lunes, 14 de febrero de 2011

La Ley de la Botella

Cuando jugábamos al fútbol de niños (más mal que bien, en mi caso), una máxima que se respetaba a rajatabla era “La Ley de la Botella”: “el que la tire a a por ella”. Hoy en día, la Ley de la (señora) Botella se ha tornado en un “te jodes como Herodes” o “Si te molesta (la contaminación), tira de ésta”. ¿Qué te molesta la contaminación? Pues eso, te jodes.

A pesar de la inacción política en materia ambiental (meto en el mismo saco a todos), el domingo salí a correr y por fin tuve una salida sin molestias en el isquio. Tempranito, me bajé a estirar tranquila y concienzudamente, algo que, por lo general, no hago. Tras un par de kilómetros al trantrán cerca de casa, por Villarrosa, y viendo que no tenía molestias, me fui por el carril bici hasta el JC1, parque de referencia de mis salidas dominicales y desde el que se divisa nítidamente la mierda en el cielo de Madrid (circunstancial, ojo, nada consustancial, que hay mucho mal pensado o que no sabe leer entre líneas como consecuencia de la LOGSE o de una sobredosis continua de Sálvame/La Noria).

Las sensaciones musculares eran buenas, no tanto las respiratorias. Me notaba un poco pesado, como cansado, con unos ritmos discretos para el esfuerzo que iba realizando: 5:11 por kilómetro, con 144ppm no es ni mucho menos, mi ritmo de crucero habitual (a ese ritmo debería estar en 4:50-4:55). Será que somatizo (o “sodomizo” como dirían en “Los Serrano”), pero el caso es que creo que es una consecuencia de la mierda aérea. Al menos llegué a casa sin pedir la hora y sin signos de dolor/sobrecarga muscular.

En contra de lo que dicen nuestros insignes prebostes municipales, pienso que la mierda aérea de estos días tiene “algo que ver” en el (poco) rendimiento deportivo. Al fin y al cabo, es de cajón que si hay más mierda en el aire ésta desplace al oxígeno.

No soy químico, lo sé, pero tampoco soy gilipollas cuando intentan convencerme que la calidad del aire que respiro es mejor que la de hace diez años, o de que me asfixia más el paro que el aire… hombre/mujer (corrección política al canto), el paro me preocupa, me inquieta, me enerva que no se haga nada al respecto y que nuestros insignes dirigentes se crucen de brazos y se acusen unos a otros con el “y tú más” y cosas similares retrotayéndose a lo que (no) hicieron los otros cuando Franco era cabo. Coño, es que la perla que soltó la que puede ser la alcaldesa de Madrid no es buena ni como metáfora.

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