ahora te jodes y te buscas la vida, que estás a nueve kilómetros de casa.

Afortunadamente, y siendo domingo, hay muchos ciclistas samaritanos. ¿A quién pedirle el favor? Desde luego, al que tiene una bici muy nueva, no, que la está estrenando. A la de la bici rosa con transportín y alforjas, descartado; ésa tiene demasiado con que no se le muevan mucho los pendientes a juego con la pulsera y con las gafas de sol fashion de mercadillo (aparte de las sombras de ojos y el pintalabios, ¿qué coño llevará en las alforjas? ¡¡que el carril bici no es el Camino de Santiago!!).

Hay que buscar a quien lleve una bici curtida en mil batallas, y preferentemente una muntainbaic, que son las que más se joden por esos caminos de tierra y pueden precisar una labor rapidita de chapa, pintura y puesta a punto. Y a la primera, oye, asalto a un guiri que me presta su Allen del seis ¡¡¡y me pide perdón porque la herramienta estaba vieja!!! Uno, que ha hecho la mili, sabe que en la guerra cualquier agujero es trinchera, y que, por tanto, cualquier herramienta, por muy vieja que esté te saca del apuro en un momento dado.

Dejando aparte esta incidencia, la salida globera se concretó en cuarenta kilómetros en casi dos horas, con una “estratoférica” media de casi 22 km/h. El día siguiente, con mis cuádriceps y glúteos estirados por el ejercicio del día anterior, “volé” a 4:34 el kilómetro en el JC1, con unas más que aceptables 153ppm (nada que ver con los tiempos discretos de la semana anterior. Y es que el calor se nota mucho.

Esta semana igual tengo que volver a ver a mi funcionaria favorita, a ver qué me falta esta vez. ¿el libro de firmas de la primera comunión? Por si acaso me lo llevo.

A partir de ahora no se me olvidará (además) la navaja multiusos del decartón. Recopilando: llevo móvil, casco, veinte pavos por si acaso, pañuelos de papel (por si se sale la cadena cuando uno va al curro), herramienta, bomba de aire… vamos, McGyver haría con todo ésto y una bolsa de sugus una bomba de uranio empobrecido.

Qué tiempos aquéllos en los que se salía con veinte duros, y no precisamente para llamar.

2 comentarios:

  1. te vendria bien un llavero commo el que tiene juan, que es un mini destornillador abatible.....y unas alforjas pa meter todo lo q llevas hijo

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  2. las alforjas vienen bien para el mariconismo del ciclismo urbano (en el q m incluyo) o del biciturismo, pero no cuando se le mete caña a la bici. lo otro lo tengo, "HIJA".

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