miércoles, 16 de marzo de 2011

Como un toro


El desecrebrado de Jesulín siempre encontraba una similitud entre los toros y cualquier cosa (o más bien al revés, que todo se parecía a un toro).

No obstante, el símil más común que todos solemos utilizar es el de encontrarse muy fuerte cuando uno se encuentra como un toro, y es así como me encontré en mi rodaje dominical.

Con una mañana fresquita, tres grados en el JC1, y con el recuerdo de la nevada que no cuajó en Madrid capital el viernes anterior, me fui a paso de legionario para allá.

Los ritmos, tranquilos al principio, fueron “in crescendo”: de un ritmo medio de 5:05 los tres primeros kilómetros (con un perfil prácticamente descendente), pasé a otro de 4:55 los tres siguientes (Mortirolo incluido), 4:50 del 7 al 9 y 4:53 del 10 al 12 y 4:55 los tres últimos. Vamos, un rodaje de manual en cuanto a la progresión, pero mejor de lo esperado. Quince kilómetros en poco menos de hora y cuarto, tiempo máximo de utilidad de un rodaje y a partir del cual no te aporta nada el extenderte más allá salvo que estés preparando un maratón y te encuentres en las semanas finales.

Los dos rodajes anteriores los hice a 5:12 y a 5:17 con unas ppm similares, lo que da una medida de la calidad del rodaje. Es cierto que el domingo pasado hizo algo de aire, y que el anterior estaba saliendo de una lesión, pero 20 segundos para un nivel de esfuerzo similar no lo explica todo.

Y por la tarde, doblete. Pero esta vez con balón.

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