miércoles, 16 de febrero de 2011

Recaída

Si es que me flipo yo sólo. Como el domingo pasado corrí sin apenas molestias, ayer me bajé al parque a correr esos 45 minutos que tan bien me sientan por ser entre semana y a mediodía, rompiendo por completo la rutina laboral diaria. Tras un estiramiento intensivo de los isquios para prevenir más lesiones, me pongo a correr. El primer kilómetro bien, como el segundo, a un ritmo lento pero constante y creciente: 4:55 y 4:50. Es en el tercero cuando empiezo a notar esa desagradable sensación de carga, sobre todo en las cuestas arriba, por lo que decido parar en seco y andar para casa. Será aprensión, prevención o miedo, el caso es que, or si acaso, me fui andando.

Una pena, porque la díscola meteorología obedeció las órdenes de la Botella y decidió alejar la mierda de Madrid, ora a Alcalá ora a Aranjuez, versión global y tridimensional del viejo truco de esconder la basura debajo de la alfombra: lo que no se, no existe. Ojalá La Patrulla X (o, como dicen los pedante, los X-Men) existiesen, seguramente esta tipeja (estoy convencido de que es una mutante) le quitaría el puesto a Tormenta.

En fin, que hoy intentaré correr de nuevo a mediodía, sin fliparme, siempre y cuando la borrasca ordenada por Tormenta/Botella lo permita . Está visto que hay que ir un poco más despacio durante una temporada y ya está, por lo que trabajaré mi umbral aeróbico, ése en el que la energía que se quema es mayoritariamente grasa.

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