lunes, 7 de febrero de 2011

Hay que ser gilipollas

Mira que llevo ya unas pocas carreras para cometer un error como el del pasado jueves. No se me ocurrió otra cosa que esprintar al final de la carrera, para bajar una media de unos impresionantes 4:46 a una estratoférica de 4:45, batiendo de paso cualquier récord de Gebreselassie. Pues no, gilipollas de mí y a pesar de que durante la carrera me noté alguna molestia en los isquios (lo que antes era el bíceps femoral), esprinté en los últimos 500 metros, con el objetivo de hacerlos en dos minutos en lugar de los 2:25 que, por media tendría que haber hecho. Plas, plas, un aplauso. Premio para el caballero. Premio al más gilipollas. Por principio no se debe esprintar en el tramo final del entrenamiento, sobre todo si has notado alguna molestia durante el mismo. En una carrera, y para conseguir una buena marca vale, pero así porque sí, como que no. Aporta menos que Valdano al Madrid. Pura mierda.

¿Aburrimiento, voluntarismo? Más bien lo primero. Justo cuando llegaba a casa, pinchazo en el muslo derecho; hala fiera, a casa andando como Chiquito. Menos mal que sólo ha sido un pinchazo, cuatro ó cinco días y a correr. Eso sí, sin hacer el gilipollas.

Por cierto, y hablando de Valdano, una encuestita al canto.

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